/ domingo 26 de julio de 2020

Crónica del poder | Alejandro Tello y la gran decisión

El panorama preelectoral no se ve claro, más parece oscuro, con malos presagios para los partidos porque no acaban de recuperarse, tanto los victoriosos como los derrotados viven la misma tragedia del desprestigio social y la desconfianza ciudadana, facetas con las que no pueden convencer ni vencer. Sin embargo, los espacios están abiertos a las manifestaciones, discusiones, análisis, debates y concreciones reales.

Les decíamos que Alejandro TEllo está en la ruta de la consolidación gubernamental y por ello, su liderazgo en el Partido Revolucionario Institucional se reafirma, y con esa autoridad moral y calidad política no debe permitir que sea rebasado por los grupos y facciones de interés o por figuras políticas en descenso, que desesperadamente pretenden alcanzar la orilla de la recuperación; pero la gente, sus seguidores y la militancia de su partido esperan el golpe de timón, pero ya, antes de que los actores que empujan al rompimiento y que pretenden debilitarlo generen un conflicto mayor que se traduzca en un episodio irreconciliable como anticipo de un desastre electoral en 2021.

Como gobernante y líder político, Tello no está obligado a darles un espacios disfrutable y cómodo a quienes no le han dado respuesta en su equipo, las candidaturas se ganan, se conquistan con trabajo, con hechos, responsabilidad total y lealtad absoluta. No puede ni debe compartir el poder, no ceder ni delegar sus potencialidades y mucho menos dejar que otros enajenen su responsabilidad histórica sobre la gran decisión. El compromiso lo tiene con su partido y con los zacatecanos que en él creen y no tiene que favorecer a los que le exigen espacios de poder, pero sí debe valorar a sus mejores cuadros, a quienes le han impulsado a esos niveles de éxito y de gobierno con impacto social y político, y evadir a quienes ya exhiben burdas traiciones con presiones inaceptables

Han sido varios los gobernadores que vieron frustrados sus proyectos por no haber asegurado un sucesor garantía de victoria electoral, así lo sufrieron Pedro Ruiz González, José Guadalupe Cervantes Corona, Arturo Romo Gutiérrez, Ricardo Monreal Ávila y Amalia García Medina Y la lección ha sido, que una cosa es fallar por los resultados electorales y los acuerdos y otra cosa no asumir la responsabilidad política de conducir, orientar e inducir al que se considere el mejor, el más valioso, confiable y leal a su partido y liderazgo.

Es oportuno recordar que Ricardo Monreal y Pepe Bonilla son enemigos históricos y que éste perdió la gubernatura con Amalia García, porque fue Monreal el que lo abatió desde el poder, de manera que ahora, la consigna de Bonilla es reivindicar el apellido y a través de Adolfo Bonilla alcanzar el triunfo sobre Saúl o David Monreal. El bueno de Monreal era Tomás Torres Mercado, pero Amalia se la ganó; a Tomás le prometieron la siguiente y Amalia se decidió por Toño Mejía Haro, derrotado por Miguel Alonso, monrealista contra monrealista. Ahora Toño Mejía como Bonilla, quiere la gubernatura para su hijo Ulises Mejía. Es el juego de las castas divinas en el poder, comportamientos que ya no caben en esta modernidad caracterizada por la nueva normalidad democrática.

Abrir Cauce a la victoria

Es el trabajo político final que Alejandro Tello tiene que tejer con finura y mucha contundencia. Más que buscar la aprobación de las élites y grupos de poder debe buscar la aprobación de las militancias y los ciudadanos, nada hay que pueda justificar fallarles, y no hacerlo sería grave deficiencia intelectual y error político. No hay cambio en el sistema, así que tendrá que inducir su relevo y la sucesión desde las alturas del poder político, y su partido tiene que respaldarlo y sus aliados seguirlo, de lo contrario, la cuarta transformación los hundirá.

El panorama preelectoral no se ve claro, más parece oscuro, con malos presagios para los partidos porque no acaban de recuperarse, tanto los victoriosos como los derrotados viven la misma tragedia del desprestigio social y la desconfianza ciudadana, facetas con las que no pueden convencer ni vencer. Sin embargo, los espacios están abiertos a las manifestaciones, discusiones, análisis, debates y concreciones reales.

Les decíamos que Alejandro TEllo está en la ruta de la consolidación gubernamental y por ello, su liderazgo en el Partido Revolucionario Institucional se reafirma, y con esa autoridad moral y calidad política no debe permitir que sea rebasado por los grupos y facciones de interés o por figuras políticas en descenso, que desesperadamente pretenden alcanzar la orilla de la recuperación; pero la gente, sus seguidores y la militancia de su partido esperan el golpe de timón, pero ya, antes de que los actores que empujan al rompimiento y que pretenden debilitarlo generen un conflicto mayor que se traduzca en un episodio irreconciliable como anticipo de un desastre electoral en 2021.

Como gobernante y líder político, Tello no está obligado a darles un espacios disfrutable y cómodo a quienes no le han dado respuesta en su equipo, las candidaturas se ganan, se conquistan con trabajo, con hechos, responsabilidad total y lealtad absoluta. No puede ni debe compartir el poder, no ceder ni delegar sus potencialidades y mucho menos dejar que otros enajenen su responsabilidad histórica sobre la gran decisión. El compromiso lo tiene con su partido y con los zacatecanos que en él creen y no tiene que favorecer a los que le exigen espacios de poder, pero sí debe valorar a sus mejores cuadros, a quienes le han impulsado a esos niveles de éxito y de gobierno con impacto social y político, y evadir a quienes ya exhiben burdas traiciones con presiones inaceptables

Han sido varios los gobernadores que vieron frustrados sus proyectos por no haber asegurado un sucesor garantía de victoria electoral, así lo sufrieron Pedro Ruiz González, José Guadalupe Cervantes Corona, Arturo Romo Gutiérrez, Ricardo Monreal Ávila y Amalia García Medina Y la lección ha sido, que una cosa es fallar por los resultados electorales y los acuerdos y otra cosa no asumir la responsabilidad política de conducir, orientar e inducir al que se considere el mejor, el más valioso, confiable y leal a su partido y liderazgo.

Es oportuno recordar que Ricardo Monreal y Pepe Bonilla son enemigos históricos y que éste perdió la gubernatura con Amalia García, porque fue Monreal el que lo abatió desde el poder, de manera que ahora, la consigna de Bonilla es reivindicar el apellido y a través de Adolfo Bonilla alcanzar el triunfo sobre Saúl o David Monreal. El bueno de Monreal era Tomás Torres Mercado, pero Amalia se la ganó; a Tomás le prometieron la siguiente y Amalia se decidió por Toño Mejía Haro, derrotado por Miguel Alonso, monrealista contra monrealista. Ahora Toño Mejía como Bonilla, quiere la gubernatura para su hijo Ulises Mejía. Es el juego de las castas divinas en el poder, comportamientos que ya no caben en esta modernidad caracterizada por la nueva normalidad democrática.

Abrir Cauce a la victoria

Es el trabajo político final que Alejandro Tello tiene que tejer con finura y mucha contundencia. Más que buscar la aprobación de las élites y grupos de poder debe buscar la aprobación de las militancias y los ciudadanos, nada hay que pueda justificar fallarles, y no hacerlo sería grave deficiencia intelectual y error político. No hay cambio en el sistema, así que tendrá que inducir su relevo y la sucesión desde las alturas del poder político, y su partido tiene que respaldarlo y sus aliados seguirlo, de lo contrario, la cuarta transformación los hundirá.