No sorprende pero sí causan espanto los niveles de violencia en Sinaloa, más concretamente en Culiacán, y más preocupan las declaraciones del General Francisco Leano Ojeda, comandante de la región militar allá, al señalar que " el cese de la violencia depende de los grupos criminales que se enfrentan" lo que se puede entender como consecuencia de la estrategia de los abrazos, pero la interpretación más acertada, es que se renuncia a cumplir como autoridad la responsabilidad y obligación constitucional de garantizar la seguridad pública, significa pues, que la seguridad allá en aquella entidad, está secuestrada por la criminalidad, que más se ilustra por la ausencia u omisión de las fuerzas del estado para contener esa creciente violencia que en una semana ha provocado más de 50 muertes.
En contraste y por fortuna, aquí en Zacatecas la efectividad de las fuerzas públicas, el Ejército, la Guardia Nacional y las corporaciones policiales del estado, ya logra avances con su estrategia de pacificación, lo que más se comprueba por la reducción de la percepción de inseguridad, porque según las últimas cifras del INEGI, Zacatecas ya se aleja del primer lugar con los municipios de Fresnillo, Zacatecas y Guadalupe, la lucha es cotidiana, los operativos son coordinados, amplios e intensos por los horizontes del estado, sobre todo en los puntos álgidos o focos rojos de amenazante violencia y los resultados son captura de maleantes, contención del narcotráfico, castigos y sentencias.
No es que en Zacatecas lo que ocurre como atrocidades en Sinaloa cauce complacencia, como también suceden hechos trágicos en Morelos, con 10 muertos el jueves anterior; 11 ejecutados en Nayarit; 8 asesinados en Nuevo Léon; 6 más en Chihuahua; la situación crítica en Chiapas, Guerrero y Tamaulipas, que aunque no se quieran ver ni aceptar, son legados de violencia e inseguridad que han provocado que 30 municipios del país hayan cancelado las ceremonias del Grito de Independencia, como así se observó en Apulco, Zacatecas.
La gente, el pueblo vió el 16 de septiembre los desfiles de la Independencia, desde la Ciudad de México y en todas las capitales de los estados, y confirmó la exhibición del poderío del Ejército Mexicano y de la Guardia Nacional, que la Cámara de Diputados ya aprobó su integración a la Secretaría de la Defensa Nacional y, no dejan de mostrar extrañeza y alarma, porque hay capacidad de las fuerzas del Estado Mexicano para encarar, combatir y repeler la ofensiva de los grupos delincuenciales y la inacción despierta dudas, porque no ven resultados y se acrecientan las crisis de efectividad y de credibilidad en las instituciones gubernamentales de seguridad.
La seguridad y la violencia no son de ninguna manera factores de competencias entre los estados o municipios gobernados por Morena, el PAN, el PRI o de cualquier partido, no pueden ser parámetro para medir niveles anti gobiernistas, ni para acusar que los medios de comunicación son los que mienten sobre la violencia, con sensacionalismo, alarmismos y escándalos propagandísticos, lo cierto es que el pueblo espera que no se generen condiciones incontrolables de ingobernabilidad e inestabilidad y que las fuerzas públicas cumplan con garantizar la paz y tranquilidad de los ciudadanos y con la protección de sus patrimonios, como así se procede en Zacatecas.
No sorprende pero sí causan espanto los niveles de violencia en Sinaloa, más concretamente en Culiacán, y más preocupan las declaraciones del General Francisco Leano Ojeda, comandante de la región militar allá, al señalar que " el cese de la violencia depende de los grupos criminales que se enfrentan" lo que se puede entender como consecuencia de la estrategia de los abrazos, pero la interpretación más acertada, es que se renuncia a cumplir como autoridad la responsabilidad y obligación constitucional de garantizar la seguridad pública, significa pues, que la seguridad allá en aquella entidad, está secuestrada por la criminalidad, que más se ilustra por la ausencia u omisión de las fuerzas del estado para contener esa creciente violencia que en una semana ha provocado más de 50 muertes.
En contraste y por fortuna, aquí en Zacatecas la efectividad de las fuerzas públicas, el Ejército, la Guardia Nacional y las corporaciones policiales del estado, ya logra avances con su estrategia de pacificación, lo que más se comprueba por la reducción de la percepción de inseguridad, porque según las últimas cifras del INEGI, Zacatecas ya se aleja del primer lugar con los municipios de Fresnillo, Zacatecas y Guadalupe, la lucha es cotidiana, los operativos son coordinados, amplios e intensos por los horizontes del estado, sobre todo en los puntos álgidos o focos rojos de amenazante violencia y los resultados son captura de maleantes, contención del narcotráfico, castigos y sentencias.
No es que en Zacatecas lo que ocurre como atrocidades en Sinaloa cauce complacencia, como también suceden hechos trágicos en Morelos, con 10 muertos el jueves anterior; 11 ejecutados en Nayarit; 8 asesinados en Nuevo Léon; 6 más en Chihuahua; la situación crítica en Chiapas, Guerrero y Tamaulipas, que aunque no se quieran ver ni aceptar, son legados de violencia e inseguridad que han provocado que 30 municipios del país hayan cancelado las ceremonias del Grito de Independencia, como así se observó en Apulco, Zacatecas.
La gente, el pueblo vió el 16 de septiembre los desfiles de la Independencia, desde la Ciudad de México y en todas las capitales de los estados, y confirmó la exhibición del poderío del Ejército Mexicano y de la Guardia Nacional, que la Cámara de Diputados ya aprobó su integración a la Secretaría de la Defensa Nacional y, no dejan de mostrar extrañeza y alarma, porque hay capacidad de las fuerzas del Estado Mexicano para encarar, combatir y repeler la ofensiva de los grupos delincuenciales y la inacción despierta dudas, porque no ven resultados y se acrecientan las crisis de efectividad y de credibilidad en las instituciones gubernamentales de seguridad.
La seguridad y la violencia no son de ninguna manera factores de competencias entre los estados o municipios gobernados por Morena, el PAN, el PRI o de cualquier partido, no pueden ser parámetro para medir niveles anti gobiernistas, ni para acusar que los medios de comunicación son los que mienten sobre la violencia, con sensacionalismo, alarmismos y escándalos propagandísticos, lo cierto es que el pueblo espera que no se generen condiciones incontrolables de ingobernabilidad e inestabilidad y que las fuerzas públicas cumplan con garantizar la paz y tranquilidad de los ciudadanos y con la protección de sus patrimonios, como así se procede en Zacatecas.