/ lunes 6 de abril de 2020

Crónica del poder

La enfermiza turbulencia tiene que ceder

Hace justamente 5 meses, ante la notable reducción presupuestal federal para Zacatecas, el gobernador ALEJANDRO TELLO convocó a los tres poderes, a los ayuntamientos, partidos políticos, trabajadores, a los organismos autónomos, sindicatos, sector empresarial, medios de comunicación y a la sociedad en general, a solidarizarse con el estado y trabajar unidos con el fin de reducir el impacto de la recesión económica que ya estaba a la vista y que en los hechos actuales, todavía se resiente y se sufre por todos los zacatecanos.

En aquellos momentos que ya pintaban difíciles, y aunque no aparecía el apocalíptico jinete del coronavirus, ALEJANDRO TELLO y su Secretario de Finanzas, JORGE MIRANDA, dimensionaron los efectos de la crisis y de inmediato asumieron y soltaron medidas para mantener la estabilidad financiera, lo que ha sido eficaz por haber logrado atemperar dañinos efectos; la política fiscal se acomodó a la Ley de Austeridad Republicana y no hubo nuevos impuestos, ni contratación de deuda y se optimizaron recaudaciones por la vía de las Leyes de Hacienda Municipal, Servicios de Administración Tributaria y del Consejo Fiscal Independiente, lo que ha impedido agravamiento crítico.

Ahora, y desde que comenzaron los efectos de la pandemia, TELLO y MIRANDA avizoraron una delicada situación, que hoy se vive y se espera lo peor, ante lo cual, pronto aportaron medidas para aminorar perjuicios entre las MIPYMES, las pequeñas y medianas empresas, a los trabajadores al servicios del estado, al magisterio, al sector agropecuario; y de manera particular, la canalización de recursos al sector salud para prerarar al estado y sus municipios ante la feroz embestida del coronavirus, además de la estrategia de orientación e información para vivir la cuarentena y los aislamientos, acciones que transcurren esperanzadoramente porque han sido oportunas.

Estamos hablando desde lo local, sobre la situación de nuestro estado, un ejemplo chiquito ante lo nacional, pero relevante y más trascendente, porque cuando menos, ha sido alentador y evitado escenarios más críticos, dramáticos y desesperantes.

Si atisbamos el horizonte nacional y sin desconocer que Zacatecas está en medio de esa maligna y enfermiza turbulencia, será necesario reconocer que la gente, los simples mortales en el campo, las colonias urbanas, entre los indígenas o entre los más pobres de los pobres, nada saben ni entienden del neoliberalismo, que mucho argumenta el Presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, como un estorbo a la cuarta transformación; el pueblo bueno no acata a interpretar la versión de los rescates empresariales o de los estímulos fiscales para proteger los empleos, esas multitudes en la precariedad lo que quieren es satisfacer sus necesidades básicas, empleo, salud, alimentación y seguridad, con neoliberalismo o sin eso que no saben como se come.

Y esto no es una insensatez, es una urgente necesidad a la que se debe responder con hechos no con discursos. Pedir apoyo para conservar los empleos, no es actitud que degrada, y sí denigra a quien puede ayudar y no ayuda. Ya no hacen falta más llamados, lo de menos son los exhortos, que venga la responsabilidad gubernamental sin posiciones ideológicas o políticas, el pueblo requiere de alentadoras respuestas a la altura del optimismo presidencial. Urge alimentar el clima de confianza y certidumbre que los mexicanos todavía no pierden.

La enfermiza turbulencia tiene que ceder

Hace justamente 5 meses, ante la notable reducción presupuestal federal para Zacatecas, el gobernador ALEJANDRO TELLO convocó a los tres poderes, a los ayuntamientos, partidos políticos, trabajadores, a los organismos autónomos, sindicatos, sector empresarial, medios de comunicación y a la sociedad en general, a solidarizarse con el estado y trabajar unidos con el fin de reducir el impacto de la recesión económica que ya estaba a la vista y que en los hechos actuales, todavía se resiente y se sufre por todos los zacatecanos.

En aquellos momentos que ya pintaban difíciles, y aunque no aparecía el apocalíptico jinete del coronavirus, ALEJANDRO TELLO y su Secretario de Finanzas, JORGE MIRANDA, dimensionaron los efectos de la crisis y de inmediato asumieron y soltaron medidas para mantener la estabilidad financiera, lo que ha sido eficaz por haber logrado atemperar dañinos efectos; la política fiscal se acomodó a la Ley de Austeridad Republicana y no hubo nuevos impuestos, ni contratación de deuda y se optimizaron recaudaciones por la vía de las Leyes de Hacienda Municipal, Servicios de Administración Tributaria y del Consejo Fiscal Independiente, lo que ha impedido agravamiento crítico.

Ahora, y desde que comenzaron los efectos de la pandemia, TELLO y MIRANDA avizoraron una delicada situación, que hoy se vive y se espera lo peor, ante lo cual, pronto aportaron medidas para aminorar perjuicios entre las MIPYMES, las pequeñas y medianas empresas, a los trabajadores al servicios del estado, al magisterio, al sector agropecuario; y de manera particular, la canalización de recursos al sector salud para prerarar al estado y sus municipios ante la feroz embestida del coronavirus, además de la estrategia de orientación e información para vivir la cuarentena y los aislamientos, acciones que transcurren esperanzadoramente porque han sido oportunas.

Estamos hablando desde lo local, sobre la situación de nuestro estado, un ejemplo chiquito ante lo nacional, pero relevante y más trascendente, porque cuando menos, ha sido alentador y evitado escenarios más críticos, dramáticos y desesperantes.

Si atisbamos el horizonte nacional y sin desconocer que Zacatecas está en medio de esa maligna y enfermiza turbulencia, será necesario reconocer que la gente, los simples mortales en el campo, las colonias urbanas, entre los indígenas o entre los más pobres de los pobres, nada saben ni entienden del neoliberalismo, que mucho argumenta el Presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, como un estorbo a la cuarta transformación; el pueblo bueno no acata a interpretar la versión de los rescates empresariales o de los estímulos fiscales para proteger los empleos, esas multitudes en la precariedad lo que quieren es satisfacer sus necesidades básicas, empleo, salud, alimentación y seguridad, con neoliberalismo o sin eso que no saben como se come.

Y esto no es una insensatez, es una urgente necesidad a la que se debe responder con hechos no con discursos. Pedir apoyo para conservar los empleos, no es actitud que degrada, y sí denigra a quien puede ayudar y no ayuda. Ya no hacen falta más llamados, lo de menos son los exhortos, que venga la responsabilidad gubernamental sin posiciones ideológicas o políticas, el pueblo requiere de alentadoras respuestas a la altura del optimismo presidencial. Urge alimentar el clima de confianza y certidumbre que los mexicanos todavía no pierden.