/ lunes 15 de marzo de 2021

El fortalecimiento financiero de las mujeres, la verdadera independencia

Muchos años nos ha costado a las mujeres la conquista de derechos, que en el último año tuvieron un retroceso importante debido a la pandemia por el COVID-19.

La violencia contra mujeres y niñas se ha agudizado en los últimos años, además, los efectos de la pandemia tuvieron un fuerte impacto en la economía y eso se tradujo en acentuar las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres.

Gracias al Censo de Población y Vivienda 2020 elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sabemos que justo antes de la pandemia había un 39% de mujeres que participaban de la economía de nuestro estado, casi 35 puntos por debajo de la participación de los hombres.

Conforme avanzaron los efectos de esta pandemia, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) nos muestra que al cierre del 2020 solo el 36.4% de las mujeres participaba activamente en la economía de Zacatecas, mientras que la proporción de los hombres ocupados alcanzó un 66.3 por ciento.

Fueron más de 5 mil mujeres que perdieron su empleo en Zacatecas en el primer año de la pandemia y en el mismo periodo se han brindado más de 70 mil atenciones por violencia familiar, de las cuales casi 50 mil corresponden a mujeres víctimas de violencia, según datos de la Secretaría de las Mujeres.

Estos datos son relevantes porque lograr la independencia económica de las mujeres son de los primeros pasos para garantizar un entorno libre de violencia en el que las mujeres no dependan de sus victimarios y puedan tener las condiciones para salir del círculo de violencias que les impide desarrollarse plenamente, incluyendo a sus hijos e hijas.

Se trata de una de las principales brechas de desigualdad a las que nos hemos enfrentado las mujeres, quienes siempre hemos contribuido a las actividades productivas, aunque poco se ha reconocido nuestro papel en la economía y culturalmente aún se nos relega a la función reproductiva y al rol que desempeñamos en la crianza de hijos e hijas.

Pero las mujeres somos mucho más. Poco a poco hemos avanzado en la participación de la mujer en la economía; sin embargo, aún se tienen retos por delante. Con las políticas públicas adecuadas, se puede impulsar la inserción laboral de la mujer para abatir las brechas de desigualdad que todavía persisten.

De hacerlo en este momento, justo en la ruta de salida a esta pandemia, se podría lograr un crecimiento de hasta el 15% del Producto Interno Bruto (PIB) en la próxima década, pero lo más importante es que se garantizará una fuente de ingresos para las mujeres, considerando que están a la cabeza en más de una cuarta parte de los hogares.

Entre estos retos también es necesario impulsar acciones afirmativas como tener a más mujeres en puestos de mayor jerarquía para lograr una participación más efectiva de la mujer en la economía, especialmente si se desempeña en el sector formal, pues eso le brindaría más herramientas para su desarrollo.

Nuestra obligación es hacer visible los rezagos, pero también abatirlos.

Muchos años nos ha costado a las mujeres la conquista de derechos, que en el último año tuvieron un retroceso importante debido a la pandemia por el COVID-19.

La violencia contra mujeres y niñas se ha agudizado en los últimos años, además, los efectos de la pandemia tuvieron un fuerte impacto en la economía y eso se tradujo en acentuar las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres.

Gracias al Censo de Población y Vivienda 2020 elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sabemos que justo antes de la pandemia había un 39% de mujeres que participaban de la economía de nuestro estado, casi 35 puntos por debajo de la participación de los hombres.

Conforme avanzaron los efectos de esta pandemia, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) nos muestra que al cierre del 2020 solo el 36.4% de las mujeres participaba activamente en la economía de Zacatecas, mientras que la proporción de los hombres ocupados alcanzó un 66.3 por ciento.

Fueron más de 5 mil mujeres que perdieron su empleo en Zacatecas en el primer año de la pandemia y en el mismo periodo se han brindado más de 70 mil atenciones por violencia familiar, de las cuales casi 50 mil corresponden a mujeres víctimas de violencia, según datos de la Secretaría de las Mujeres.

Estos datos son relevantes porque lograr la independencia económica de las mujeres son de los primeros pasos para garantizar un entorno libre de violencia en el que las mujeres no dependan de sus victimarios y puedan tener las condiciones para salir del círculo de violencias que les impide desarrollarse plenamente, incluyendo a sus hijos e hijas.

Se trata de una de las principales brechas de desigualdad a las que nos hemos enfrentado las mujeres, quienes siempre hemos contribuido a las actividades productivas, aunque poco se ha reconocido nuestro papel en la economía y culturalmente aún se nos relega a la función reproductiva y al rol que desempeñamos en la crianza de hijos e hijas.

Pero las mujeres somos mucho más. Poco a poco hemos avanzado en la participación de la mujer en la economía; sin embargo, aún se tienen retos por delante. Con las políticas públicas adecuadas, se puede impulsar la inserción laboral de la mujer para abatir las brechas de desigualdad que todavía persisten.

De hacerlo en este momento, justo en la ruta de salida a esta pandemia, se podría lograr un crecimiento de hasta el 15% del Producto Interno Bruto (PIB) en la próxima década, pero lo más importante es que se garantizará una fuente de ingresos para las mujeres, considerando que están a la cabeza en más de una cuarta parte de los hogares.

Entre estos retos también es necesario impulsar acciones afirmativas como tener a más mujeres en puestos de mayor jerarquía para lograr una participación más efectiva de la mujer en la economía, especialmente si se desempeña en el sector formal, pues eso le brindaría más herramientas para su desarrollo.

Nuestra obligación es hacer visible los rezagos, pero también abatirlos.