Lo dicho, la suave transición presidencial así transcurrió, sin contrastes en el escenario del Congreso de la Unión, lo único, que ella accedió al poder como la Primera Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, que desde los primero minutos de ayer es la conductora de la cuarta transformación en su ejecución del segundo piso de cambios con la más identificada continuidad, un ambiente político inédito el de ayer cuando la histórica luchadora de izquierda Ifigenia Martínez colocó la Banda Presidencial a la académica y científica que ya se enfrenta a las crisis que han marcado el actual acontecer, la violencia, inseguridad, bajo crecimiento y encima la inclemencia de la naturaleza.
Fue notable ver los rostros de la sublime felicidad entre el que se fue y la que llega lista para emprender la gran hazaña de gobernar a este pueblo que asegura López Obrador, es un pueblo amoroso, "el mejor del mundo", ahora él, un ciudadano común, un simple mortal que a éstas alturas seguramente ya sufre y llora el alejamiento del poder que le obsesiona y apasiona, porque se acabaron las coberturas informativas que cotidianamente inundaban la prensa, radio, televisión y las redes; de pronto. este sí es verdadero rompimiento con los medios de comunicadores y la Constitución, los votos ciudadanos han sido los culpables. Fue triste decir adiós, se fue con dolor, sin duda.
Impresiona contundente la decisión de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo de ubicar en el primer lugar de los 100 compromisos que hizo con los mexicanos, GARANTIZAR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y PRENSA, lo que de pronto y para que sea permanencia, una relación respetuosa, que cesen los enconos y que broten los espacios de intercambio de opiniones, de crítica positiva, de veracidad y edificación de confianza entre la población, que sean canceladas las confusiones, descalificaciones y los odios personales, a promover juntos todos y aún con las diferencias, una mejor atmósfera de estabilidad, certidumbre, paz y tranquilidad para empujar la construcción del futuro.
Este es un momento decisivo en la transición a una más auténtica democracia, las reglas de la imposición habrán de ser sustituidas por el diálogo, escuchar y dar respuestas con soluciones compartidas por todas las expresiones, al escuchar el nuevo discurso marcado por alta sensibilidad y reconocimiento a la fuerza popular, la gente y la clase política advierten que han de terminarse las aventuras, las ocurrencias, los protagonismos, las visiones apocalípticas, la intransigencia y los radicalismo. Ayer se escucho por todos los horizontes y rincones del país a una mujer que ejercerá un gobierno sensible y cercano a la ciudadanía. Hay pues una nueva y vigorosa versión presidencial.
Claudia Sheinbaum Pardo tiene encima el compromiso de edificar un segundo piso a la cuarta transformación con el respaldo popular, con la solidaridad del pluralismo progresista, en unidad ante las resistencias de los núcleos autoritarios, con las energías y fuerzas de la sociedad, para dar lecciones al desgastante sistema de partidos y al descrédito de instituciones que fueron utilizadas con oprobiosa corrupción, tras las reformas constitucionales, México y Zacatecas arriban a un escenario más prometedor, con credibilidad, confianza y transparencia, una transición a una más auténtica democracia, con bienestar para mujeres y hombres, justicia para el pueblo e independencia para la Nación.