/ domingo 7 de agosto de 2022

Crónica del poder | Visionarios esfuerzos por el desarrollo regional

Frente a la crisis económica que azota al estado y ante las expectativas poco alentadoras que se pintan con la supuesta austeridad franciscana, que se traduciría en la reducción de presupuestos y programas, resulta innegable que retomar en serio y con gran responsabilidad la estrategia del desarrollo regional y del municipalismo, puede convertirse en un movimiento innovador y alentador para impulsar una transformación radical en los municipios y comunidades más apartados o marginados. a donde no han llegado ni las esperanzas que muchos han sembrado desde los sexenio priistas y que ahora continúan en los trienios transformadores.

En los setentas, el gobernador Pedro Ruiz González intentó ambicioso desarrollo regional a partir de apoyos extraordinarios al campo, esfuerzo que quedó truncado y en veremos; con Arturo Romo Gutiérrez la concepción municipalista retomó rumbos teóricos y en la práctica las inversiones y programas se diluyeron y solo prevaleció la imagen progresista; una década más tarde, en el gobierno de Amalia García Medina, el destacado economista y líder de izquierda, Noé Beltrán, desde la Secretaría de Planeación y Desarrollo Económico, establece claros objetivos con acertada respuesta de los municipios de los cañones y el sureste, pero expresiones internas derrumbaron la visionaria estrategia y el maestro universitario debió renunciar para dejar en suspenso un cambio radical en una sociedad conservadora.

En el actual escenario económico y social, se registran importantes políticas municipalistas coincidentes que pueden revivir la estrategia del desarrollo regional para adquirir dimensiones de realismo y crecimiento con el esfuerzo y liderazgo de alcaldes muy apasionados en su ejercicio del poder y con ganas de trascender. Es el caso de Saúl Monreal Ávila en Fresnillo; Jorge Miranda Castro, por Zacatecas Capital, y Julio César Chávez, de Guadalupe, los tres promotores de dinámicas de desarrollo enlazadas y en sintonía, con resultados que fortalecen la imagen gubernamental e institucional de Zacatecas y, por consecuencia, se ungen con liderazgo político y de gobierno en la zona metropolitana o conurbada, considerada además como el corredor electoral del estado, donde se fincan futuras victorias electorales.

Los tres alcaldes tienen programa que aplican con agenda puntual y siempre apegados o cercanos a las comunidades y las poblaciones; su capacidad organizacional, administrativa y operativa no queda encerrada en sus jurisdicciones, sino que abren rumbos hacia la geografía estatal, lo que deja entrever un renovado intento por lograr la integración regional y municipalista del estado, un operativo estratégico que tiene que ser seguido por el Consejo Estatal de Desarrollo Económico y la Coordinación Estatal de Planeación y Desarrollo del Estado, como así lo plantea Julio César Chávez, al instalar Junta de Participación Ciudadana, que no debe ser flor de un día para luego abandonar misión y objetivos.

Con esa perspectiva, el desarrollo regional a través de los cañones de Juchipila y Tlaltenango, el sureste desde Guadalupe a Pinos y Loreto; de Fresnillo hacia el norte del semidesierto y la zona noroeste que lidera Río Grande; la región centro que incorpora a Guadalupe, Zacatecas y Fresnillo; y el repunte que inicia desde Zacatecas Capital, por Jerez y Villanueva, hasta enlazar a los cañones sin olvidar nunca jamás a Nochistlán y Apulco. Pueden demostrar que un Zacatecas mejor es posible.

Frente a la crisis económica que azota al estado y ante las expectativas poco alentadoras que se pintan con la supuesta austeridad franciscana, que se traduciría en la reducción de presupuestos y programas, resulta innegable que retomar en serio y con gran responsabilidad la estrategia del desarrollo regional y del municipalismo, puede convertirse en un movimiento innovador y alentador para impulsar una transformación radical en los municipios y comunidades más apartados o marginados. a donde no han llegado ni las esperanzas que muchos han sembrado desde los sexenio priistas y que ahora continúan en los trienios transformadores.

En los setentas, el gobernador Pedro Ruiz González intentó ambicioso desarrollo regional a partir de apoyos extraordinarios al campo, esfuerzo que quedó truncado y en veremos; con Arturo Romo Gutiérrez la concepción municipalista retomó rumbos teóricos y en la práctica las inversiones y programas se diluyeron y solo prevaleció la imagen progresista; una década más tarde, en el gobierno de Amalia García Medina, el destacado economista y líder de izquierda, Noé Beltrán, desde la Secretaría de Planeación y Desarrollo Económico, establece claros objetivos con acertada respuesta de los municipios de los cañones y el sureste, pero expresiones internas derrumbaron la visionaria estrategia y el maestro universitario debió renunciar para dejar en suspenso un cambio radical en una sociedad conservadora.

En el actual escenario económico y social, se registran importantes políticas municipalistas coincidentes que pueden revivir la estrategia del desarrollo regional para adquirir dimensiones de realismo y crecimiento con el esfuerzo y liderazgo de alcaldes muy apasionados en su ejercicio del poder y con ganas de trascender. Es el caso de Saúl Monreal Ávila en Fresnillo; Jorge Miranda Castro, por Zacatecas Capital, y Julio César Chávez, de Guadalupe, los tres promotores de dinámicas de desarrollo enlazadas y en sintonía, con resultados que fortalecen la imagen gubernamental e institucional de Zacatecas y, por consecuencia, se ungen con liderazgo político y de gobierno en la zona metropolitana o conurbada, considerada además como el corredor electoral del estado, donde se fincan futuras victorias electorales.

Los tres alcaldes tienen programa que aplican con agenda puntual y siempre apegados o cercanos a las comunidades y las poblaciones; su capacidad organizacional, administrativa y operativa no queda encerrada en sus jurisdicciones, sino que abren rumbos hacia la geografía estatal, lo que deja entrever un renovado intento por lograr la integración regional y municipalista del estado, un operativo estratégico que tiene que ser seguido por el Consejo Estatal de Desarrollo Económico y la Coordinación Estatal de Planeación y Desarrollo del Estado, como así lo plantea Julio César Chávez, al instalar Junta de Participación Ciudadana, que no debe ser flor de un día para luego abandonar misión y objetivos.

Con esa perspectiva, el desarrollo regional a través de los cañones de Juchipila y Tlaltenango, el sureste desde Guadalupe a Pinos y Loreto; de Fresnillo hacia el norte del semidesierto y la zona noroeste que lidera Río Grande; la región centro que incorpora a Guadalupe, Zacatecas y Fresnillo; y el repunte que inicia desde Zacatecas Capital, por Jerez y Villanueva, hasta enlazar a los cañones sin olvidar nunca jamás a Nochistlán y Apulco. Pueden demostrar que un Zacatecas mejor es posible.