/ domingo 23 de febrero de 2020

Crónica del poder

A DEMOSTRAR EL CARÁCTER INDÓMITO

A la encrucijada política donde se encuentran, ahora SAÚL MONREAL y ULÍSES MEJÍA suman inevitables tensiones y también se asumen víctimas e la inseguridad al ser amenazados por el crimen organizado, lo que constituye un hecho cuestionable en su peso informativo, porque son figuras que no pueden dar sesgo a sus responsabilidades gubernamentales ni de liderazgo, no van a declinar en su compromiso con sus gobernados, pero que están frente a un reto y desafío que han de tomar con extrema prudencia, mayor mesura y óptima serenidad, que no den pauta a reacciones alarmistas y mucho menos a la concreción de actos de violencia.

Mucha entereza y capacidad de templanza han de sublimar como gobernantes, cuyos comportamientos, razonamientos y expresiones han de alejarse de los escenarios descritos en las redes sociales y otros medios de comunicación, de manera que sean evitadas trascendencias e impactos negativos, primeramente en sus familias, seguidamente entre sus equipos de trabajo y con más cuidado en los efectos ante la sociedad, las comunidades y sus gobernados, que se mantienen alertados y por consecuencia interesados y a la expectativa sobre la protección y seguridad de su autoridad y la institución que representan.

Los JULIO CÉSAR CHÁVEZ y RAMIREZ, de Guadalupe y Río Grande también han sido destinatarios de la amenazante ofensiva, los que deberán evitar sus acostumbrados protagonismos e irreflexivos lenguajes.

En esta etapa crítica de inseguridad, aunque les sea difícil, como actores principales que son, deben hacer de la tolerancia y ecuanimidad sus costumbres y, si alguna enseñanza han de sacar de esta experiencia, es que con valor hay que contener los malditos rumores que crecen y atajar los azarosos murmullos que luego se sueltan llenos de odio, ansiosos de desquite, promotores de venganza y provocadores de confrontación directa, voces que solo buscan atizar escenarios de tragedia y de mortalidad. Eso nunca debe ganarles.

Acertada la decisión gubernamental de ALEJANDRO TELLO para tejer una poderosa tela de protección desde el Grupo de Coordinación Local, defensa que debe alcanzar a más de la mitad de los alcaldes que han sufrido esas advertencias, una acción que debe ser el principio de una fuerte movilización de los tres poderes del estado, los 58 ayuntamientos, partidos políticos, organizaciones sociales, los sectores empresarial, religiosos, académicos, magisterial, campesino, femenil y comunicacional, para que con el firme y real respaldo del gobierno federal y sus fuerzas de inteligencia, operación y vigilancia, hagan posible la percepción de una realidad verdaderamente contenida de confianza, seguridad, paz y bienestar entre los gobernantes y los gobernados.

EN OTRAS PALABRAS

Urgen la unidad política y la cohesión social ante las turbulencias que buscan e intentan hacer de Zacatecas un peligroso y permanente campo de batalla. Responder con la intensidad del trabajo a favor de la gente, con estrecha comunicación entre autoridades estatales y municipales, como así lo plantea el fresnillense SAÚL MONREAL. El reto es serio y todos los actores deberán actuar con seriedad y más responsabilidad, hasta demostrar la solidez de los gobiernos y la sociedad. O como acertadamente opina ULÍSES MEJÍA, pacificar el estado y los municipios, de manera coordinada y más efectiva, sin división aún en las diferencias políticas.

A DEMOSTRAR EL CARÁCTER INDÓMITO

A la encrucijada política donde se encuentran, ahora SAÚL MONREAL y ULÍSES MEJÍA suman inevitables tensiones y también se asumen víctimas e la inseguridad al ser amenazados por el crimen organizado, lo que constituye un hecho cuestionable en su peso informativo, porque son figuras que no pueden dar sesgo a sus responsabilidades gubernamentales ni de liderazgo, no van a declinar en su compromiso con sus gobernados, pero que están frente a un reto y desafío que han de tomar con extrema prudencia, mayor mesura y óptima serenidad, que no den pauta a reacciones alarmistas y mucho menos a la concreción de actos de violencia.

Mucha entereza y capacidad de templanza han de sublimar como gobernantes, cuyos comportamientos, razonamientos y expresiones han de alejarse de los escenarios descritos en las redes sociales y otros medios de comunicación, de manera que sean evitadas trascendencias e impactos negativos, primeramente en sus familias, seguidamente entre sus equipos de trabajo y con más cuidado en los efectos ante la sociedad, las comunidades y sus gobernados, que se mantienen alertados y por consecuencia interesados y a la expectativa sobre la protección y seguridad de su autoridad y la institución que representan.

Los JULIO CÉSAR CHÁVEZ y RAMIREZ, de Guadalupe y Río Grande también han sido destinatarios de la amenazante ofensiva, los que deberán evitar sus acostumbrados protagonismos e irreflexivos lenguajes.

En esta etapa crítica de inseguridad, aunque les sea difícil, como actores principales que son, deben hacer de la tolerancia y ecuanimidad sus costumbres y, si alguna enseñanza han de sacar de esta experiencia, es que con valor hay que contener los malditos rumores que crecen y atajar los azarosos murmullos que luego se sueltan llenos de odio, ansiosos de desquite, promotores de venganza y provocadores de confrontación directa, voces que solo buscan atizar escenarios de tragedia y de mortalidad. Eso nunca debe ganarles.

Acertada la decisión gubernamental de ALEJANDRO TELLO para tejer una poderosa tela de protección desde el Grupo de Coordinación Local, defensa que debe alcanzar a más de la mitad de los alcaldes que han sufrido esas advertencias, una acción que debe ser el principio de una fuerte movilización de los tres poderes del estado, los 58 ayuntamientos, partidos políticos, organizaciones sociales, los sectores empresarial, religiosos, académicos, magisterial, campesino, femenil y comunicacional, para que con el firme y real respaldo del gobierno federal y sus fuerzas de inteligencia, operación y vigilancia, hagan posible la percepción de una realidad verdaderamente contenida de confianza, seguridad, paz y bienestar entre los gobernantes y los gobernados.

EN OTRAS PALABRAS

Urgen la unidad política y la cohesión social ante las turbulencias que buscan e intentan hacer de Zacatecas un peligroso y permanente campo de batalla. Responder con la intensidad del trabajo a favor de la gente, con estrecha comunicación entre autoridades estatales y municipales, como así lo plantea el fresnillense SAÚL MONREAL. El reto es serio y todos los actores deberán actuar con seriedad y más responsabilidad, hasta demostrar la solidez de los gobiernos y la sociedad. O como acertadamente opina ULÍSES MEJÍA, pacificar el estado y los municipios, de manera coordinada y más efectiva, sin división aún en las diferencias políticas.