/ viernes 25 de octubre de 2024

Crónica del poder / El efecto Omar García Harfuch sobre la seguridad en Zacatecas

Aunque disímiles o diferentes, las estrategias de seguridad pública de la federación y la del estado, son coincidentes frente a una crisis que no cede a través de actos de violencia mortales, casi cotidianos y eventualmente de gran impacto, cuyas consecuencias generadoras de miedo, desconfianza e incertidumbre, son tan demoledoras, que atentan contra las actividades productivas, contienen las corrientes turísticas, alejan las buenas intenciones de inversión, reducen el dinamismo comercial y provocan pérdida de espacios de trabajo e incrementan las estadísticas del desempleo y más hunden a grupos sociales en peores condiciones de pobreza.

Durante 5 años consecutivos esta ha sido la situación, un escenario de parálisis o estancamiento, que por fortuna y por la efectividad de vigorosa estrategia de pacificación implementada por el gobierno estatal, con el firme respaldo del Ejército y la Guardia Nacional, o sea las fuerzas federales, pueden vislumbrarse mejoramiento en las condiciones hacia la paz y tranquilidad. La confianza se acrecienta cuando la gente observa que las acciones se fortalecen cuando David Monreal Ávila sostiene encuentros y acuerdos con Omar García Harfuch, el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, que por mandato de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, se fortalecerá permanentemente la presencia de las corporaciones federales en el territorio zacatecano y no como se ha especulado, que porque Fresnillo y Zacatecas han salido de los primeros lugares de percepción de inseguridad, las fuerzas federales gradualmente se reducirían.

El Secretario y el Gobernador, ambos convergen en revitalizar los instrumentos operativos, robustecer las reglas del juego para las batallas contra la delincuencia y el crimen organizado, estrategias basadas en la coordinación, la constante comunicación, la actualización de los diagnósticos y el reconocimiento de realidades, nada de excesos o simulaciones, toda la veracidad y oportunidad, para que sea extendida y reproducida la confianza social y disipar el escepticismo ciudadano. Obvio que seguirán siendo acciones respetuosas de las libertades, de los Derechos Humanos, pero encarando amenazas, posibles conflictos e incursiones de bandas o carteles, con la fuerza de la inteligencia y la efectividad de las operaciones para enfrentarlos sin exponer la normalidad en la sociedad y de las tareas productivas.

Por lo pronto y porque la gente así lo considera y valora, la sola presencia de Omar García Harfuch, a través de la Estrategia Nacional de Seguridad, más pronto se podrán consolidar los resultados de pacificación, con reducción de la incidencia delictiva, hasta la restauración de la normalidad.

El reto y los desafíos son enormes, tan solo hay que ver el escenario nacional, desde Sinaloa hasta Chiapas, de Tabasco a Tamaulipas, o sea, de norte a sur y del Golfo hasta el Pacífico, el eje de la violencia es candente, intenso y ya le sacó la vuelta a Zacatecas, el punto geográfico vital para el cruce de todos los males del narcotráfico y la criminalidad, que no dejará de serlo, pero contenidos los actos de violencia y las tragedias mortales, y para lograrlo, el gabinete de seguridad estatal, la mesa de construcción de paz, tiene que redoblar sus operativos de inteligencia, de ofensiva contra las células criminales y hacer que sus resultados sean positivamente percibidos por la población.

Aunque disímiles o diferentes, las estrategias de seguridad pública de la federación y la del estado, son coincidentes frente a una crisis que no cede a través de actos de violencia mortales, casi cotidianos y eventualmente de gran impacto, cuyas consecuencias generadoras de miedo, desconfianza e incertidumbre, son tan demoledoras, que atentan contra las actividades productivas, contienen las corrientes turísticas, alejan las buenas intenciones de inversión, reducen el dinamismo comercial y provocan pérdida de espacios de trabajo e incrementan las estadísticas del desempleo y más hunden a grupos sociales en peores condiciones de pobreza.

Durante 5 años consecutivos esta ha sido la situación, un escenario de parálisis o estancamiento, que por fortuna y por la efectividad de vigorosa estrategia de pacificación implementada por el gobierno estatal, con el firme respaldo del Ejército y la Guardia Nacional, o sea las fuerzas federales, pueden vislumbrarse mejoramiento en las condiciones hacia la paz y tranquilidad. La confianza se acrecienta cuando la gente observa que las acciones se fortalecen cuando David Monreal Ávila sostiene encuentros y acuerdos con Omar García Harfuch, el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, que por mandato de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, se fortalecerá permanentemente la presencia de las corporaciones federales en el territorio zacatecano y no como se ha especulado, que porque Fresnillo y Zacatecas han salido de los primeros lugares de percepción de inseguridad, las fuerzas federales gradualmente se reducirían.

El Secretario y el Gobernador, ambos convergen en revitalizar los instrumentos operativos, robustecer las reglas del juego para las batallas contra la delincuencia y el crimen organizado, estrategias basadas en la coordinación, la constante comunicación, la actualización de los diagnósticos y el reconocimiento de realidades, nada de excesos o simulaciones, toda la veracidad y oportunidad, para que sea extendida y reproducida la confianza social y disipar el escepticismo ciudadano. Obvio que seguirán siendo acciones respetuosas de las libertades, de los Derechos Humanos, pero encarando amenazas, posibles conflictos e incursiones de bandas o carteles, con la fuerza de la inteligencia y la efectividad de las operaciones para enfrentarlos sin exponer la normalidad en la sociedad y de las tareas productivas.

Por lo pronto y porque la gente así lo considera y valora, la sola presencia de Omar García Harfuch, a través de la Estrategia Nacional de Seguridad, más pronto se podrán consolidar los resultados de pacificación, con reducción de la incidencia delictiva, hasta la restauración de la normalidad.

El reto y los desafíos son enormes, tan solo hay que ver el escenario nacional, desde Sinaloa hasta Chiapas, de Tabasco a Tamaulipas, o sea, de norte a sur y del Golfo hasta el Pacífico, el eje de la violencia es candente, intenso y ya le sacó la vuelta a Zacatecas, el punto geográfico vital para el cruce de todos los males del narcotráfico y la criminalidad, que no dejará de serlo, pero contenidos los actos de violencia y las tragedias mortales, y para lograrlo, el gabinete de seguridad estatal, la mesa de construcción de paz, tiene que redoblar sus operativos de inteligencia, de ofensiva contra las células criminales y hacer que sus resultados sean positivamente percibidos por la población.