/ jueves 30 de julio de 2020

Crónica del poder │ Victimizarse para revertir efectos

En las postrimerías del gobierno de Arturo se presentó el escenario de guerra sucia que Ricardo Monreal revive 22 años después, para utilizarlo como estratégico instrumento en su lucha por recuperar el Palacio de Gobierno de Zacatecas para alguno de su hermanos, el Coordinador Nacional de Ganadería, David Monreal o el alcalde de Fresnillo, Saúl Monreal, los que han manifestado abiertas aspiraciones a suceder a Alejandro Tello, bajo la bandera del Partido Morena, lo que sería una tercera alternancia.

Mariano Palacios Alcocer era el dirigente nacional del PRI, quien con Romo Gutiérrez vetaron la candidatura a gobernador del entonces diputado federal Ricardo Monreal Ávila. El político fresnillense ya había realizado una campaña a diputado que más lo fue para gobernador, habiendo logrado un vigoroso posicionamiento con garantía de victoria electoral, pero no lo dejaron argumentando ese perverso argumento de "sus relaciones con el narcotráfico". Genaro Borrego Estrada ya había lanzado el "no se hagan bolas" el candidato es Pepe Olvera, y así fue, desplazando a Monreal, que pronto operó para refugiarse en el PRD, dirigido por Andrés Manuel López Obrador, quien dio su respaldo para la postulación a la gubernatura. Aquí empezó esa reciprocidad de lealtades y complicidades políticas entre Ricardo Monreal y López Obrador.

El desenlace ya lo sabemos, con el impulso de su movimiento social el llamado "monrealismo", logró una contundente victoria, la primera alternancia estatal y también la primera gubernatura conquistada por el Partido de la Revolución Democrática. A pesar de los pesares, el Presidente Ernesto Zedillo debió doblarse para evitar un posible fraude electoral.

Efectivamente, desde las trincheras periodísticas se observó esa llamada guerra sucia con la que los priistas pretendían contener a su excorreligionario, que como suplente de Romo ascendió por primera vez al Senado; fue una versión repetida una y mil veces en los medios impresos, la radio y la televisión; sin embargo, el efecto se revirtió y la victimización funcionó para provocar un mayor apoyo de los ciudadanos en las urnas, y el 12 de septiembre de 1998, Ricardo Monreal asumió la gubernatura para empoderar a sus cuadros y crear una corriente de políticos que más tarde estuvieron y hasta hoy, están diseminados en los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

En sus expresiones del fin de semana, Ricardo Monreal no dijo los nombres, pero condenó a los gobernadores Amalia García y Miguel Alonso Reyes, porque supuestamente continuaron manejando la misma estrategia de vinculación con el narco, para dañar su imagen política en crecimiento y la de su familia. Seguramente que por eso, le sobran razones para reivindicar su apellido y ejercer acciones penales en contra de los que promovieron La infamia.

"El amor con amor se paga"

Sin embargo, en su trayectoria legislativa que ha sido plural y valiosa, su crítica nunca tuvo límites sobre los gobiernos de Amalia García, a la que empujó a la victoria electoral aunque hubiera desplazado a su gallo Tomás Torres Mercado; y de Miguel Alonso Reyes, quien fue su Secretario Particular y un activo con fuerza y carisma personal. Así por ejemplo, desde los espacios periodísticos se observó que Monreal no les dio tregua durante los dos sexenios, más a ella porque, quién no recuerda aquel informe del Presidente Municipal de Fresnillo, David Monreal, cuando a la gobernadora le espetó aquel grito que ya es de guerra: ¡Amor con amor se paga!

En las postrimerías del gobierno de Arturo se presentó el escenario de guerra sucia que Ricardo Monreal revive 22 años después, para utilizarlo como estratégico instrumento en su lucha por recuperar el Palacio de Gobierno de Zacatecas para alguno de su hermanos, el Coordinador Nacional de Ganadería, David Monreal o el alcalde de Fresnillo, Saúl Monreal, los que han manifestado abiertas aspiraciones a suceder a Alejandro Tello, bajo la bandera del Partido Morena, lo que sería una tercera alternancia.

Mariano Palacios Alcocer era el dirigente nacional del PRI, quien con Romo Gutiérrez vetaron la candidatura a gobernador del entonces diputado federal Ricardo Monreal Ávila. El político fresnillense ya había realizado una campaña a diputado que más lo fue para gobernador, habiendo logrado un vigoroso posicionamiento con garantía de victoria electoral, pero no lo dejaron argumentando ese perverso argumento de "sus relaciones con el narcotráfico". Genaro Borrego Estrada ya había lanzado el "no se hagan bolas" el candidato es Pepe Olvera, y así fue, desplazando a Monreal, que pronto operó para refugiarse en el PRD, dirigido por Andrés Manuel López Obrador, quien dio su respaldo para la postulación a la gubernatura. Aquí empezó esa reciprocidad de lealtades y complicidades políticas entre Ricardo Monreal y López Obrador.

El desenlace ya lo sabemos, con el impulso de su movimiento social el llamado "monrealismo", logró una contundente victoria, la primera alternancia estatal y también la primera gubernatura conquistada por el Partido de la Revolución Democrática. A pesar de los pesares, el Presidente Ernesto Zedillo debió doblarse para evitar un posible fraude electoral.

Efectivamente, desde las trincheras periodísticas se observó esa llamada guerra sucia con la que los priistas pretendían contener a su excorreligionario, que como suplente de Romo ascendió por primera vez al Senado; fue una versión repetida una y mil veces en los medios impresos, la radio y la televisión; sin embargo, el efecto se revirtió y la victimización funcionó para provocar un mayor apoyo de los ciudadanos en las urnas, y el 12 de septiembre de 1998, Ricardo Monreal asumió la gubernatura para empoderar a sus cuadros y crear una corriente de políticos que más tarde estuvieron y hasta hoy, están diseminados en los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

En sus expresiones del fin de semana, Ricardo Monreal no dijo los nombres, pero condenó a los gobernadores Amalia García y Miguel Alonso Reyes, porque supuestamente continuaron manejando la misma estrategia de vinculación con el narco, para dañar su imagen política en crecimiento y la de su familia. Seguramente que por eso, le sobran razones para reivindicar su apellido y ejercer acciones penales en contra de los que promovieron La infamia.

"El amor con amor se paga"

Sin embargo, en su trayectoria legislativa que ha sido plural y valiosa, su crítica nunca tuvo límites sobre los gobiernos de Amalia García, a la que empujó a la victoria electoral aunque hubiera desplazado a su gallo Tomás Torres Mercado; y de Miguel Alonso Reyes, quien fue su Secretario Particular y un activo con fuerza y carisma personal. Así por ejemplo, desde los espacios periodísticos se observó que Monreal no les dio tregua durante los dos sexenios, más a ella porque, quién no recuerda aquel informe del Presidente Municipal de Fresnillo, David Monreal, cuando a la gobernadora le espetó aquel grito que ya es de guerra: ¡Amor con amor se paga!