Terminó la era de Andrés Manuel López Obrador. Por bastantes razones se le extrañará. Comenzó la de Claudia Sheinbaum Pardo, -la primera mujer presidenta en México después de poco más de 200 años de República-. Como lo sentenció ella misma: “no llega sola”, arriba con mucho poder y legitimación. Ayer en la Cámara de Diputados, la doctora Sheinbaum rindió la protesta de ley y recibió la banda presidencial de manos de otra gran mujer: la maestra Ifigenia Martínez Hernández, de 94 años, reconocida luchadora social. No hay discusión, la nueva presidenta tomó el control del país. La deuda histórica con las mujeres ha comenzado a pagarse desde hace tiempo. ¡Es tiempo de mujeres!
Ataviada en elegante vestido color marfil, bordado artesanalmente a mano, en su lado derecho y mucho más discreto en ambas mangas, la primera mujer presidenta en México llegó a San Lázaro con varios minutos de atraso, porque no podía salir con rapidez de su residencia en Tlalpan. Los vecinos la arroparon. Arribó al Congreso en medio de una gran ovación de sus seguidores y también de los invitados especiales, incluyendo presidentes, jefes de estado y representantes personales de varios países del mundo. Fueron 114 en total. Tal vez, Jill Biden, esposa del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, fue de las que más llamó la atención entre los invitados, por lo que significa como mujer.
En nuestra visión, cuatro temas sobresalieron de su discurso que duró poco más de 45 minutos. Desde luego, no son los únicos, pero sí de los más significativos. Por su importancia aquí plasmamos los cuatro temas: 1) la nueva presidenta de México comenzó su discurso reconociendo el legado de su antecesor, nunca se deslindó, por el contrario, enalteció legado y liderazgo. 2) ya en lo que se refiere como presidenta de México subrayó con contundencia que es tiempos de mujeres y sí 3) garantizó todas las libertades, no habrá autoritarismo, dijo y 4) ofreció a inversionistas extranjeros y nacionales certidumbre, además, les garantizó que su dinero estará seguro, anunció reunión con empresarios para no subir servicios básicos.
El discurso tuvo varios momentos de emotividad, en buena medida, dirigidos a su antecesor (AMLO) quien nunca dejó de aplaudir a la nueva presidenta de los mexicanos (as). Subrayar, uno de los momentos más simbólicos fue cuando la presidenta Claudia anunció que es tiempo de las mujeres, que es madre, abuela, científica y ahora presidenta Constitucional. Otro aspecto para destacar de la nueva presidenta fue cuando refirió la caída de 36 años de neoliberalismo para dar paso a la ratificación de la cuarta transformación y la irrenunciable idea de construir el segundo piso de la mano del pueblo de México. El centro de todo este momento fue el pueblo de México.
Finalmente, el discurso de Claudia Sheinbaum Pardo también retumbó y tuvo momentos de emotividad en la mayor plaza pública del país: el zócalo de la CDMX. Ahí, como hace seis años, ahora le entregaron el bastón de mando a la primera mujer presidenta de México. Nos quedamos con la firme idea, de que la doctora Sheinbaum gobernará con un estilo propio, con carácter, con honestidad y con el sincero anhelo de que si le va bien a la presidenta le irá bien a la nación. Todo México lo merece.
La oposición
Hubo una pieza clave en la transición. Sólo como referente, la transición fue de tersa, de terciopelo, para que eso ocurriera, su autor fue el político zacatecano, Ricardo Monreal Ávila quien prácticamente evitó momentos incómodos para la nueva presidenta de México. Por su parte, la oposición, entiéndase PRI, PAN, PRD y MC coincidieron que es momentos de llamar a la reconciliación y unidad del país. Nos parece que fue una exigencia no solo consensuada, sino necesaria.