/ lunes 15 de octubre de 2018

El declive de la televisión abierta en México

La televisión abierta, tan de moda en la época de los años 60’s, 70’s y parte de los 90’s está casi por desaparecer en los hogares de los mexicanos, ahora lo que prevalece con mucho dinamismo es la llegada en masa de la televisión por cable y todo lo que ello implica.

En las décadas señaladas, era común emocionarse con series televisivas, telenovelas que hicieron época y eventos deportivos que aglutinaban masas de tele espectadores, al grado de ser unos momentos de convivencia familiar que hoy en día casi han desaparecido.

Ahora la llamada televisión de paga o contratos por cable nos origina tener una diversidad de canales de todos gustos y para todo público, sin embargo el pago por dicho servicio se encarece día con día y se cancela poco a poco la llamada televisión abierta.

El negocio no podía estar en mejores manos, las mismas televisoras antaño consideradas monopolios siguen siendo las oferentes de la televisión por cable, solamente que con nombre diferente, es un engaño de que en México existe la competencia entre empresas privadas productoras de los servicios televisivos.

Así, los espectadores de la televisión abierta están siendo cada vez menores y la publicidad tradicional que antaño existía está en declive y para mantenerse está pasando las de Caín.

Para Arnaud Drijard, el patrocinio deportivo asciende a los 45 mil millones de dólares y crece al 5.6% cada año (ver la revista Expansión, con fecha del primero de octubre del año 2018, página 74). Anota el autor citado que los eventos deportivos conserva poderes que pocas industrias tienen, el de generar conversaciones, emociones, presenciar la historia y dar poder a los aficionados.

Desde el año 2016, las denominadas redes sociales han revolucionado las audiencias televisivas, las principales empresas productoras de bienes y servicios en el mundo ven al deporte como una forma de aumentar sus beneficios, así vemos de manera generalizada marcas deportivas y de otro tipo en playeras, pants, shorts, camisas, en los equipos de los deportes masivos y también en los atletas de tipo individual.

Lejos quedaron los argumentos de que el deporte debía estar ajeno a la comercialización de bienes y servicios que las empresas nos colocan en los mercados, la masificación del deporte en todos los ámbitos obliga a portar también la marca de las grandes empresas multinacionales, como bien lo anota Arnad Drijard, en todas las empresas, el patrocinio deportivo trata de comprender la experiencia del consumidor navegando a través de múltiples canales y creando conexiones relevantes y consistentes para alimentar los puntos de pasión de los consumidores y fomentar las relaciones de marca, una tendencia que antaño con la televisión abierta era difícil sino imposible de lograr.

Nos debemos acostumbrar a ello y seguir observando como la utilización del celular deja de lado poco a poco la lectura de textos que es una delicia para el ser humano, la utilización del reloj de mano que era sinónimo de elegancia, las pláticas constantes en la mesa con los hijos y familiares que ahora se sustituye con el envío de mensajes y llamadas a toda hora, una era en la cual los hábitos informativos han cambiado de manera dramática.


La televisión abierta, tan de moda en la época de los años 60’s, 70’s y parte de los 90’s está casi por desaparecer en los hogares de los mexicanos, ahora lo que prevalece con mucho dinamismo es la llegada en masa de la televisión por cable y todo lo que ello implica.

En las décadas señaladas, era común emocionarse con series televisivas, telenovelas que hicieron época y eventos deportivos que aglutinaban masas de tele espectadores, al grado de ser unos momentos de convivencia familiar que hoy en día casi han desaparecido.

Ahora la llamada televisión de paga o contratos por cable nos origina tener una diversidad de canales de todos gustos y para todo público, sin embargo el pago por dicho servicio se encarece día con día y se cancela poco a poco la llamada televisión abierta.

El negocio no podía estar en mejores manos, las mismas televisoras antaño consideradas monopolios siguen siendo las oferentes de la televisión por cable, solamente que con nombre diferente, es un engaño de que en México existe la competencia entre empresas privadas productoras de los servicios televisivos.

Así, los espectadores de la televisión abierta están siendo cada vez menores y la publicidad tradicional que antaño existía está en declive y para mantenerse está pasando las de Caín.

Para Arnaud Drijard, el patrocinio deportivo asciende a los 45 mil millones de dólares y crece al 5.6% cada año (ver la revista Expansión, con fecha del primero de octubre del año 2018, página 74). Anota el autor citado que los eventos deportivos conserva poderes que pocas industrias tienen, el de generar conversaciones, emociones, presenciar la historia y dar poder a los aficionados.

Desde el año 2016, las denominadas redes sociales han revolucionado las audiencias televisivas, las principales empresas productoras de bienes y servicios en el mundo ven al deporte como una forma de aumentar sus beneficios, así vemos de manera generalizada marcas deportivas y de otro tipo en playeras, pants, shorts, camisas, en los equipos de los deportes masivos y también en los atletas de tipo individual.

Lejos quedaron los argumentos de que el deporte debía estar ajeno a la comercialización de bienes y servicios que las empresas nos colocan en los mercados, la masificación del deporte en todos los ámbitos obliga a portar también la marca de las grandes empresas multinacionales, como bien lo anota Arnad Drijard, en todas las empresas, el patrocinio deportivo trata de comprender la experiencia del consumidor navegando a través de múltiples canales y creando conexiones relevantes y consistentes para alimentar los puntos de pasión de los consumidores y fomentar las relaciones de marca, una tendencia que antaño con la televisión abierta era difícil sino imposible de lograr.

Nos debemos acostumbrar a ello y seguir observando como la utilización del celular deja de lado poco a poco la lectura de textos que es una delicia para el ser humano, la utilización del reloj de mano que era sinónimo de elegancia, las pláticas constantes en la mesa con los hijos y familiares que ahora se sustituye con el envío de mensajes y llamadas a toda hora, una era en la cual los hábitos informativos han cambiado de manera dramática.


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