Desde 1950, en Zacatecas ha gobernado una única corriente ideológica, un único grupo político que se diversifica o se reagrupa según las circunstancias políticas, pero amalgamado por la complicidad, la corrupción y los pactos de impunidad. Nuestro único antecedente de alternancia política lo encontramos en el histórico 1998, pero aquel movimiento no logró reunir la suficiente fuerza para detener el regreso del régimen que hasta hoy gobierna nuestra entidad. No obstante, este 2021 se vislumbra como la mejor posibilidad de retomar el proyecto que inició hace más de dos décadas, con el fin de construir una auténtica democracia a nivel local, tal como fuimos partícipes del cambio que comenzó a nivel federal en 2018.
Gracias a la nueva política anticorrupción hoy existe un acuerdo entre el gobierno federal y los poderes ejecutivos locales para garantizar elecciones con arreglo al orden constitucional; además, el delito de utilizar programas sociales con fines electorales ahora es considerado grave, no admite libertad bajo fianza y amerita prisión preventiva oficiosa. En este sentido, las condiciones con las que cuenta la ciudadanía zacatecana son inéditas, y vaticinan un proceso con menos vicios que en 2016, por ejemplo, cuando fueron documentados distintos actos de manipulación y toda una red delictiva que operó para llevar a cabo elecciones de Estado.
De replicarse las tendencias electorales de 2018 a nivel local, tal como lo reflejan las encuestas que hasta ahora se han publicado, el proyecto que encabeza David Monreal Ávila en la entidad resultaría vencedor y estaríamos ante la segunda gran transición política de Zacatecas, lo que nos permitiría incluirnos entre las entidades con administraciones afines a la Cuarta Transformación.
Pero si bien una victoria electoral sería revitalizante para nuestra vida pública, la cultura democrática de Zacatecas debe seguir desarrollándose para evitar que a la postre los grupos que han manejado la administración local desde mediados del siglo anterior recobren una vez más el control político, para lo cual la única receta probada en México y otras latitudes es la participación política y la inclusión de la ciudadanía en la toma de decisiones.
A diferencia de las falsas promesas de la campaña de quien hoy gobierna la entidad, que afirmaban que se iría de no cumplir con el objetivo de sacar adelante a Zacatecas, sin establecer mecanismos para ello, el pasado martes se aprobaron modificaciones a la Ley Federal de Consulta Popular para, entre otras novedades, permitir a las entidades llevar a cabo este mecanismo a nivel local en temas de trascendencia regional. De cumplirse los pronósticos del triunfo del proyecto de transformación, el titular del ejecutivo no tendría campo abierto para servirse del dinero público, sino un verdadero compromiso con la ciudadanía que cada vez tiene más herramientas para ejercer su poder de decisión y marcar el rumbo del desarrollo regional.
