/ viernes 20 de noviembre de 2020

El outsourcing ¿Bueno o malo?

Pregunta la anterior de fundamental importancia para entender, aún sea así, muy de lejos, la novísima iniciativa de reformas legislativas que se anunció hace poco para terminar de raíz y para toda la eternidad con esta práctica, satanizándola en el mundo de las entelequias jurídicas y considerando hasta como delincuentes de la peor ralea (delincuentes organizados, etcétera) a los emprendedores y empresas que utilicen, a partir de cierta fecha, esta alternativa para que sus negocios funcionen.

Para responder a esta perspicaz interrogante, habrá que entender qué es concretamente el outsourcing y para qué sirve a las compañías.

Esta figura es una forma de organización mediante la cual una empresa identifica un proceso de trabajo dentro de su esquema de producción y que considera conveniente que lo ejecute un tercero subcontratado con la finalidad de aumentar la productividad u optimizar los costes, debido a que ese tercero resulta más apto para realizar esa particular tarea. Es decir, consiste en delegar algunas actividades a otra firma o equipo de trabajo para aumentar la productividad, acceder a mejores tecnologías y abaratar los costos. Ejemplos muy claros de estos esquemas de articulación empresarial se dan cuando se subcontrata, por ejemplo, las tareas de limpieza, seguridad, mantenimiento de equipos, contabilidad, reclutamiento de talentos, servicios legales, investigación y desarrollo, diseño gráfico, mercadotecnia, y miles de etcéteras más.

Un caso con manzanitas sería cuando el dueño de un restaurante contrata trabajadores exclusivamente para preparar la comida (cocineros) y dar el servicio a las mesas (meseros), subcontratando en terceros la limpieza, seguridad, valet parking, el mantenimiento de los equipos e instalaciones, la contabilidad, el diseño de la página web, mercadeo y la repartición de comida a domicilio.

Este método de trabajo permite que un negocio sea competitivo, reduzca costos, aumente ganancias y dé un mejor servicio, pues se apoya en otras personas para ejecutar tareas que no corresponden en sí al giro principal del negocio, que en el caso del ejemplo con manzanas, lo es la preparación de alimentos y el servicio a los comensales. La adopción de estos esquemas son del todo lógicos en un ambiente empresarial competitivo y más ahora con la revolución de las nuevas tecnologías de la información y comunicaciones, donde competimos, en los hechos, con industrias de todo el mundo, pues sería casi imposible pretender que un emprendedor fuera experto en casi todos los insumos que requiere una organización para funcionar. En el ejemplo, es mejor apoyarse en avezados y técnicos en limpieza, seguridad, mantenimiento, contabilidad, mercadotecnia, mensajería e informática, para así administrar mejor un negocio.

Cierto también es que muchas personas han abusado de esta figura legal para evadir impuestos, reducir los derechos de los trabajadores e incumplir muchas obligaciones relativas; sin embargo, el mal no se combate eliminando de tajo el instrumento que puede mal utilizarse, sino regulando su práctica de manera adecuada.

Bien sabemos, por ejemplo, que el alcohol es malo en exceso, pero en este momento a nadie se le ocurriría una ley seca al estilo de los Estados Unidos de los años 20, con todos los problemas que esto ocasionó y que nada solucionó en el fondo durante más de diez años.

Hay un convencimiento cierto y objetivo de que prohibiendo de manera absoluta el outsourcing, se van a ocasionar más problemas de los que se solucionarán.


Pregunta la anterior de fundamental importancia para entender, aún sea así, muy de lejos, la novísima iniciativa de reformas legislativas que se anunció hace poco para terminar de raíz y para toda la eternidad con esta práctica, satanizándola en el mundo de las entelequias jurídicas y considerando hasta como delincuentes de la peor ralea (delincuentes organizados, etcétera) a los emprendedores y empresas que utilicen, a partir de cierta fecha, esta alternativa para que sus negocios funcionen.

Para responder a esta perspicaz interrogante, habrá que entender qué es concretamente el outsourcing y para qué sirve a las compañías.

Esta figura es una forma de organización mediante la cual una empresa identifica un proceso de trabajo dentro de su esquema de producción y que considera conveniente que lo ejecute un tercero subcontratado con la finalidad de aumentar la productividad u optimizar los costes, debido a que ese tercero resulta más apto para realizar esa particular tarea. Es decir, consiste en delegar algunas actividades a otra firma o equipo de trabajo para aumentar la productividad, acceder a mejores tecnologías y abaratar los costos. Ejemplos muy claros de estos esquemas de articulación empresarial se dan cuando se subcontrata, por ejemplo, las tareas de limpieza, seguridad, mantenimiento de equipos, contabilidad, reclutamiento de talentos, servicios legales, investigación y desarrollo, diseño gráfico, mercadotecnia, y miles de etcéteras más.

Un caso con manzanitas sería cuando el dueño de un restaurante contrata trabajadores exclusivamente para preparar la comida (cocineros) y dar el servicio a las mesas (meseros), subcontratando en terceros la limpieza, seguridad, valet parking, el mantenimiento de los equipos e instalaciones, la contabilidad, el diseño de la página web, mercadeo y la repartición de comida a domicilio.

Este método de trabajo permite que un negocio sea competitivo, reduzca costos, aumente ganancias y dé un mejor servicio, pues se apoya en otras personas para ejecutar tareas que no corresponden en sí al giro principal del negocio, que en el caso del ejemplo con manzanas, lo es la preparación de alimentos y el servicio a los comensales. La adopción de estos esquemas son del todo lógicos en un ambiente empresarial competitivo y más ahora con la revolución de las nuevas tecnologías de la información y comunicaciones, donde competimos, en los hechos, con industrias de todo el mundo, pues sería casi imposible pretender que un emprendedor fuera experto en casi todos los insumos que requiere una organización para funcionar. En el ejemplo, es mejor apoyarse en avezados y técnicos en limpieza, seguridad, mantenimiento, contabilidad, mercadotecnia, mensajería e informática, para así administrar mejor un negocio.

Cierto también es que muchas personas han abusado de esta figura legal para evadir impuestos, reducir los derechos de los trabajadores e incumplir muchas obligaciones relativas; sin embargo, el mal no se combate eliminando de tajo el instrumento que puede mal utilizarse, sino regulando su práctica de manera adecuada.

Bien sabemos, por ejemplo, que el alcohol es malo en exceso, pero en este momento a nadie se le ocurriría una ley seca al estilo de los Estados Unidos de los años 20, con todos los problemas que esto ocasionó y que nada solucionó en el fondo durante más de diez años.

Hay un convencimiento cierto y objetivo de que prohibiendo de manera absoluta el outsourcing, se van a ocasionar más problemas de los que se solucionarán.