El pasado 6 de junio Morena logró extender la 4T por toda la república, la ciudadanía pudo ejercer su voto de forma libre. En algunos casos, incluso se frustraron delitos electorales por la propia acción ciudadana. Pese a la intensa lucha mediática contra el presidente Andrés Manuel López Obrador y el movimiento que encabeza, se logró una buena defensa de curules en la Cámara de Diputados para ser elecciones intermedias y, quizá lo más relevante, se logró obtener representatividad en los poderes ejecutivos locales de 11 entidades, sumando 18 gubernaturas logradas por coaliciones integradas por Morena y sus aliados.
Con este respaldo, las reformas constitucionales que logren conseguir las bancadas de Morena en ambas Cámaras federales podrán contar con la aprobación de los congresos locales. Entre algunas de las más importantes destaca la reforma político electoral y la reforma para la rendición de cuantas de los órganos constitucionales autónomos, entre ellos, el INE y Banxico, dos instituciones fundamentales que deben ser parte de la transformación sin perder su independencia o mejor dicho, lográndola de forma auténtica.
El INE se creó en 2014, pero es heredera del IFE, una institución que vio pasar -por decir lo menos- muchos fraudes electorales. Incluso en 2016, 2018 y recientemente en las elecciones del pasado junio se pudo ver que el INE mantiene una ideología conservadora que le impide actuar de forma imparcial, como lo deja ver la cancelación de 49 candidaturas de Morena, marcando un trato abismalmente diferente respecto a los otros partidos.
Por su parte, Banxico durante el periodo neoliberal refrendaba políticas antipopulares como el estancamiento de los salarios y la pérdida del poder adquisitivo de las familias mexicanas. En 2016 elaboró un documento para la Comisión Consultiva para la Recuperación Gradual y Sostenida de los Salarios Mínimos Generales y Profesionales, en el cual advertía de cinco “mecanismos de ajuste” de un aumento exógenos de dichas remuneraciones, entre las que destacaban el aumento de precios (inflación) y los despidos de personal.
Si bien hemos de estar orgullosos de nuestras instituciones, que tanto han costado trabajo construir, debemos reconocer la necesidad de profundizar las reformas en cada ámbito de nuestra vida pública, con el fin de desarticular la omnipresente red de corrupción que se tejió durante el viejo régimen. Con la firma del compromiso con la 4t efectuada el pasado miércoles, las y los próximos gobernadores de Morena se comprometen a realizar cambios profundos en el ámbito de sus competencias, tal como lo hiciera el presidente al inicio de su mandato, reorganizando la administración pública para eliminar oficinas duplicadas y burocracia innecesaria, detectar irregularidades y hacer más eficiente las actividades del ejecutivo. Tienen el reto de pasar a la historia, junto con el presidente, como patriotas.
