La lucha de la clase trabajadora por conquistar sus derechos ha acompañado a la humanidad desde las primeras formas de explotación esclavista, hace miles de años, hasta la actualidad. Las relaciones entre poseedores y desposeídos ha marcado grandes hitos en la historia universal, como la rebelión espartaquista de esclavos en la Roma del siglo I A.C., y la revolución bolchevique de Rusia en 1917. Todas las rebeliones obreras han enfrentado la resistencia del Estado para sostener el statu quo, tal como sucedió en Chicago, Estados Unidos, el 1 de mayo de 1886, cuando una manifestación fue violentamente reprimida, lo que dio origen a la conmemoración internacional del día del trabajo.
En México, durante el periodo neoliberal, en vez de continuar con las conquistas laborales y el legado de la revolución, que tanto hacían falta en la década de los 80, tuvo lugar un proceso de precarización del trabajo para abaratar costos de producción y atraer la inversión extranjera, principalmente en el ramo manufacturero. Tal como lo señaló el presidente Andrés Manuel López Obrador a finales del año pasado, de 1980 a 2010, México cayó 70 puestos en el ranking mundial de salarios, lo que significó el desplome del poder adquisitivo y la calidad de vida de las familias mexicanas.
Con el inicio de la Cuarta Transformación en 2018, comenzaron ha realizarse reformas en materia laboral que resulta importante mencionar, como el aumento del salario mínimo general de 88.3 pesos diarios en 2018, a 141.7 en 2021; la previsión en la Ley Federal del Trabajo de que los futuros aumentos se mantengan sobre la inflación; la reforma en materia de justicia laboral para favorecer los acuerdos y la conciliación entre personas empleadas y empleadoras; la inclusión del registro de las personas trabajadoras del hogar ante el IMSS; la regulación del trabajo a distancia; el reconocimiento del derecho a la desconexión digital; la prohibición de la subcontratación de personal, entre otras.
No obstante, de acuerdo con datos del Índice de Estado de Derecho en México 2020-2021, Zacatecas ocupa el lugar número 15, de las 32 entidades federativas, en cuanto a derechos fundamentales (factor 4), el cual mide, entre otros rubros, el respeto a los derechos laborales, que resulta ser el de menor puntaje (0.26 de 1.0) de dicho factor en nuestra entidad, y contempla el derecho a la seguridad social, condiciones de seguridad y salud en el trabajo, a la libertad de asociación, al derecho a la negociación colectiva, a la ausencia de discriminación laboral y a la ausencia de trabajo forzado y del trabajo infantil.
Por lo anterior, y considerando que la capacidad de generar empleos dignos determinará el éxito de los estados para reactivar la economía hacia la nueva normalidad, esta deberá ser una de las prioridades del gobierno del estado. La transformación de Zacatecas nos permitirá continuar extendiendo el acceso a los derechos fundamentales que se traduzcan en bienestar y desarrollo para las personas que más han resentido lo efectos negativos del modelo económico y de la crisis sanitaria.
