/ miércoles 16 de octubre de 2019

Detección temprana, la mejor herramienta contra el cáncer de mama

El cáncer de mama es una de las principales causas de muerte en todo el mundo; se calcula que una de cada ocho mujeres padecerá a lo largo de su vida esta enfermedad.

La buena noticia es que es un cáncer altamente curable: cuando se detecta a tiempo, la tasa de supervivencia supera el 90%; además, en las etapas tempranas de la enfermedad es poco probable que se tenga que realizar la mastectomía (cirugía de extirpación de seno).

Sin embargo, en México sólo una de cada 5 mujeres se realizan estudios de detección. Desafortunadamente el 70% de los casos diagnosticados en nuestro país ya se encuentran en etapas avanzadas, lo que significa un pronóstico menos favorable y posibles complicaciones en el tratamiento.

Por eso es primordial informar a las mujeres de todas las edades acerca de esta enfermedad y la importancia de su diagnóstico en las etapas iniciales. Las principales medidas para la detección temprana son la autoexploración de senos y axilas una vez al mes a partir de los 20 años, y una mastografía anual a partir de los 40 años.

La mastografía es un estudio radiológico altamente efectivo para la detección de pequeños tumores, incluso los que no son palpables, y se puede realizar en numerosas clínicas y unidades móviles a muy bajo costo. La ecografía o ultrasonido de mama es otro examen que también detecta casos tempranos y permite corroborar el diagnóstico.

Además de los exámenes de detección, otras acciones complementarias tienen un impacto muy positivo en la salud: llevar una dieta saludable, realizar actividad física y evitar el consumo de alcohol y tabaco. En cuanto a los principales factores de riesgo, estos son: antecedentes familiares de cáncer, menstruación a temprana edad, menopausia tardía, llevar terapia de reemplazo hormonal, no haber tenido embarazos, consumo de alcohol, sobrepeso u obesidad, y vida sedentaria.

Otro examen importante para la salud de la mujer es el Papanicolaou o citología vaginal, que permite detectar el cáncer cervicouterino en sus fases iniciales. Se recomienda realizarse esta prueba una vez cada tres años a partir de los 20 años, así como la aplicación de la vacuna contra el VPH en niñas a partir de los 11 años.

Vale la pena resaltar que estos dos tipos de cáncer son enfermedades silenciosas, ya que en muchos casos no manifiestan síntomas visibles ni dolor hasta que ya es demasiado tarde. Cualquier mujer puede padecerlos, incluso si no se tienen antecedentes familiares.

Por eso son fundamentales los exámenes de detección temprana, que pueden marcar la diferencia entre un padecimiento grave y uno curable. Como sociedad debemos romper los tabús acerca de estos temas, para que todas las mujeres conozcan la mejor manera de cuidar su salud, con el apoyo de las instituciones médicas.

El cáncer de mama es una de las principales causas de muerte en todo el mundo; se calcula que una de cada ocho mujeres padecerá a lo largo de su vida esta enfermedad.

La buena noticia es que es un cáncer altamente curable: cuando se detecta a tiempo, la tasa de supervivencia supera el 90%; además, en las etapas tempranas de la enfermedad es poco probable que se tenga que realizar la mastectomía (cirugía de extirpación de seno).

Sin embargo, en México sólo una de cada 5 mujeres se realizan estudios de detección. Desafortunadamente el 70% de los casos diagnosticados en nuestro país ya se encuentran en etapas avanzadas, lo que significa un pronóstico menos favorable y posibles complicaciones en el tratamiento.

Por eso es primordial informar a las mujeres de todas las edades acerca de esta enfermedad y la importancia de su diagnóstico en las etapas iniciales. Las principales medidas para la detección temprana son la autoexploración de senos y axilas una vez al mes a partir de los 20 años, y una mastografía anual a partir de los 40 años.

La mastografía es un estudio radiológico altamente efectivo para la detección de pequeños tumores, incluso los que no son palpables, y se puede realizar en numerosas clínicas y unidades móviles a muy bajo costo. La ecografía o ultrasonido de mama es otro examen que también detecta casos tempranos y permite corroborar el diagnóstico.

Además de los exámenes de detección, otras acciones complementarias tienen un impacto muy positivo en la salud: llevar una dieta saludable, realizar actividad física y evitar el consumo de alcohol y tabaco. En cuanto a los principales factores de riesgo, estos son: antecedentes familiares de cáncer, menstruación a temprana edad, menopausia tardía, llevar terapia de reemplazo hormonal, no haber tenido embarazos, consumo de alcohol, sobrepeso u obesidad, y vida sedentaria.

Otro examen importante para la salud de la mujer es el Papanicolaou o citología vaginal, que permite detectar el cáncer cervicouterino en sus fases iniciales. Se recomienda realizarse esta prueba una vez cada tres años a partir de los 20 años, así como la aplicación de la vacuna contra el VPH en niñas a partir de los 11 años.

Vale la pena resaltar que estos dos tipos de cáncer son enfermedades silenciosas, ya que en muchos casos no manifiestan síntomas visibles ni dolor hasta que ya es demasiado tarde. Cualquier mujer puede padecerlos, incluso si no se tienen antecedentes familiares.

Por eso son fundamentales los exámenes de detección temprana, que pueden marcar la diferencia entre un padecimiento grave y uno curable. Como sociedad debemos romper los tabús acerca de estos temas, para que todas las mujeres conozcan la mejor manera de cuidar su salud, con el apoyo de las instituciones médicas.