/ lunes 25 de enero de 2021

Crónica del poder │Prepotencia y arrogancia de Delgado

Aunque hay premisas que no desaparecen del escenario democrático, como la certeza jurídica, el respeto entre diferentes o adversarios y condiciones de igualdad en los procesos preelectorales y electorales, entre la clase política del estado, los correligionarios morenistas y los aliados de los Partidos del Trabajo, Verde Ecologista y Nueva Alianza, no hay dudas ni confusión sobre la viabilidad de la candidatura a gobernador del fresnillense David Monreal, indiscutible líder del monrealismo en Zacatecas y figura política avalada por el líder máximo de su partido, Andrés Manuel López Obrador

Lo que sí es real y apabullante, es que las dudas están encima del presidente nacional de Morena, Mario Delgado, quien el viernes anterior estuvo en Guadalupe a entregar a David Monreal, constancia única como candidato de Morena al gobierno de Zacatecas y al hacerlo para solo ratificar que no hay vuelta de hoja y que esa es la invariable decisión, de plano disolvió la conciliadora propuesta de David sobre la comunión social, que busca evitar la división y apoyar la transformación que se requiere en materia de seguridad, economía y salud, los graves problemas prioritarios, que de llegar al palacio de gobierno, deberá encarar hasta resolver. Destruyó el mensaje de unidad de su candidato a gobernador.

Para utilizar las palabras o términos de López Obrador, hay que decir que a Mario Delgado se le vio prepotente y arrogante, y consecuente con su estilo, a su paso siembra conflictos y donde los hay, los incendia y atiza, como así reproduce turbulencias en Zacatecas para generar eso que el presidente condena en su partido: un desbarajuste. ¿Por qué? Porque su mensaje de odio promueve la confrontación y acrecienta la polarización, tal parece que la división interna es la que más conviene a su estrategia electoral. Al mismo tiempo que puntualizó que es necesaria la unidad del partido, a los aspirantes que no fueron favorecidos con la candidatura, a Luis Medina, José Narro y Ulises Mejía, los tachó de ambiciosos vulgares y que, si quieren abandonar el movimiento, "pues que les vaya bien"

Aunque ausentes y sin la asistencia de los dirigentes estatales de Morena, Fernando Arteaga y Gilberto del Real, de hecho, expulsó del partido a los 5, porque "se equivocaron de partido y andan queriendo ser rescatados por otros partidos", pues que les vaya bien porque en Morena "tenemos principios y tenemos valores y si se quieren ir a otro partido, los vamos a enfrentar en las urnas". Así selló la división, sin dar margen al acercamiento, al posible entendimiento, a la conciliación y restauración de la estabilidad y certidumbre internas, que todavía no las hay y que les urgen.

La vocación por el conflicto

Y la incapacidad de diálogo y concertación para alcanzar la unidad, son carencias del dirigente Mario Delgado, que no líder, porque los auténticos liderazgos políticos, armonizan, construyen la convivencia y coexistencia en las diferencias y no son propensos a la aniquilación del contrario. David Monreal tendrá que rescatar el concepto de comunión social y restaurar las fisuras y fragmentación que se reproducen en el partido, porque resulta injusto e irracional, que, a esos morenistas, no derrotados, sino que no alcanzaron la oportunidad de la candidatura, se les trate tan indignamente, hay testimonios de que son líderes que han construido y fortalecido a Morena en el estado.

Aunque hay premisas que no desaparecen del escenario democrático, como la certeza jurídica, el respeto entre diferentes o adversarios y condiciones de igualdad en los procesos preelectorales y electorales, entre la clase política del estado, los correligionarios morenistas y los aliados de los Partidos del Trabajo, Verde Ecologista y Nueva Alianza, no hay dudas ni confusión sobre la viabilidad de la candidatura a gobernador del fresnillense David Monreal, indiscutible líder del monrealismo en Zacatecas y figura política avalada por el líder máximo de su partido, Andrés Manuel López Obrador

Lo que sí es real y apabullante, es que las dudas están encima del presidente nacional de Morena, Mario Delgado, quien el viernes anterior estuvo en Guadalupe a entregar a David Monreal, constancia única como candidato de Morena al gobierno de Zacatecas y al hacerlo para solo ratificar que no hay vuelta de hoja y que esa es la invariable decisión, de plano disolvió la conciliadora propuesta de David sobre la comunión social, que busca evitar la división y apoyar la transformación que se requiere en materia de seguridad, economía y salud, los graves problemas prioritarios, que de llegar al palacio de gobierno, deberá encarar hasta resolver. Destruyó el mensaje de unidad de su candidato a gobernador.

Para utilizar las palabras o términos de López Obrador, hay que decir que a Mario Delgado se le vio prepotente y arrogante, y consecuente con su estilo, a su paso siembra conflictos y donde los hay, los incendia y atiza, como así reproduce turbulencias en Zacatecas para generar eso que el presidente condena en su partido: un desbarajuste. ¿Por qué? Porque su mensaje de odio promueve la confrontación y acrecienta la polarización, tal parece que la división interna es la que más conviene a su estrategia electoral. Al mismo tiempo que puntualizó que es necesaria la unidad del partido, a los aspirantes que no fueron favorecidos con la candidatura, a Luis Medina, José Narro y Ulises Mejía, los tachó de ambiciosos vulgares y que, si quieren abandonar el movimiento, "pues que les vaya bien"

Aunque ausentes y sin la asistencia de los dirigentes estatales de Morena, Fernando Arteaga y Gilberto del Real, de hecho, expulsó del partido a los 5, porque "se equivocaron de partido y andan queriendo ser rescatados por otros partidos", pues que les vaya bien porque en Morena "tenemos principios y tenemos valores y si se quieren ir a otro partido, los vamos a enfrentar en las urnas". Así selló la división, sin dar margen al acercamiento, al posible entendimiento, a la conciliación y restauración de la estabilidad y certidumbre internas, que todavía no las hay y que les urgen.

La vocación por el conflicto

Y la incapacidad de diálogo y concertación para alcanzar la unidad, son carencias del dirigente Mario Delgado, que no líder, porque los auténticos liderazgos políticos, armonizan, construyen la convivencia y coexistencia en las diferencias y no son propensos a la aniquilación del contrario. David Monreal tendrá que rescatar el concepto de comunión social y restaurar las fisuras y fragmentación que se reproducen en el partido, porque resulta injusto e irracional, que, a esos morenistas, no derrotados, sino que no alcanzaron la oportunidad de la candidatura, se les trate tan indignamente, hay testimonios de que son líderes que han construido y fortalecido a Morena en el estado.