En conclusión de lo que pudo ser la primera parte de la glosa gubernamental sobre la Función Pública, no fue tal y el encuentro en la Comisión Legislativa del Sistema Estatal Anticorrupción, entre los diputados locales y el secretario Ernesto González Romo se convirtió en estridente confrontación, desgastante e inútil para ambas instituciones, la Legislatura Estatal y la Secretaría de la Función Pública del Gobierno del Estado, porque en ningún momento se hizo el análisis político y jurídico, en otras palabras, no se dió la discusión ni el debate democrático amplio, explícito y profundo, no se cumplio a la sociedad ni a gobernados con la transparencia ni el derecho a la información, esencia fundamental de éstos acontecimientos consecuencia legal e institucional del Informe del Poder Ejecutivo al Podres Legislativo.
Para empezar, la Legislatura le acortó el escenario a Ernesto González Romo, no le dieron el mismo tratamiento que a los Secretarios General y de Seguridad que comparecieron ante el pleno y éste solo se presentó ante la Comisión Legislativa del Sistema Estatal Anticorrupción, quizá previeron el espectáculo, porque la glosa no se registró, se perdió la oportunidad para que el Secretario extendiera el mensaje institucional y gubernamental de David Monreal Ávila, sobre una función pública eficaz, honesta, pulcra, transparente, sensible, prudente, equilibrada, con mesura y extrema responsabilidad, sin protagonismos ni desplantes, y auténtica lucha contra la corrupción sin simulación.
Se advierte que esta comunicación política, complementaria a la del informe de gobierno, no es tomada en serio como un proceso de cambio hacia una reordenación del servicio público que la sociedad exige sea ejercido en todos los ámbitos del gobierno con resultados efectivos y de bienestar en la población y como una vigorosa gobernanza vinculada ya al impulso transformador, que a este gobierno le llega desde la Presidencia de la República y la edificación del segundo piso que Claudia Sheinbaum Pardo ha ordenado y ejecuta en todos los horizontes.
A la gente, a los gobernados, a la clase política y a los propios diputados y diputadas, la participación del Secretario Ernesto González Romo, más pareció un episodio esponjoso de su personalidad y no un proceder inteligente, puntual y de respuestas veraces, actualizadas y responsables y aunque dijo no caer en las provocaciones del priista Carlos Peña Badillo, porque "no vine a denigrar mi encargo" pero si a degradarlo e insistir en generar frustración, provocar decepción y la desconfianza de los zacatecanos ante la función pública.
En su ánimo por blofear para tratar de impresionar con su retórica de extemporánea anticorrupción contra los ex gobernadores Miguel Alonso Reyes y Alejandro Tello Cristerna, no ha entendido que el tiempo ya lo venció y que solo exhibe impotencia, debilidad que en nada eleva su autoridad moral y política para investigar hasta sancionar a los corruptos de ayer y de ahora, una preocupación y demanda que no es solo de los diputados que le cuestionaron en la glosa que nunca lo fue, sino que es un reclamo social que se comparte por todas las expresiones políticas e ideológicas, incluída la de su partido, motivadas por las inquietudes, tensiones e incertidumbres que imperan en el estado y que gradualmente son abatidas por la estrategia de pacificación que avanza por los municipios. Serenidad y prudencia Secretario.
En conclusión de lo que pudo ser la primera parte de la glosa gubernamental sobre la Función Pública, no fue tal y el encuentro en la Comisión Legislativa del Sistema Estatal Anticorrupción, entre los diputados locales y el secretario Ernesto González Romo se convirtió en estridente confrontación, desgastante e inútil para ambas instituciones, la Legislatura Estatal y la Secretaría de la Función Pública del Gobierno del Estado, porque en ningún momento se hizo el análisis político y jurídico, en otras palabras, no se dió la discusión ni el debate democrático amplio, explícito y profundo, no se cumplio a la sociedad ni a gobernados con la transparencia ni el derecho a la información, esencia fundamental de éstos acontecimientos consecuencia legal e institucional del Informe del Poder Ejecutivo al Podres Legislativo.
Para empezar, la Legislatura le acortó el escenario a Ernesto González Romo, no le dieron el mismo tratamiento que a los Secretarios General y de Seguridad que comparecieron ante el pleno y éste solo se presentó ante la Comisión Legislativa del Sistema Estatal Anticorrupción, quizá previeron el espectáculo, porque la glosa no se registró, se perdió la oportunidad para que el Secretario extendiera el mensaje institucional y gubernamental de David Monreal Ávila, sobre una función pública eficaz, honesta, pulcra, transparente, sensible, prudente, equilibrada, con mesura y extrema responsabilidad, sin protagonismos ni desplantes, y auténtica lucha contra la corrupción sin simulación.
Se advierte que esta comunicación política, complementaria a la del informe de gobierno, no es tomada en serio como un proceso de cambio hacia una reordenación del servicio público que la sociedad exige sea ejercido en todos los ámbitos del gobierno con resultados efectivos y de bienestar en la población y como una vigorosa gobernanza vinculada ya al impulso transformador, que a este gobierno le llega desde la Presidencia de la República y la edificación del segundo piso que Claudia Sheinbaum Pardo ha ordenado y ejecuta en todos los horizontes.
A la gente, a los gobernados, a la clase política y a los propios diputados y diputadas, la participación del Secretario Ernesto González Romo, más pareció un episodio esponjoso de su personalidad y no un proceder inteligente, puntual y de respuestas veraces, actualizadas y responsables y aunque dijo no caer en las provocaciones del priista Carlos Peña Badillo, porque "no vine a denigrar mi encargo" pero si a degradarlo e insistir en generar frustración, provocar decepción y la desconfianza de los zacatecanos ante la función pública.
En su ánimo por blofear para tratar de impresionar con su retórica de extemporánea anticorrupción contra los ex gobernadores Miguel Alonso Reyes y Alejandro Tello Cristerna, no ha entendido que el tiempo ya lo venció y que solo exhibe impotencia, debilidad que en nada eleva su autoridad moral y política para investigar hasta sancionar a los corruptos de ayer y de ahora, una preocupación y demanda que no es solo de los diputados que le cuestionaron en la glosa que nunca lo fue, sino que es un reclamo social que se comparte por todas las expresiones políticas e ideológicas, incluída la de su partido, motivadas por las inquietudes, tensiones e incertidumbres que imperan en el estado y que gradualmente son abatidas por la estrategia de pacificación que avanza por los municipios. Serenidad y prudencia Secretario.