/ martes 4 de enero de 2022

Crónica del poder │ Zacatecas requiere y urge certidumbre

De acuerdo y, como tienen que ser, que David Monreal asuma el costo de sus decisiones, es acertado, pero más lo es que esas decisiones sean soluciones eficaces, oportunas, suficientes, que sean la más formidable respuesta a las tremendas expectativas que su gobierno se ha trazado para pronto recuperar la paz y tranquilidad, restaurar la economía y acelerar el ritmo del desarrollo con crecimiento económico, cumplir los compromisos para que sea alcanzado el bienestar de las familias y sus comunidades y así edificar un nuevo orden social.

Los zacatecanos de todos los sectores sociales y políticos, celebran que el gobernante en su mensaje de año nuevo haya sentenciado que "el período de confrontación se terminó y ahora se necesita apostar a una gran conciliación a una gran comunión social y la unidad que se necesita para enfrentar los retos." Tienen que ser en serio y con toda responsabilidad hacia su gabinete y equipo que lo han de interpretar consecuentes, porque ya no deben ser más palabras ni discursos de campaña, ahora la gente, los zacatecanos quieren y exigen hechos, que la realidad efectivamente sea transformación, que los cambios de la nueva gobernanza impulsa, logren el bienestar, la seguridad pública, el Derecho a la Salud, el Derecho al trabajo y que se consoliden escenarios de convivencia y armonía.

La responsabilidad histórica de este gobierno es inmensa y no debe fallar, hay en el estado inestabilidad e incertidumbre, que, si no se imponen la inteligente conducción y la mejor operación estratégica, el panorama político y social puede hundirse más en medio de la violencia e inseguridad que parecen imparables. Cuatro meses transcurren caracterizados por conflictos y graves problemas financieros que han de contenerse en lo inmediato, porque el daño a la imagen gubernamental se incrementa y los costos económicos y sociales serán más demoledores entre los sectores productivos, laborales, magisteriales, turísticos y agropecuarios, que son el colectivo que hay que cuidar y proteger para evitar mayores desastres.

Por eso, a los gobernados que son todas y todos, de todas las clases sociales y de la pluralidad política e ideológica, si les preocupan las decisiones gubernamentales que tienen que ser lanzadas con toda la capacidad de control y contención de las crisis. Este año 2022, el primero de este gobierno morenista monrealista debe ser el de mayor influencia, ha de convertirse en el más contundente indicador hacia la construcción de los equilibrios que superen la decadencia institucional y la baja popularidad en estos momentos y entrar ya en la lógica de la creciente legitimidad, cualidad que urge para elevar potencialidades ante la severidad crítica que encara.

Las difíciles condiciones del estado, la complejidad de sus problemas que son una verdadera emergencia social, deben ser enfrentados no solo con el nuevo rostro del sistema de gobierno, sino con ejercicio del poder desde un firme liderazgo y con los enlaces de consenso y acuerdos con todas las fuerzas políticas y la diversidad social que en la sociedad esperan para emprender la gran hazaña de la corresponsabilidad, porque ya se ha dicho una mil veces, en ésta nueva gobernanza, por la exigencia de la población, sólo los hechos podrán darle credibilidad social y confianza ciudadana. Esa es hoy la preocupación en la sociedad, que tiene que disiparse.

De acuerdo y, como tienen que ser, que David Monreal asuma el costo de sus decisiones, es acertado, pero más lo es que esas decisiones sean soluciones eficaces, oportunas, suficientes, que sean la más formidable respuesta a las tremendas expectativas que su gobierno se ha trazado para pronto recuperar la paz y tranquilidad, restaurar la economía y acelerar el ritmo del desarrollo con crecimiento económico, cumplir los compromisos para que sea alcanzado el bienestar de las familias y sus comunidades y así edificar un nuevo orden social.

Los zacatecanos de todos los sectores sociales y políticos, celebran que el gobernante en su mensaje de año nuevo haya sentenciado que "el período de confrontación se terminó y ahora se necesita apostar a una gran conciliación a una gran comunión social y la unidad que se necesita para enfrentar los retos." Tienen que ser en serio y con toda responsabilidad hacia su gabinete y equipo que lo han de interpretar consecuentes, porque ya no deben ser más palabras ni discursos de campaña, ahora la gente, los zacatecanos quieren y exigen hechos, que la realidad efectivamente sea transformación, que los cambios de la nueva gobernanza impulsa, logren el bienestar, la seguridad pública, el Derecho a la Salud, el Derecho al trabajo y que se consoliden escenarios de convivencia y armonía.

La responsabilidad histórica de este gobierno es inmensa y no debe fallar, hay en el estado inestabilidad e incertidumbre, que, si no se imponen la inteligente conducción y la mejor operación estratégica, el panorama político y social puede hundirse más en medio de la violencia e inseguridad que parecen imparables. Cuatro meses transcurren caracterizados por conflictos y graves problemas financieros que han de contenerse en lo inmediato, porque el daño a la imagen gubernamental se incrementa y los costos económicos y sociales serán más demoledores entre los sectores productivos, laborales, magisteriales, turísticos y agropecuarios, que son el colectivo que hay que cuidar y proteger para evitar mayores desastres.

Por eso, a los gobernados que son todas y todos, de todas las clases sociales y de la pluralidad política e ideológica, si les preocupan las decisiones gubernamentales que tienen que ser lanzadas con toda la capacidad de control y contención de las crisis. Este año 2022, el primero de este gobierno morenista monrealista debe ser el de mayor influencia, ha de convertirse en el más contundente indicador hacia la construcción de los equilibrios que superen la decadencia institucional y la baja popularidad en estos momentos y entrar ya en la lógica de la creciente legitimidad, cualidad que urge para elevar potencialidades ante la severidad crítica que encara.

Las difíciles condiciones del estado, la complejidad de sus problemas que son una verdadera emergencia social, deben ser enfrentados no solo con el nuevo rostro del sistema de gobierno, sino con ejercicio del poder desde un firme liderazgo y con los enlaces de consenso y acuerdos con todas las fuerzas políticas y la diversidad social que en la sociedad esperan para emprender la gran hazaña de la corresponsabilidad, porque ya se ha dicho una mil veces, en ésta nueva gobernanza, por la exigencia de la población, sólo los hechos podrán darle credibilidad social y confianza ciudadana. Esa es hoy la preocupación en la sociedad, que tiene que disiparse.