/ lunes 16 de septiembre de 2019

Educar en valores es el gran reto

En los últimos años, particularmente en México, el término “Nini” se ha extendido de forma simplista para referirse a jóvenes que no estudian, pero tampoco trabajan.

A partir de la expresión usada de manera muy resonante por el ex rector de la UNAM, José Narro Robles, “Nini” ha pasado de ser una categoría de análisis social a un adjetivo que sin duda descalifica a los que se encuentran en esta condición.

Hoy, pareciera que “Nini” es un término peyorativo y estigmatizante, por la manera tan irresponsable que se usa el concepto para definir a quien por diversas razones no ha tenido la oportunidad de seguir sus estudios, o porque no han podido obtener un empleo.

La Maestra Cristina Cobos, investigadora de los derechos de juventud y postulante al doctorado en sociología por la UNAM, nos explica que el término Nini proviene del acrónimo NEET, que quiere decir “not in education, employment, or training”, utilizado por primera vez en el Reino Unido a principios del año dos mil. De ahí se hizo extensivo a Japón, China, Corea y otros países.

La propia investigadora nos dice en su artículo “Ninis”: marginación y prejuicio, que de acuerdo al último censo de población, en México hay 36.2 millones de jóvenes entre los 12 y 29 años de edad.

En el informe Panorama Educativo 2012, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México cuenta con siete millones 248 mil 400 personas entre 15 y 29 años que no estudian ni trabajan. Un aspecto de suma gravedad.

Si consideramos los mismos datos, en Zacatecas, de acuerdo con la estadística que se arroja, existen poco más de cien mil jóvenes que se encuentran en la misma condición, por lo que representa un verdadero reto para las instituciones, porque el total de jóvenes en esa condición, significa el ocho por ciento del total de la población que habitamos esta entidad federativa.

Ante tal panorama, los compromisos del Sistema Educativo son grandes, no cabe la menor duda, sin embargo, la escuela nunca podrá sustituir la educación no formal de la casa y de la familia, y además, nunca podrá tener en su entorno, el esquema de los valores que sólo la educación de los valores otorga. Y esa sólo se obtiene en casa.

La casa es la primera escuela y los padres los primeros maestros de ese código valoral del cual es muy difícil desprenderse. La escuela sólo es una extensión de los principios y modos de ser positivos, ya que la familia inculca valores, la escuela los consolida y se desarrollan en el medio social. ¿Tendrá la autoridad estatal la capacidad de entenderlo?

En los últimos años, particularmente en México, el término “Nini” se ha extendido de forma simplista para referirse a jóvenes que no estudian, pero tampoco trabajan.

A partir de la expresión usada de manera muy resonante por el ex rector de la UNAM, José Narro Robles, “Nini” ha pasado de ser una categoría de análisis social a un adjetivo que sin duda descalifica a los que se encuentran en esta condición.

Hoy, pareciera que “Nini” es un término peyorativo y estigmatizante, por la manera tan irresponsable que se usa el concepto para definir a quien por diversas razones no ha tenido la oportunidad de seguir sus estudios, o porque no han podido obtener un empleo.

La Maestra Cristina Cobos, investigadora de los derechos de juventud y postulante al doctorado en sociología por la UNAM, nos explica que el término Nini proviene del acrónimo NEET, que quiere decir “not in education, employment, or training”, utilizado por primera vez en el Reino Unido a principios del año dos mil. De ahí se hizo extensivo a Japón, China, Corea y otros países.

La propia investigadora nos dice en su artículo “Ninis”: marginación y prejuicio, que de acuerdo al último censo de población, en México hay 36.2 millones de jóvenes entre los 12 y 29 años de edad.

En el informe Panorama Educativo 2012, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México cuenta con siete millones 248 mil 400 personas entre 15 y 29 años que no estudian ni trabajan. Un aspecto de suma gravedad.

Si consideramos los mismos datos, en Zacatecas, de acuerdo con la estadística que se arroja, existen poco más de cien mil jóvenes que se encuentran en la misma condición, por lo que representa un verdadero reto para las instituciones, porque el total de jóvenes en esa condición, significa el ocho por ciento del total de la población que habitamos esta entidad federativa.

Ante tal panorama, los compromisos del Sistema Educativo son grandes, no cabe la menor duda, sin embargo, la escuela nunca podrá sustituir la educación no formal de la casa y de la familia, y además, nunca podrá tener en su entorno, el esquema de los valores que sólo la educación de los valores otorga. Y esa sólo se obtiene en casa.

La casa es la primera escuela y los padres los primeros maestros de ese código valoral del cual es muy difícil desprenderse. La escuela sólo es una extensión de los principios y modos de ser positivos, ya que la familia inculca valores, la escuela los consolida y se desarrollan en el medio social. ¿Tendrá la autoridad estatal la capacidad de entenderlo?