/ jueves 21 de mayo de 2020

Crónica del poder │Miseria presupuestal, nueva anormalidad

En este México de la Cuarta Transformación y de la normalidad democrática, donde se acumulan ofensivas políticas e ideológicas que reflejan confrontación y división que parecen arraigar irreconciliables, rebrota en Zacatecas otra nueva normalidad financiera del estado y otra nueva normalidad económica de los zacatecanos, que contienen otros datos y obvio, no son los del Palacio Nacional, son éstos, los de aquí en el Cerro de La Bufa, una verdadera realidad que ciertamente, no es normalidad y sí es precariedad y miseria presupuestal, que contagian y se propagan dañinas y peligrosas hacia las familias y comunidades ya cercanas al estallido social.

Tal parece que el Presidente Andrés Manuel López Obrador continúa insensible o sordo ante los reclamos o si quiere y para que no se altere, ante la respetuosa solicitud de los estados, por recursos para atender más eficazmente los efectos de la pandemia; concentrado como está en domar al virus maldito, no acata, no no ve las diversas y crueles realidades de las provincias y más concentra atención al Valle de México. Por lo pronto, el virus le ha resultado indomable y el Presidente cae de la monta una y otra vez.

La nueva normalidad financiera de Zacatecas está más que pintada e ilustrada con los datos precisos de Jorge Miranda y que están en la mesa del Secretario de Hacienda, Arturo Herrera. Y, como no hay respuesta del Presidente, con prudencia y más preocupación, otra vez el gobernador Alejandro Tello, clama con urgencia la ayuda federal, apoyo que no debe interpretarse como dádiva u obra de caridad, sino que se trata de recursos que son del estado, que se mantienen rezagados en las arcas federales y que se resisten a soltar.

Más todavía, Tello advierte una vez más, "llegará el momento en que no tendremos la manera de hacer frente a todos los compromisos económicos; por ello se requiere, la respuesta presidencial a través de la Secretaría de Hacienda."

Con su espectro violento y mortal, el coronavirus romperá las estrategias y rebasará las posibilidades del estado para enfrentarlo, y frente a ese panorama de víctimas e impotencia, el gobierno federal no puede solo contemplar las cifras crecientes de decesos, los datos más reales y veraces; será inmoral abandonar a esta gente que solo parece haber cometido el pecado de alguna vez asumirse como el estado más priista de México. La insistencia seguirá respetuosa, con sana distancia y como compromiso que ha de cumplirse con los que menos tienen, con los jodidos, con los campesinos, mineros, artesanos, hoteleros, restauranteros, médicos, enfermeras, maestros que hacen un solo frente de batalla para superar la crisis sanitaria, que ya arreció y que de aquí a los últimos de mayo, pintará peor. Ojalá el pronóstico sea equivocado.

La nueva anormalidad

Es la miseria presupuestal impuesta por la indiferencia presidencial, porque aquí se ha dado respuesta al recorte de los egresos, hay fincada una razonable austeridad; aún en la vil chilla, no cesan la distribución de apoyos a las familias más necesitadas en el campo y las colonias populares, a la gente pobre no se le deja en el abandono, se le acercan alimentos, se les auxilia con atención a su salud; a los comerciantes ya se les extienden recursos de respaldo y créditos, hay beneficios fiscales; se planea un ordenado regreso a la nueva normalidad a partir del primero de junio y continúan los gritos y llamados de insistencia a la gente, a quedarse en casa y guardar la sana distancia.

En este México de la Cuarta Transformación y de la normalidad democrática, donde se acumulan ofensivas políticas e ideológicas que reflejan confrontación y división que parecen arraigar irreconciliables, rebrota en Zacatecas otra nueva normalidad financiera del estado y otra nueva normalidad económica de los zacatecanos, que contienen otros datos y obvio, no son los del Palacio Nacional, son éstos, los de aquí en el Cerro de La Bufa, una verdadera realidad que ciertamente, no es normalidad y sí es precariedad y miseria presupuestal, que contagian y se propagan dañinas y peligrosas hacia las familias y comunidades ya cercanas al estallido social.

Tal parece que el Presidente Andrés Manuel López Obrador continúa insensible o sordo ante los reclamos o si quiere y para que no se altere, ante la respetuosa solicitud de los estados, por recursos para atender más eficazmente los efectos de la pandemia; concentrado como está en domar al virus maldito, no acata, no no ve las diversas y crueles realidades de las provincias y más concentra atención al Valle de México. Por lo pronto, el virus le ha resultado indomable y el Presidente cae de la monta una y otra vez.

La nueva normalidad financiera de Zacatecas está más que pintada e ilustrada con los datos precisos de Jorge Miranda y que están en la mesa del Secretario de Hacienda, Arturo Herrera. Y, como no hay respuesta del Presidente, con prudencia y más preocupación, otra vez el gobernador Alejandro Tello, clama con urgencia la ayuda federal, apoyo que no debe interpretarse como dádiva u obra de caridad, sino que se trata de recursos que son del estado, que se mantienen rezagados en las arcas federales y que se resisten a soltar.

Más todavía, Tello advierte una vez más, "llegará el momento en que no tendremos la manera de hacer frente a todos los compromisos económicos; por ello se requiere, la respuesta presidencial a través de la Secretaría de Hacienda."

Con su espectro violento y mortal, el coronavirus romperá las estrategias y rebasará las posibilidades del estado para enfrentarlo, y frente a ese panorama de víctimas e impotencia, el gobierno federal no puede solo contemplar las cifras crecientes de decesos, los datos más reales y veraces; será inmoral abandonar a esta gente que solo parece haber cometido el pecado de alguna vez asumirse como el estado más priista de México. La insistencia seguirá respetuosa, con sana distancia y como compromiso que ha de cumplirse con los que menos tienen, con los jodidos, con los campesinos, mineros, artesanos, hoteleros, restauranteros, médicos, enfermeras, maestros que hacen un solo frente de batalla para superar la crisis sanitaria, que ya arreció y que de aquí a los últimos de mayo, pintará peor. Ojalá el pronóstico sea equivocado.

La nueva anormalidad

Es la miseria presupuestal impuesta por la indiferencia presidencial, porque aquí se ha dado respuesta al recorte de los egresos, hay fincada una razonable austeridad; aún en la vil chilla, no cesan la distribución de apoyos a las familias más necesitadas en el campo y las colonias populares, a la gente pobre no se le deja en el abandono, se le acercan alimentos, se les auxilia con atención a su salud; a los comerciantes ya se les extienden recursos de respaldo y créditos, hay beneficios fiscales; se planea un ordenado regreso a la nueva normalidad a partir del primero de junio y continúan los gritos y llamados de insistencia a la gente, a quedarse en casa y guardar la sana distancia.