/ jueves 25 de junio de 2020

Crónica del poder | Los ciudadanos, guardianes de la democracia

Las rutas de la legalidad en el tránsito a la democracia electoral, están muy claras, y en este escenario, los cambios hacia la cuarta transformación serán graduales, arduos y difíciles, hay fuerzas reacias a los cambios que se proponen desde el Presidente, de manera que han de prevalecer actitudes tolerantes, de diálogo y conciliación, para no entrar en procesos de inestabilidad e incertidumbre.

El mensaje que hace días lanzó el Presidente López Obrador, de que se convertirá en el guardián de las elecciones 2021, también es muy claro y entendible, porque "se los digo a los gobernadores" para que lo entiendan los funcionarios de su gabinete, los servidores públicos de la Secretaría del Bienestar; los que actúan o trabajan en la función pública y que son militantes del Morena, el Verde, o son priistas, panistas, perredistas o del Partido del Trabajo. Es una voz de advertencia y alerta para que sean evitados los fraudes electorales, aunque bien conocen los mexicanos, que el voto se respeta y que el Instituto Nacional Electoral así lo garantiza, porque es una institución sólida y confiable.

Nos parece que ya surgen apreciaciones muy anticipadas y fuera del lugar, acerca del proceso electoral que formalmente arrancará el 8 de septiembre. Y nadie se chupa el dedo cuando el activismo preelectoral está muy adelantado y en su apogeo, como el virus maldito, la curva no se aplana, al contrario asciende cada vez más. En eso andan José Narro, Luis Medina, David Monreal, Geovanna Bañuelos; por ese crecen las figuras de Saúl Monreal, de Ulises Mejía y Claudia Anaya; sin dejar de mencionar a los priistas exclusivos Adolfo Bonilla, Roberto Luévano y Carlos Peña.

Así mismo, hay escarceos al seno de los partidos de oposición, sobre todo en el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, que ya anunciaron su alianza nacional con la firme determinación de lograr la mayoría en la Cámara de Diputados, y no hay duda de que el PRI será integrado a esa batalla, porque está dicho y es realismo político que todo mundo reconoce, ningún partido puede solo, incluso el Morena que ya tiene amarrada coalición con el Verde Ecologista y el Partido del Trabajo.

Ciertamente, nadie moverá al Presidente de su posición para denunciar si hay fraude electoral, aunque el único guardián de las elecciones sea el Instituto Nacional Electoral, los Tribunales Electorales y los organismos públicos locales electorales, pero en su calidad de ciudadano, "si se entera que están comprando votos, utilizando dinero del presupuesto para favorecer a un partido, a un candidato, o rellenando urnas, como cualquier ciudadano está obligado a denunciarlo." ¿ O no puedo ? se pregunta el Presidente, y nadie se atreve a contradecirlo, puede porque puede, por eso es el Presidente.

La polarización y la democracia

Nadie puede ocultar que mantener comportamientos y posturas de confrontación que polarizan a las fuerzas políticas, son una riesgo para la vida democrática; son degradación del quehacer político que a los ciudadanos decepciona y les produce desconfianza, y por ello se pueden alejar del cumplimiento del ejercicio del sufragio. La gente, en la sociedad y entre los partidos, quiere ver un debate de las ideas, una batalla de propuestas, planteamientos que saquen a México y Zacatecas de las actuales y terribles crisis sanitaria, económica y de inseguridad. O sea, quieren y exigen soluciones, no sangre en las arenas políticas.

Las rutas de la legalidad en el tránsito a la democracia electoral, están muy claras, y en este escenario, los cambios hacia la cuarta transformación serán graduales, arduos y difíciles, hay fuerzas reacias a los cambios que se proponen desde el Presidente, de manera que han de prevalecer actitudes tolerantes, de diálogo y conciliación, para no entrar en procesos de inestabilidad e incertidumbre.

El mensaje que hace días lanzó el Presidente López Obrador, de que se convertirá en el guardián de las elecciones 2021, también es muy claro y entendible, porque "se los digo a los gobernadores" para que lo entiendan los funcionarios de su gabinete, los servidores públicos de la Secretaría del Bienestar; los que actúan o trabajan en la función pública y que son militantes del Morena, el Verde, o son priistas, panistas, perredistas o del Partido del Trabajo. Es una voz de advertencia y alerta para que sean evitados los fraudes electorales, aunque bien conocen los mexicanos, que el voto se respeta y que el Instituto Nacional Electoral así lo garantiza, porque es una institución sólida y confiable.

Nos parece que ya surgen apreciaciones muy anticipadas y fuera del lugar, acerca del proceso electoral que formalmente arrancará el 8 de septiembre. Y nadie se chupa el dedo cuando el activismo preelectoral está muy adelantado y en su apogeo, como el virus maldito, la curva no se aplana, al contrario asciende cada vez más. En eso andan José Narro, Luis Medina, David Monreal, Geovanna Bañuelos; por ese crecen las figuras de Saúl Monreal, de Ulises Mejía y Claudia Anaya; sin dejar de mencionar a los priistas exclusivos Adolfo Bonilla, Roberto Luévano y Carlos Peña.

Así mismo, hay escarceos al seno de los partidos de oposición, sobre todo en el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, que ya anunciaron su alianza nacional con la firme determinación de lograr la mayoría en la Cámara de Diputados, y no hay duda de que el PRI será integrado a esa batalla, porque está dicho y es realismo político que todo mundo reconoce, ningún partido puede solo, incluso el Morena que ya tiene amarrada coalición con el Verde Ecologista y el Partido del Trabajo.

Ciertamente, nadie moverá al Presidente de su posición para denunciar si hay fraude electoral, aunque el único guardián de las elecciones sea el Instituto Nacional Electoral, los Tribunales Electorales y los organismos públicos locales electorales, pero en su calidad de ciudadano, "si se entera que están comprando votos, utilizando dinero del presupuesto para favorecer a un partido, a un candidato, o rellenando urnas, como cualquier ciudadano está obligado a denunciarlo." ¿ O no puedo ? se pregunta el Presidente, y nadie se atreve a contradecirlo, puede porque puede, por eso es el Presidente.

La polarización y la democracia

Nadie puede ocultar que mantener comportamientos y posturas de confrontación que polarizan a las fuerzas políticas, son una riesgo para la vida democrática; son degradación del quehacer político que a los ciudadanos decepciona y les produce desconfianza, y por ello se pueden alejar del cumplimiento del ejercicio del sufragio. La gente, en la sociedad y entre los partidos, quiere ver un debate de las ideas, una batalla de propuestas, planteamientos que saquen a México y Zacatecas de las actuales y terribles crisis sanitaria, económica y de inseguridad. O sea, quieren y exigen soluciones, no sangre en las arenas políticas.