/ martes 2 de febrero de 2021

El Zacatecas que duele

Ante el apremiante tiempo de las definiciones, que por el proceso electoral estamos viviendo, surge la preocupación legítima, de pensar si efectivamente quienes encabezan los proyectos de gobierno, se han dado cuenta que las estrategias que en los últimos años se han implementado en el Estado, mantienen a Zacatecas en al menos, dos realidades.

La primera, que se ubica en el “corredor urbano” que comprende a los municipios de Guadalupe, Zacatecas, Fresnillo y Río Grande, los cuales destacan en el Estado por las unidades económicas con que cuentan, así como por la importancia de sus remuneraciones y derrama económica, que si bien, representan una región productiva, no significa que estén libres de otros males; y la segunda realidad, la que entraña el rezago y marginación en el resto del Estado, que pareciera no importar, dado que se encuentra olvidada.

Zacatecas es uno de los Estados con mayor extensión territorial en el país, tiene 58 municipios y un alto índice en desigualdad y pobreza. Tan sólo el 16.8% de la población total en la entidad, representa o tiene la calidad de “no pobre y no vulnerable”, mientras que el resto, esto es 83.2%, se encuentra en situación de pobreza (46.8%), vulnerable por carencias sociales (28.7%) o vulnerable por sus ingresos (7.7%)[1]. Es alarmante que las estimaciones de hace 3 años exhiban que casi la mitad de las y los zacatecanos viven en pobreza. Pero, más preocupante aún, que seguramente esas cifras se han incrementado por las condiciones que la crisis sanitaria ha provocado. Sin embargo, como se aprecia en la estadística, la crisis por COVID sólo vino a dar visibilidad, a un problema que por muchos años se ha ido agudizando, al grado de que ni los más elementales derechos fundamentales alcanzan a toda la población zacatecana, mucho menos los derechos de última generación o progresistas.

Es triste darse cuenta que existen quienes aún no reconocen o ignoran el rezago que padece nuestro Estado. No hay que ir muy lejos para observar las grandes desigualdades sociales a las que nos enfrentamos, incluso en el corazón del Estado, en la capital, se resienten – en cierta medida – los malestares que adolecemos los zacatecanos. La educación a distancia es un ejemplo claro de lo que quiero transmitir: con conocimiento de causa advierto que en la Zona Metropolitana, hay niños que no cuentan con las herramientas necesarias para continuar su formación. Pero, la cuestión se agrava, cuando te alejas de la capital y de las zonas urbanizadas, y topas con el Zacatecas olvidado, municipios y comunidades enteras que carecen de medios de comunicación, señal telefónica o de Internet. Va casi un año de pandemia y, pese a la labor heroica del cuerpo de docentes, hay niños que a su corta edad, ya truncaron sus estudios.

Esto constituye un llamado desesperado, urgente a la política, esa que se concentra en un pequeño sector del Estado, para que encuentre estrategias y/o mecanismos que coadyuven y garanticen que todo llegue a todos, que alcance a toda la población zacatecana, para recoger y atender las necesidades que a todos duelen. Es imperante que el próximo proyecto estatal cubra cada rincón de la entidad y restituya la dignidad que su gente merece.


[1] Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). “Medición de pobreza 2018, Zacatecas”. México, 2018.

Ante el apremiante tiempo de las definiciones, que por el proceso electoral estamos viviendo, surge la preocupación legítima, de pensar si efectivamente quienes encabezan los proyectos de gobierno, se han dado cuenta que las estrategias que en los últimos años se han implementado en el Estado, mantienen a Zacatecas en al menos, dos realidades.

La primera, que se ubica en el “corredor urbano” que comprende a los municipios de Guadalupe, Zacatecas, Fresnillo y Río Grande, los cuales destacan en el Estado por las unidades económicas con que cuentan, así como por la importancia de sus remuneraciones y derrama económica, que si bien, representan una región productiva, no significa que estén libres de otros males; y la segunda realidad, la que entraña el rezago y marginación en el resto del Estado, que pareciera no importar, dado que se encuentra olvidada.

Zacatecas es uno de los Estados con mayor extensión territorial en el país, tiene 58 municipios y un alto índice en desigualdad y pobreza. Tan sólo el 16.8% de la población total en la entidad, representa o tiene la calidad de “no pobre y no vulnerable”, mientras que el resto, esto es 83.2%, se encuentra en situación de pobreza (46.8%), vulnerable por carencias sociales (28.7%) o vulnerable por sus ingresos (7.7%)[1]. Es alarmante que las estimaciones de hace 3 años exhiban que casi la mitad de las y los zacatecanos viven en pobreza. Pero, más preocupante aún, que seguramente esas cifras se han incrementado por las condiciones que la crisis sanitaria ha provocado. Sin embargo, como se aprecia en la estadística, la crisis por COVID sólo vino a dar visibilidad, a un problema que por muchos años se ha ido agudizando, al grado de que ni los más elementales derechos fundamentales alcanzan a toda la población zacatecana, mucho menos los derechos de última generación o progresistas.

Es triste darse cuenta que existen quienes aún no reconocen o ignoran el rezago que padece nuestro Estado. No hay que ir muy lejos para observar las grandes desigualdades sociales a las que nos enfrentamos, incluso en el corazón del Estado, en la capital, se resienten – en cierta medida – los malestares que adolecemos los zacatecanos. La educación a distancia es un ejemplo claro de lo que quiero transmitir: con conocimiento de causa advierto que en la Zona Metropolitana, hay niños que no cuentan con las herramientas necesarias para continuar su formación. Pero, la cuestión se agrava, cuando te alejas de la capital y de las zonas urbanizadas, y topas con el Zacatecas olvidado, municipios y comunidades enteras que carecen de medios de comunicación, señal telefónica o de Internet. Va casi un año de pandemia y, pese a la labor heroica del cuerpo de docentes, hay niños que a su corta edad, ya truncaron sus estudios.

Esto constituye un llamado desesperado, urgente a la política, esa que se concentra en un pequeño sector del Estado, para que encuentre estrategias y/o mecanismos que coadyuven y garanticen que todo llegue a todos, que alcance a toda la población zacatecana, para recoger y atender las necesidades que a todos duelen. Es imperante que el próximo proyecto estatal cubra cada rincón de la entidad y restituya la dignidad que su gente merece.


[1] Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). “Medición de pobreza 2018, Zacatecas”. México, 2018.