Es importante abordar nuevamente el tema de la responsabilidad pública de quienes son servidores públicos, especial, o particularmente de los municipios, es un tema que ha sido tratado en otras ocasiones en esta misma columna por un servidor, así mismo se ha analizado y abordado de igual forma por diferentes especialistas en desarrollo municipal, quienes hacen referencia y además afirman que, algunas de las autoridades que asumen un cargo, llegan a sufrir del síndrome del ladrillo, pues no pueden subirse a uno sin marearse, se empiezan a sentir como dioses, se trasforman en personajes pedantes, prepotentes, soberbios y se creen los únicos seres pensantes. Totalmente desorientados algunos, que no se dan cuenta que el poder municipal dura tres años solamente, y en ocasiones menos si bien les va.
Pues ser un servidor público, significa un compromiso y alto honor, ya que la política es para servir y no para servirse, por lo tanto con su actuación se cuidan los supremos intereses del ciudadano, pues la actividad de gobierno es el propósito fundamental del Estado, es decir, aquel servicio de carácter técnico que el gobierno mediante la administración pública presta al ciudadano de una manera regular y sistemática, a fin de satisfacer una necesidad de carácter público, por tanto, Implica el actuar con amabilidad, sencillez, eficiencia, de manera congruente y oportuna..
Que la actividad, fuerza y poder de todo servidor público, sea para actuar siempre considerando la mejor opción para aplicar los recursos del pueblo, en función de su limitación, para hacerlos rendir, cuidarlos, vigilarlos y optimizarlos, con eficacia, pues esta, habrá que entenderse como una acción que se debe de efectuar oportuna, justa y cabalmente, en cada ámbito específico con el propósito de cumplir con las funciones de la forma más óptima y en el menor tiempo posible. Implica una capacidad de repuesta en la función acorde con la responsabilidad social que se tiene en el momento, igualmente si se exige al servidor público disciplina, a actuar con apego a la normatividad, jerarquía e institucionalidad para con la dependencia en que se labora, si logra introducir a sus acciones con constancia y respeto, alcanzará más y mejores resultados en la tarea efectuada o encomendada.
En este mismo sentido, es necesario que el servidor público actúe con responsabilidad ya que es la actitud individual ante las obligaciones que se adquieren con el municipio, comunidad y dependencia en que labora, significa que se comprometa a desempeñar las funciones asignadas conforme a derecho y a la obligación moral, porque, la responsabilidad demanda que el servidor público logre con su buen desempeño un adecuado ambiente de respeto y convivencia entre sociedad y gobierno.