La crisis de los partidos políticos persiste, así se sucedan elecciones cada 3 ó 6 años, se aferran a la irrompible continuidad sin mostrar cambios mucho menos evolución. Actores indispensables e insustituibles de la democracia impulsan transiciones gubernamentales sin que nada altere su escasa credibilidad. Chicos y grandes e históricos no acaban de consolidar estructuras; los más añejos como el PRI y el PAN hoy se exhiben debilitados; los hay que crecen y se fortalecen, como el Partido Movimiento Ciudadano; los nuevos y emergentes ligaron rotundos fracasos, Fuerza por México, Redes Sociales, Nueva Alianza no alcanzaron los mínimos electorales para asegurar el registro; son muchos los partidos, pero los ciudadanos opinan que no hay de donde escoger, no hay opciones que llenen aspiraciones y ofrezcan viables objetivos de transformación.
Acaban de pasar las elecciones federales intermedias y las locales que definieron la Cámara de Diputados federal y aquí la gubernatura, diputados locales y ayuntamientos y como si nada, no se muestran representativos, sin voluntad para el consenso y los acuerdos, evaden la concertación entre diferentes y más evitan acercamientos los vencedores con los que no alcanzaron el triunfo; al contrario, promueven los enconos, incrementan el discurso de odio, les encanta la confrontación y polarización.
Eso sí, desde el poder se impulsa otra vez la efervescencia electoral, como si las campañas políticas siguieran sin fin, pero sí con rumbo a mayor confusión, sin debate ni discusión, pura promoción y difusión contra el pasado que hay que destruir. Es el caso de la consulta para enjuiciar a los ex presidentes de la República que ya marca un hito en la política sin competencia.
En este escenario que se monta como patíbulo para Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña, el partido en el poder, Morena, hoy cumple 7 años de vida política e interminable proceso electoral y llega a esa minoría de edad como un partido carente de estructura confiable, está descabezado, acéfalo, su dirigente Mario Delgado es repudiado y rechazado por militancias que le gritan y exhiben en su impotencia y descontrol; de hecho, es el Presidente Andrés Manuel López Obrador, el que tiene que salir a defender a su partido, hasta impone precandidatos presidenciales.
Aquí en Zacatecas, no obstante la victoria alcanzada por David Monreal, Morena sigue padeciendo el caos, dispersión y división que le viene de los errores de manipulación de Mario Delgado. No asumen consolidar la estructura direccional y persiste esa imagen de partido socavado, inerme, inmovilizado. Muy apenas, los disidentes se reagrupan. Y como Colectivo de Ciudadanos y Ciudadanas Libres que lideran Luis Medina Lizalde, Mirna Maldonado y Gustavo Jasso Hernández, convocan a la población a participar el próximo domingo Primero de Agosto en la consulta popular para enjuiciar a los ex presidentes y actores políticos del pasado, a través de responder a una pregunta tan confusa como los adentros de su partido.
Así pues, en plena transición gubernamental, prevalece un ambiente electoral empujado desde la Presidencia de la República más que desde su partido, para exhortar a los ciudadanos, a la opinión pública libre y plural, a manifestar un gesto democrático en la consulta. Una estrategia muy endeble que ya anticipa no fortalecerá la vida democrática y sí acrecentará la confusión, la desconfianza y decepción entre los ciudadanos.
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