/ jueves 5 de mayo de 2022

Crónica del poder | Exigencias de justicia y paz social

Faltan 2 años y 4 meses para que concluya el sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador y como el primer día, la intensidad política, la polémica electoral y los cuestionamientos y descalificaciones a sectores y actores políticos está y continuará en pleno apogeo, realmente no hay tregua en el quehacer político, que es más inundante que lo gubernamental. Este es el carácter del régimen de la cuarta transformación en proceso de consolidación, y los tiempos que vienen hasta el 30 de septiembre de 2024, serán colmados de ebullición, ardiente confrontación, promoción de la división y siembra de incertidumbre para alterar condiciones y lograr agitación.

Guardadas las proporciones, pero sin descuidar la misma estampa de permanente activismo, en Zacatecas transcurre una nueva etapa gubernamental en medio de sana movilización social y preocupante inestabilidad política. Aquí repercute el rompimiento trazado por López Obrador con todo lo anterior, hay un magisterio movilizado en defensa de los derechos laborales; irrumpe un activismo estudiantil universitario que exige justicia por los 4 alumnos asesinados; condiciones de violencia e inseguridad dominan en el corredor geográfico desde Fresnillo a Guadalupe; la inestabilidad en los partidos de oposición ya hacen latente las batallas contra las reformas oficiales; el incontrolable encarecimiento de la vida, más hunde a los más pobres en terribles penurias y graves precariedades, como la reducción alimentaria y atentado a la salud.

Los escenarios que se viven son más de incertidumbre que de certeza, los municipios resienten los vacíos presupuestarios y por consecuencia, la incapacidad de responder a las exigencias ciudadanas; los diputados locales están más concentrados en sus intereses personales y ambiciones políticas, que en la atención a sus representados o la gestión de recursos para las comunidades; los diputados federales zacatecanos ya están más confrontados y afectados por la tormentosa campaña de los traidores a la Patria, un retroceso al primitivismo político que indigna a la sociedad e insulta a los ciudadanos. Pluralidad política e ideológica se abandona, para solo establecer la disyuntiva bipolar y de los extremos, los transformadores contra los conservadores y neoliberales, los patriotas contra los traidores, no hay de otra.

A partir de las elecciones de gobernador en junio en los estados de Hidalgo, Durango, Tamaulipas, Aguascalientes, Oaxaca y Quintana Roo, veremos la tendencia política marcada por el régimen o por los votos, el fortalecimiento de la vida democrática o la concentración del poder desde Palacio Nacional, se advertirá prevalencia de elecciones libres, limpias y creíbles, para reafirmar la procedencia imparcial, equilibrada, legal y transparente de las instituciones electorales o sobrevendrá la añeja práctica de la corrupción política y del voto ciudadano desde la prepotencia oficial y hegemónica de su partido.

Por toda una sucesión de errores y torpezas, hay riesgo real de que el partido en el poder pierda gobiernos estatales y por consecuencia no pinte el cuadro triunfalista de que vana seguir ganando las elecciones por paliza; y claro, podrá darse una prueba más de la unidad y cohesión de los partidos de oposición, porque seguramente van a capitalizar la situación crítica de tragedia por la violencia y criminalidad crecientes y por el temor que ya se siente por la inestabilidad e incertidumbre.

Faltan 2 años y 4 meses para que concluya el sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador y como el primer día, la intensidad política, la polémica electoral y los cuestionamientos y descalificaciones a sectores y actores políticos está y continuará en pleno apogeo, realmente no hay tregua en el quehacer político, que es más inundante que lo gubernamental. Este es el carácter del régimen de la cuarta transformación en proceso de consolidación, y los tiempos que vienen hasta el 30 de septiembre de 2024, serán colmados de ebullición, ardiente confrontación, promoción de la división y siembra de incertidumbre para alterar condiciones y lograr agitación.

Guardadas las proporciones, pero sin descuidar la misma estampa de permanente activismo, en Zacatecas transcurre una nueva etapa gubernamental en medio de sana movilización social y preocupante inestabilidad política. Aquí repercute el rompimiento trazado por López Obrador con todo lo anterior, hay un magisterio movilizado en defensa de los derechos laborales; irrumpe un activismo estudiantil universitario que exige justicia por los 4 alumnos asesinados; condiciones de violencia e inseguridad dominan en el corredor geográfico desde Fresnillo a Guadalupe; la inestabilidad en los partidos de oposición ya hacen latente las batallas contra las reformas oficiales; el incontrolable encarecimiento de la vida, más hunde a los más pobres en terribles penurias y graves precariedades, como la reducción alimentaria y atentado a la salud.

Los escenarios que se viven son más de incertidumbre que de certeza, los municipios resienten los vacíos presupuestarios y por consecuencia, la incapacidad de responder a las exigencias ciudadanas; los diputados locales están más concentrados en sus intereses personales y ambiciones políticas, que en la atención a sus representados o la gestión de recursos para las comunidades; los diputados federales zacatecanos ya están más confrontados y afectados por la tormentosa campaña de los traidores a la Patria, un retroceso al primitivismo político que indigna a la sociedad e insulta a los ciudadanos. Pluralidad política e ideológica se abandona, para solo establecer la disyuntiva bipolar y de los extremos, los transformadores contra los conservadores y neoliberales, los patriotas contra los traidores, no hay de otra.

A partir de las elecciones de gobernador en junio en los estados de Hidalgo, Durango, Tamaulipas, Aguascalientes, Oaxaca y Quintana Roo, veremos la tendencia política marcada por el régimen o por los votos, el fortalecimiento de la vida democrática o la concentración del poder desde Palacio Nacional, se advertirá prevalencia de elecciones libres, limpias y creíbles, para reafirmar la procedencia imparcial, equilibrada, legal y transparente de las instituciones electorales o sobrevendrá la añeja práctica de la corrupción política y del voto ciudadano desde la prepotencia oficial y hegemónica de su partido.

Por toda una sucesión de errores y torpezas, hay riesgo real de que el partido en el poder pierda gobiernos estatales y por consecuencia no pinte el cuadro triunfalista de que vana seguir ganando las elecciones por paliza; y claro, podrá darse una prueba más de la unidad y cohesión de los partidos de oposición, porque seguramente van a capitalizar la situación crítica de tragedia por la violencia y criminalidad crecientes y por el temor que ya se siente por la inestabilidad e incertidumbre.