/ domingo 5 de septiembre de 2021

El nuevo gobierno en el regreso a clases


Uno de los mayores desafíos sociales que enfrentamos en la era post Covid, es el de la educación; el momento histórico que vive el país, entre el regreso a las aulas y el retraso académico de todos los estudiantes, derivado de la pandemia, hace que se tenga que repensar la situación sanitaria y educativa de Zacatecas, más aún, con la llegada del nuevo gobierno.

El ciclo escolar en educación básica inició el pasado lunes 30 de agosto, y no existen métodos concretos que vayan perfeccionando las alternativas para mantener algunos modelos en línea y tampoco existe claridad respecto de las condiciones de regreso al modelo presencial.

Existe mucha confusión, porque lo que para unos es un modelo hibrido (mitad de alumnos en casa y mitad en el aula); para otros, es bimodal.

La frágil expectativa de que entre niños y adolescentes existen menores posibilidades de contagio hacen que las autoridades no tengan claras las condiciones de propagación de la enfermedad y los riesgos que prevalecen aún con la vacuna de por medio.

En Zacatecas existen dos grandes riesgos ante las condiciones de potencial contagio masivo con el regreso a las aulas, y que pasa por las grandes decisiones de autoridad, que es lo que menos existe en un momento de vacío de poder.

La autoridad saliente no asume los grandes riesgos; y de los que llegan, aún no se conoce el nombre de quien habrá de conducir la política educativa en los próximos años. Sin duda, este es el primero de los riesgos.

El segundo, es que al reabrir las clases en los planteles educativos se enfrentan todo tipo de problemas, pero especialmente los derivados de los contagios provenientes de las aulas. Ya cerraron algunas escuelas, especialmente en el norte del estado y no existe una autoridad estatal que enfrente con responsabilidad una decisión general que proteja a la población.

Caso contrario ocurre en la Universidad Autónoma de Zacatecas, donde decidieron que al menos todo el mes de septiembre no habrá regreso presencial a las aulas, considerando que el 60 por ciento de su matrícula proviene de los municipios del interior del estado, lo que provoca que en la movilidad existan enormes riesgos de contagio y se vuelva masivo el virus. Por ello, privó la sensatez.

Ante ello, los zacatecanos esperamos una posición firme del gobernador electo, que más allá de nombrar a los conductores de la política educativa, debe mostrar esa sensibilidad política que le caracteriza y asumir el riesgo de tomar la primera de las grandes determinaciones de su gobierno, es decir, abrir los planteles o regresar a los estudiantes a su casa. Sin duda la decisión que debe tomar el estadista.


Uno de los mayores desafíos sociales que enfrentamos en la era post Covid, es el de la educación; el momento histórico que vive el país, entre el regreso a las aulas y el retraso académico de todos los estudiantes, derivado de la pandemia, hace que se tenga que repensar la situación sanitaria y educativa de Zacatecas, más aún, con la llegada del nuevo gobierno.

El ciclo escolar en educación básica inició el pasado lunes 30 de agosto, y no existen métodos concretos que vayan perfeccionando las alternativas para mantener algunos modelos en línea y tampoco existe claridad respecto de las condiciones de regreso al modelo presencial.

Existe mucha confusión, porque lo que para unos es un modelo hibrido (mitad de alumnos en casa y mitad en el aula); para otros, es bimodal.

La frágil expectativa de que entre niños y adolescentes existen menores posibilidades de contagio hacen que las autoridades no tengan claras las condiciones de propagación de la enfermedad y los riesgos que prevalecen aún con la vacuna de por medio.

En Zacatecas existen dos grandes riesgos ante las condiciones de potencial contagio masivo con el regreso a las aulas, y que pasa por las grandes decisiones de autoridad, que es lo que menos existe en un momento de vacío de poder.

La autoridad saliente no asume los grandes riesgos; y de los que llegan, aún no se conoce el nombre de quien habrá de conducir la política educativa en los próximos años. Sin duda, este es el primero de los riesgos.

El segundo, es que al reabrir las clases en los planteles educativos se enfrentan todo tipo de problemas, pero especialmente los derivados de los contagios provenientes de las aulas. Ya cerraron algunas escuelas, especialmente en el norte del estado y no existe una autoridad estatal que enfrente con responsabilidad una decisión general que proteja a la población.

Caso contrario ocurre en la Universidad Autónoma de Zacatecas, donde decidieron que al menos todo el mes de septiembre no habrá regreso presencial a las aulas, considerando que el 60 por ciento de su matrícula proviene de los municipios del interior del estado, lo que provoca que en la movilidad existan enormes riesgos de contagio y se vuelva masivo el virus. Por ello, privó la sensatez.

Ante ello, los zacatecanos esperamos una posición firme del gobernador electo, que más allá de nombrar a los conductores de la política educativa, debe mostrar esa sensibilidad política que le caracteriza y asumir el riesgo de tomar la primera de las grandes determinaciones de su gobierno, es decir, abrir los planteles o regresar a los estudiantes a su casa. Sin duda la decisión que debe tomar el estadista.