/ lunes 20 de agosto de 2018

Democracia y error partidista

El pasado proceso electoral del primero de julio nos deja bastantes lecciones. En esta colaboración se comenta una de ellas.

Un error de la partidocracia fue no valorar en su justa dimensión la expectativa ciudadana de tener verdadero bienestar económico y social, por ende sufrió severo golpe por millones de ciudadanos, incluso sus militantes y simpatizantes del llamado “voto duro” o “clientelar”, pues hay plena conciencia del deterioro en la calidad de vida (bajo ingreso familiar e inseguridad por criminales) y que la clase política en puestos gubernamentales a lo largo y ancho del país es ineficiente, incompetente en cumplir su función pese a altos salarios, actúan y toman decisiones sin considerar las necesidades intelectuales y cívicas de la ciudadanía, creían erróneamente que con regalar algunos recursos materiales de bajo costo tenían controlados a ciudadanos en desventaja socioeconómica.

Esto claramenteindica nueva correlación de fuerzas entre ciudadanos-electores respecto a políticos-gobernantes, es un nuevo estadio del pensamiento ciudadano superior y en muchos aspectos al de quienes ostentan cargos gubernamentales.

A partir de lo anterior se comparte lossiguientessupuestos:1) está disminuyendo el control político-gubernamental sobre la sociedad; 2) se percibe más, detesta y castiga la demagogia (ese recurso para engañar respecto a la realidad) utilizada el gobernante malintencionado o bien por ser ignorante.

Ambos factores, control gubernamental y demagogia, tienen su contraparte en la democracia y en la construcción paulatina de un integral bienestar ciudadano. El control gubernamental sobre las masas de personas es cada vez más complicado aplicarlo por quienes prefieren esta opción para la gobernanza pues la tecnología y sobre todo la telecomunicación en redes sociales dificulta enormemente tal control sobre el electorado. La democracia clasificada por objetivos, de procedimientos, de sufragio efectivo y de sufragio “populachero”, desde el pasado primero de julio 2018 debe estar basada en las tres primeras.

En ese contexto la clase política inserta en los partidos de aquí en delante debe saber que fracasarán si los métodos de selección de sus candidatos(as) no son mejores o superiores a los esperados por el pueblo que pretende gobernar, que aquello que es bueno para una persona no necesariamente es bueno para una familia, ciudad o país, como aplicar políticas públicas dizque para lograr el bien común o en su caso abusar del cargo para beneficio personal y de sus cercanos.

En síntesis, los resultados del pasado proceso electoral 2018 nos demuestran un agradable cambio radical en la conducta electoral, que ahora la visión de la partidocracia para seleccionar sus candidatos(as) a cargos de elección está sujeta al pensamiento y evaluación ciudadana, que la expectativa partidista no es igual a la expectativa democrática de la ciudadanía.

El pasado proceso electoral del primero de julio nos deja bastantes lecciones. En esta colaboración se comenta una de ellas.

Un error de la partidocracia fue no valorar en su justa dimensión la expectativa ciudadana de tener verdadero bienestar económico y social, por ende sufrió severo golpe por millones de ciudadanos, incluso sus militantes y simpatizantes del llamado “voto duro” o “clientelar”, pues hay plena conciencia del deterioro en la calidad de vida (bajo ingreso familiar e inseguridad por criminales) y que la clase política en puestos gubernamentales a lo largo y ancho del país es ineficiente, incompetente en cumplir su función pese a altos salarios, actúan y toman decisiones sin considerar las necesidades intelectuales y cívicas de la ciudadanía, creían erróneamente que con regalar algunos recursos materiales de bajo costo tenían controlados a ciudadanos en desventaja socioeconómica.

Esto claramenteindica nueva correlación de fuerzas entre ciudadanos-electores respecto a políticos-gobernantes, es un nuevo estadio del pensamiento ciudadano superior y en muchos aspectos al de quienes ostentan cargos gubernamentales.

A partir de lo anterior se comparte lossiguientessupuestos:1) está disminuyendo el control político-gubernamental sobre la sociedad; 2) se percibe más, detesta y castiga la demagogia (ese recurso para engañar respecto a la realidad) utilizada el gobernante malintencionado o bien por ser ignorante.

Ambos factores, control gubernamental y demagogia, tienen su contraparte en la democracia y en la construcción paulatina de un integral bienestar ciudadano. El control gubernamental sobre las masas de personas es cada vez más complicado aplicarlo por quienes prefieren esta opción para la gobernanza pues la tecnología y sobre todo la telecomunicación en redes sociales dificulta enormemente tal control sobre el electorado. La democracia clasificada por objetivos, de procedimientos, de sufragio efectivo y de sufragio “populachero”, desde el pasado primero de julio 2018 debe estar basada en las tres primeras.

En ese contexto la clase política inserta en los partidos de aquí en delante debe saber que fracasarán si los métodos de selección de sus candidatos(as) no son mejores o superiores a los esperados por el pueblo que pretende gobernar, que aquello que es bueno para una persona no necesariamente es bueno para una familia, ciudad o país, como aplicar políticas públicas dizque para lograr el bien común o en su caso abusar del cargo para beneficio personal y de sus cercanos.

En síntesis, los resultados del pasado proceso electoral 2018 nos demuestran un agradable cambio radical en la conducta electoral, que ahora la visión de la partidocracia para seleccionar sus candidatos(as) a cargos de elección está sujeta al pensamiento y evaluación ciudadana, que la expectativa partidista no es igual a la expectativa democrática de la ciudadanía.