/ martes 26 de mayo de 2020

Crónica del poder │ Zacatecas no confía, el Presidente no responde

La creciente ampliación de la masa de enemigos de la Cuarta Transformación, ha obligado al Presidente Andrés Manuel López Obrador, a una estrategia de aniquilación de adversarios y en medio de la crisis por la pandemia, aprovecha y procede para vencerlos desde ahora y no esperar al 2021, y en el bando contrario se hallan los emisarios del pasado, los neoliberales y conservadores, que son todos los que le critican y cuestionan, agarra parejo y no admite distinciones, y menos si se trata de periodistas y comunicadores que alguna vez lo criticaron.

En este contexto, la semana anterior conocimos resultados del sondeo o encuesta realizada por el INEGI, donde se ilustra cómo Zacatecas es el estado donde menos confían en el gobierno del Presidente López Obrador, con apenas el 43. 7 por ciento de preferencias, el índice más bajo en el país, por aquello del desamor, y porque en la elección de Miguel Alonso y luego de Alejandro Telllo, Zacatecas se perfiló como el primer estado priista del país, lo que se puede interpretar, que por eso no tiene aprecio por Zacatecas y le regatea la entrega de recursos presupuestales que le corresponden y los que deben ser considerados como extraordinarios por la embestida de la pandemia.

La fascinación del Presidente por la comunicación directa con la gente, le ha generado un cotidiano impulso hacia una grandeza de poder, que lo proyecte inefable e infalible, y con la más sublime imagen, que para la población lo perciba inolvidable, incontrovertible e imbatible. Por ese poder alcanzado, ya se ha conformado un equipo de glosadores y aduladores, que más lo agigantan y endurecen para solo construir y crear sus realidades, sin ver otras diferentes y hasta contrarias a sus posturas y concepciones, un comportamiento comunicacional y de opinión, que no es de ahora, sino que siempre ha prevalecido en el entorno presidencial, sean de derecha, del centro o de izquierda.

Visto así el escenario actual en el Palacio Nacional, lo más difícil para los gobernadores y gobernados, es encontrarle el modo o estilo al Presidente, y acoplarse a ese carácter necio, sorprendente y avasallante, que no admite otras versiones ni opiniones. En otras palabras o como coloquialmente se dice, "aquí solo mis chicharrones truenan".

En este sentido, son pocos en el gabinete los que lo entienden o se adaptan a su muy particular estilo, entre ellos Marcelo Ebrard, Hugo López-Gatell, Manuel Bartlett, Rocío Nahle y Claudia Sheinbaum; y obvio, Ricardo Monreal, por ser el más ilustre camaleón político, su máximo operador y defensor de los principios y objetivos de la Cuarta Transformación. De manera que Alejandro Tello, a veces o de vez en cuando, parece ser consecuente con las políticas presidenciales y aprovecha para transmitirle las demandas de los zacatecanos, por una mayor aportación de recurso presupuestales, para enfrentar la pandemia y apuntalar la recuperación económica, peticiones que al parecer ni ve ni oye, "se hace que la virgen le habla."

La gubernatura es el motivo de fondo

Y con esa orientación, el Presidente debe actuar desde ya o desde ayer, porque dicho sea con realismo, sus vasallos o escuderos en esta batalla, no ofrecen expectativas de victoria electoral. Así lo ven e interpretan los zacatecanos que a diario observan los comportamientos tibios, delirantes, hasta desconcertantes y contradictorios de los aspirantes David Monreal, Geovanna Bañuelos o José Narro, de manera que frente a esos titubeos que exhiben inseguridad y división, más sobresalen las figuras siempre fieles y leales de Saúl Monreal, Luis Medina, Javier Calzada y Ulises Mejía, dispuestos a batirse hasta el último momento y hasta el último hombre. Así los vemos.

La creciente ampliación de la masa de enemigos de la Cuarta Transformación, ha obligado al Presidente Andrés Manuel López Obrador, a una estrategia de aniquilación de adversarios y en medio de la crisis por la pandemia, aprovecha y procede para vencerlos desde ahora y no esperar al 2021, y en el bando contrario se hallan los emisarios del pasado, los neoliberales y conservadores, que son todos los que le critican y cuestionan, agarra parejo y no admite distinciones, y menos si se trata de periodistas y comunicadores que alguna vez lo criticaron.

En este contexto, la semana anterior conocimos resultados del sondeo o encuesta realizada por el INEGI, donde se ilustra cómo Zacatecas es el estado donde menos confían en el gobierno del Presidente López Obrador, con apenas el 43. 7 por ciento de preferencias, el índice más bajo en el país, por aquello del desamor, y porque en la elección de Miguel Alonso y luego de Alejandro Telllo, Zacatecas se perfiló como el primer estado priista del país, lo que se puede interpretar, que por eso no tiene aprecio por Zacatecas y le regatea la entrega de recursos presupuestales que le corresponden y los que deben ser considerados como extraordinarios por la embestida de la pandemia.

La fascinación del Presidente por la comunicación directa con la gente, le ha generado un cotidiano impulso hacia una grandeza de poder, que lo proyecte inefable e infalible, y con la más sublime imagen, que para la población lo perciba inolvidable, incontrovertible e imbatible. Por ese poder alcanzado, ya se ha conformado un equipo de glosadores y aduladores, que más lo agigantan y endurecen para solo construir y crear sus realidades, sin ver otras diferentes y hasta contrarias a sus posturas y concepciones, un comportamiento comunicacional y de opinión, que no es de ahora, sino que siempre ha prevalecido en el entorno presidencial, sean de derecha, del centro o de izquierda.

Visto así el escenario actual en el Palacio Nacional, lo más difícil para los gobernadores y gobernados, es encontrarle el modo o estilo al Presidente, y acoplarse a ese carácter necio, sorprendente y avasallante, que no admite otras versiones ni opiniones. En otras palabras o como coloquialmente se dice, "aquí solo mis chicharrones truenan".

En este sentido, son pocos en el gabinete los que lo entienden o se adaptan a su muy particular estilo, entre ellos Marcelo Ebrard, Hugo López-Gatell, Manuel Bartlett, Rocío Nahle y Claudia Sheinbaum; y obvio, Ricardo Monreal, por ser el más ilustre camaleón político, su máximo operador y defensor de los principios y objetivos de la Cuarta Transformación. De manera que Alejandro Tello, a veces o de vez en cuando, parece ser consecuente con las políticas presidenciales y aprovecha para transmitirle las demandas de los zacatecanos, por una mayor aportación de recurso presupuestales, para enfrentar la pandemia y apuntalar la recuperación económica, peticiones que al parecer ni ve ni oye, "se hace que la virgen le habla."

La gubernatura es el motivo de fondo

Y con esa orientación, el Presidente debe actuar desde ya o desde ayer, porque dicho sea con realismo, sus vasallos o escuderos en esta batalla, no ofrecen expectativas de victoria electoral. Así lo ven e interpretan los zacatecanos que a diario observan los comportamientos tibios, delirantes, hasta desconcertantes y contradictorios de los aspirantes David Monreal, Geovanna Bañuelos o José Narro, de manera que frente a esos titubeos que exhiben inseguridad y división, más sobresalen las figuras siempre fieles y leales de Saúl Monreal, Luis Medina, Javier Calzada y Ulises Mejía, dispuestos a batirse hasta el último momento y hasta el último hombre. Así los vemos.