/ lunes 12 de julio de 2021

Crónica del poder | La lejanía del 12 de septiembre

Estos son los días más largos de la transición gubernamental, el 12 de septiembre está todavía muy lejos, el momento constitucional de la sucesión se alarga, y más cuando a Tello le urge irse y a David "ya le anda" por llegar. La percepción social es de optimismo y confianza por la renovación de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, la gente siente que las atrocidades por la violencia e inseguridad, la precariedad presupuestaria y de la tragedia por la pandemia se van a reducir con el cambio que vendrá cargado de transformaciones, como así el gobernador electo ha lanzado tremendas e inmensas expectativas, soluciones que ocasionarán estabilidad, equilibrios y normalidad en la vida democrática y productiva de los municipios y regiones hoy abatidos por el retroceso.

De este 12 de julio al momento de la transición del poder del régimen priista al monrealismo morenista, se advierten lejos las condiciones propuestas por David Monreal, de comunión social para encarar la emergencia social. Lo importante es que la espera tiene la certeza de los tiempos establecidos e inamovibles para la sucesión. Los zacatecanos esperan que a partir de ese cambio de clase política, por otros que no serán lo mismo ni los mismos, la novedad gubernamental sea portadora de efectivas transformaciones y no rancias imitaciones, y que sean cambios liberadores, creativos, progresistas y más contundentes porque tengan efectos de bienestar inmediatos y no las eternas promesas que durante décadas se han repetido.

Y, mientras cansado espera, la gente también confía en que David no se asuste por la exclusión y menosprecio que el presidente Andrés Manuel López Obrador exhibe sobre su hermano mayor y líder, el senador Ricardo Monreal; al contrario, son circunstancias que más le obligan a asumir entereza, firmeza en las riendas, capacidad en la conducción y la más formidable calidad en la selección que su equipo de trabajo gubernamental y político, un gabinete que sea concentrador no solo de la ciega lealtad, sino de potencialidades intelectuales, con identidad en el proyecto de gobierno, con rostro propio y vigoroso, con la más inmensa fuerza moral, efectivos constructores de bienestar productivo, capaces de ejercer la extensión de los programas, metas y objetivos hacia el mayor entendimiento en las comunidades y grupos sociales urgidos de certidumbre y decididos a penetrar en la conciencia social para alcanzar la corresponsabilidad en la participación del desarrollo.

David Monreal tiene que actuar ante una sociedad más exigente, con madurez e información sobre las realidades aquí, en el país y en el mundo, de manera que habrá de convencerlos con la razón de los hechos más que con los dichos, hay cansancio y hartazgo por la degradación política, por la promoción de la confrontación y polarización entre la sociedad; aquí no debe haber la dicotomía entre transformadores y conservadores y menos levantar fuerzas para azuzar y más dividir, al contrario, es más urgente la conjunción de todas las vitalidades y liderazgos de la pluralidad para hacer realidad un gobierno de todos y para todos.

La gente reconoce la tenacidad y el valor político del nuevo gobernante que asumirá el 12 de septiembre, un hombre dispuesto a superar las crisis que tienen agraviado al pueblo zacatecano, y que lo hará alejando de su gabinete la penosa y decepcionante mediocridad y que dejará a un lado a personajes perversos y de vulgar ambición, porque las hay y los hay que están al acecho para solo lograr venganzas y con sus fobias mantener la degradación política para cumplir obsesiones y ambiciones.

Estos son los días más largos de la transición gubernamental, el 12 de septiembre está todavía muy lejos, el momento constitucional de la sucesión se alarga, y más cuando a Tello le urge irse y a David "ya le anda" por llegar. La percepción social es de optimismo y confianza por la renovación de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, la gente siente que las atrocidades por la violencia e inseguridad, la precariedad presupuestaria y de la tragedia por la pandemia se van a reducir con el cambio que vendrá cargado de transformaciones, como así el gobernador electo ha lanzado tremendas e inmensas expectativas, soluciones que ocasionarán estabilidad, equilibrios y normalidad en la vida democrática y productiva de los municipios y regiones hoy abatidos por el retroceso.

De este 12 de julio al momento de la transición del poder del régimen priista al monrealismo morenista, se advierten lejos las condiciones propuestas por David Monreal, de comunión social para encarar la emergencia social. Lo importante es que la espera tiene la certeza de los tiempos establecidos e inamovibles para la sucesión. Los zacatecanos esperan que a partir de ese cambio de clase política, por otros que no serán lo mismo ni los mismos, la novedad gubernamental sea portadora de efectivas transformaciones y no rancias imitaciones, y que sean cambios liberadores, creativos, progresistas y más contundentes porque tengan efectos de bienestar inmediatos y no las eternas promesas que durante décadas se han repetido.

Y, mientras cansado espera, la gente también confía en que David no se asuste por la exclusión y menosprecio que el presidente Andrés Manuel López Obrador exhibe sobre su hermano mayor y líder, el senador Ricardo Monreal; al contrario, son circunstancias que más le obligan a asumir entereza, firmeza en las riendas, capacidad en la conducción y la más formidable calidad en la selección que su equipo de trabajo gubernamental y político, un gabinete que sea concentrador no solo de la ciega lealtad, sino de potencialidades intelectuales, con identidad en el proyecto de gobierno, con rostro propio y vigoroso, con la más inmensa fuerza moral, efectivos constructores de bienestar productivo, capaces de ejercer la extensión de los programas, metas y objetivos hacia el mayor entendimiento en las comunidades y grupos sociales urgidos de certidumbre y decididos a penetrar en la conciencia social para alcanzar la corresponsabilidad en la participación del desarrollo.

David Monreal tiene que actuar ante una sociedad más exigente, con madurez e información sobre las realidades aquí, en el país y en el mundo, de manera que habrá de convencerlos con la razón de los hechos más que con los dichos, hay cansancio y hartazgo por la degradación política, por la promoción de la confrontación y polarización entre la sociedad; aquí no debe haber la dicotomía entre transformadores y conservadores y menos levantar fuerzas para azuzar y más dividir, al contrario, es más urgente la conjunción de todas las vitalidades y liderazgos de la pluralidad para hacer realidad un gobierno de todos y para todos.

La gente reconoce la tenacidad y el valor político del nuevo gobernante que asumirá el 12 de septiembre, un hombre dispuesto a superar las crisis que tienen agraviado al pueblo zacatecano, y que lo hará alejando de su gabinete la penosa y decepcionante mediocridad y que dejará a un lado a personajes perversos y de vulgar ambición, porque las hay y los hay que están al acecho para solo lograr venganzas y con sus fobias mantener la degradación política para cumplir obsesiones y ambiciones.