/ lunes 14 de septiembre de 2020

Crónica del poder | Libertad de expresión sin controles

Ahora sí que la jodimos, con la Chole hemos topado Pancho. Ahora resulta, que la ilustrísima senadora María Soledad Luévano Cantú, acaba de proponer al Senado de la República, una iniciativa de Ley Nacional por la Libertad de Prensa, que contempla la creación de un Comité de Autorregulación de la Prensa, que será responsable de puntual monitoreo de las informaciones emitidas por las instituciones del Estado Mexicano, "así como las notas e investigaciones periodísticas más relevantes verificando que el contenido difundido sea preciso y apegado a la realidad" y dicho comité no podrá censurar los textos, pero sí tendrá la obligación de emitir un Pronunciamiento público.

Obvio que la senadora tiene el aval de su coordinador Ricardo Monreal Ávila, porque dicho sea de paso, ella no hace un guiño ni mueve el dedo gordo de su pié izquierdo si no tiene la autorización del más formidable operador político del presidente Andrés Manuel López Obrador.

De inmediato y al día siguiente, el Presidente de la República aseguró que nada que toque o afecte a la libertad de expresión en México debe convertirse en ley, pues la prensa se regula con la prensa, sin controles ni condicionamientos. Más todavía, López Obrador sostiene que el periodismo que va a mantenerse va a ser la prensa convencional, histórica, la que va a poder sobrevivir va a tener que estar vinculada la ética, o sea, a códigos de ética, porque solo con la verdad se va a ganar el crédito de la gente.

Estamos pues, ante la posible creación de un instrumento del gobierno federal para medir la veracidad de los medios de comunicación y sus comunicadores y periodistas, una aberración "que no pero sí, atenta contra la libertad de expresión". Aquí en nuestro espacio de opinión y comunicación, consideramos que ética significa ajustar nuestra conducta a principios y valores de honestidad, respeto y rectitud. En otras palabras o sencillamente, es un comportamiento acorde a los valores superiores de la sociedad a la que servimos no a los intereses de los gobiernos, concepto muy claro para entender a la gente y para que la gente nos entienda, nos den su confianza y crea en nuestra convicción.

A primera vista y a reserva de entrever los debates sobre esa "inteligente iniciativa", se advierte la intención zalamera, de adulación y de legitimación de los pronunciamientos ya cotidianos de descalificación, descrédito, repudio, de ofensa y desprestigio en contra de voces que son críticas con argumentos y razones, y que ni son enemigos, ni adversarios y mucho menos conservadores, porque son expresiones que han de ser interpretadas en su entera responsabilidad, compromiso social y con la honestidad y lealtad plena a la verdad, sin ocultar hechos, retocar o matizar dichos y acontecimientos; sin inventar escenarios o incurrir en crónicas que no reflejen la realidad ni la veracidad.

Con plena convicción

Aquí afirmamos que en México como en Zacatecas, la libertad de expresión tiene el rango de garantía constitucional, y es una conquista al servicio de la sociedad, ahora abierta a la pluralidad, a la diversidad de opiniones, incluso a la discrepancia y oposición, pero también es una sociedad tolerante y respetuosa de la legalidad, como así deben ser los gobiernos ante esas libertades y en la lucha contra la corrupción e impunidad. Nos queda claro, la embestida viene, se advierte la estrategia, se siente la amenaza para poner a prueba nuestra lealtad, a nuestra libertad de expresión y a nuestra entereza de comunicadores comprometidos con la sociedad. Los pronunciamientos jamás van a desvirtuar las conductas honestas ni las expresiones libres del periodismo mexicano y zacatecano.


Ahora sí que la jodimos, con la Chole hemos topado Pancho. Ahora resulta, que la ilustrísima senadora María Soledad Luévano Cantú, acaba de proponer al Senado de la República, una iniciativa de Ley Nacional por la Libertad de Prensa, que contempla la creación de un Comité de Autorregulación de la Prensa, que será responsable de puntual monitoreo de las informaciones emitidas por las instituciones del Estado Mexicano, "así como las notas e investigaciones periodísticas más relevantes verificando que el contenido difundido sea preciso y apegado a la realidad" y dicho comité no podrá censurar los textos, pero sí tendrá la obligación de emitir un Pronunciamiento público.

Obvio que la senadora tiene el aval de su coordinador Ricardo Monreal Ávila, porque dicho sea de paso, ella no hace un guiño ni mueve el dedo gordo de su pié izquierdo si no tiene la autorización del más formidable operador político del presidente Andrés Manuel López Obrador.

De inmediato y al día siguiente, el Presidente de la República aseguró que nada que toque o afecte a la libertad de expresión en México debe convertirse en ley, pues la prensa se regula con la prensa, sin controles ni condicionamientos. Más todavía, López Obrador sostiene que el periodismo que va a mantenerse va a ser la prensa convencional, histórica, la que va a poder sobrevivir va a tener que estar vinculada la ética, o sea, a códigos de ética, porque solo con la verdad se va a ganar el crédito de la gente.

Estamos pues, ante la posible creación de un instrumento del gobierno federal para medir la veracidad de los medios de comunicación y sus comunicadores y periodistas, una aberración "que no pero sí, atenta contra la libertad de expresión". Aquí en nuestro espacio de opinión y comunicación, consideramos que ética significa ajustar nuestra conducta a principios y valores de honestidad, respeto y rectitud. En otras palabras o sencillamente, es un comportamiento acorde a los valores superiores de la sociedad a la que servimos no a los intereses de los gobiernos, concepto muy claro para entender a la gente y para que la gente nos entienda, nos den su confianza y crea en nuestra convicción.

A primera vista y a reserva de entrever los debates sobre esa "inteligente iniciativa", se advierte la intención zalamera, de adulación y de legitimación de los pronunciamientos ya cotidianos de descalificación, descrédito, repudio, de ofensa y desprestigio en contra de voces que son críticas con argumentos y razones, y que ni son enemigos, ni adversarios y mucho menos conservadores, porque son expresiones que han de ser interpretadas en su entera responsabilidad, compromiso social y con la honestidad y lealtad plena a la verdad, sin ocultar hechos, retocar o matizar dichos y acontecimientos; sin inventar escenarios o incurrir en crónicas que no reflejen la realidad ni la veracidad.

Con plena convicción

Aquí afirmamos que en México como en Zacatecas, la libertad de expresión tiene el rango de garantía constitucional, y es una conquista al servicio de la sociedad, ahora abierta a la pluralidad, a la diversidad de opiniones, incluso a la discrepancia y oposición, pero también es una sociedad tolerante y respetuosa de la legalidad, como así deben ser los gobiernos ante esas libertades y en la lucha contra la corrupción e impunidad. Nos queda claro, la embestida viene, se advierte la estrategia, se siente la amenaza para poner a prueba nuestra lealtad, a nuestra libertad de expresión y a nuestra entereza de comunicadores comprometidos con la sociedad. Los pronunciamientos jamás van a desvirtuar las conductas honestas ni las expresiones libres del periodismo mexicano y zacatecano.