/ miércoles 13 de julio de 2022

Electromovilidad y transporte

El transporte, en particular el transporte público masivo, ocupa un lugar destacado en la agenda de movilidad, desarrollo urbano y cuidado del medio ambiente. Adicionalmente, la electromovilidad en el transporte contribuirá a reducir los gases contaminantes que provocan el calentamiento global. Por ello, los gobiernos, los organismos internacionales y el sector privado están promoviendo y financiando proyectos de electromovilidad.

En nuestro país, la industria del transporte es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global, el primero es la industria energética. De acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el transporte en América Latina y el Caribe es una de las industrias que más contaminación ambiental genera al contribuir con cerca del 36% de las emisiones contaminantes totales. A su vez, esta región tiene una gran potencial en el mejoramiento de la calidad del aire y la reducción de gases contaminantes mediante lo que se denomina la electrificación del transporte.

Precisamente, el BID cuenta con una estrategia integral de electromovilidad, la cual fue creada para brindar acompañamiento técnico y financiero a los países de la región en temas como: la definición de estrategias de electromovilidad, estudios de factibilidad, inversiones en flotas eléctricas, desarrollo de infraestructura de carga eléctrica y nuevos modelos de negocio para los servicios de electromovilidad, por señalar algunos. En el marco de esta estrategia, el BID financió en Costa Rica la compra de cien vehículos eléctricos para renovar las flotas de la empresa estatal de electricidad. En Chile y Colombia, otro ejemplo, el BID apoyó técnica y financieramente la adquisición de autobuses híbridos y eléctricos para su uso en el Sistema de Transporte Público de autobuses con carril confinado -en nuestro país conocidos como Mexibús, Tuzobús, Metrobús, Optibús, Macrobús o Ecovía).

Desde esta perspectiva, cobra especial relevancia la iniciativa de ley que presenté para facilitar que los estados y municipios del país puedan acceder, vía la Banca de Desarrollo, a financiamiento barato y acompañamiento técnico por parte de los organismos financieros internacionales -como el BID- y que los gobiernos locales lo destinen única y exclusivamente a proyectos de inversión sustentable como es el caso del transporte eléctrico. Este tipo de acompañamiento, sin duda alguna, impulsará el desarrollo urbano sostenible en estados y zonas metropolitanas como la de Zacatecas – Guadalupe, la cual requiere modernizar y optimizar su transporte público. Como lo señalé en una colaboración pasada, el futuro es la electromovilidad pero el gran reto es que la electromovilidad que empieza a darse en la Ciudad de México se extienda al resto de las ciudades del país.

La electromovilidad juega un rol destacado en el cuidado del medio ambiente, la calidad del aire y la reducción de los gases que provocan el calentamiento global. Pero hay un elmento igual de importante que en ocasiones se pierde de vista: la electromovilidad también contribuirá a garantizar la seguridad energética al reducir la dependencia de los países a la gasolina.

El transporte, en particular el transporte público masivo, ocupa un lugar destacado en la agenda de movilidad, desarrollo urbano y cuidado del medio ambiente. Adicionalmente, la electromovilidad en el transporte contribuirá a reducir los gases contaminantes que provocan el calentamiento global. Por ello, los gobiernos, los organismos internacionales y el sector privado están promoviendo y financiando proyectos de electromovilidad.

En nuestro país, la industria del transporte es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global, el primero es la industria energética. De acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el transporte en América Latina y el Caribe es una de las industrias que más contaminación ambiental genera al contribuir con cerca del 36% de las emisiones contaminantes totales. A su vez, esta región tiene una gran potencial en el mejoramiento de la calidad del aire y la reducción de gases contaminantes mediante lo que se denomina la electrificación del transporte.

Precisamente, el BID cuenta con una estrategia integral de electromovilidad, la cual fue creada para brindar acompañamiento técnico y financiero a los países de la región en temas como: la definición de estrategias de electromovilidad, estudios de factibilidad, inversiones en flotas eléctricas, desarrollo de infraestructura de carga eléctrica y nuevos modelos de negocio para los servicios de electromovilidad, por señalar algunos. En el marco de esta estrategia, el BID financió en Costa Rica la compra de cien vehículos eléctricos para renovar las flotas de la empresa estatal de electricidad. En Chile y Colombia, otro ejemplo, el BID apoyó técnica y financieramente la adquisición de autobuses híbridos y eléctricos para su uso en el Sistema de Transporte Público de autobuses con carril confinado -en nuestro país conocidos como Mexibús, Tuzobús, Metrobús, Optibús, Macrobús o Ecovía).

Desde esta perspectiva, cobra especial relevancia la iniciativa de ley que presenté para facilitar que los estados y municipios del país puedan acceder, vía la Banca de Desarrollo, a financiamiento barato y acompañamiento técnico por parte de los organismos financieros internacionales -como el BID- y que los gobiernos locales lo destinen única y exclusivamente a proyectos de inversión sustentable como es el caso del transporte eléctrico. Este tipo de acompañamiento, sin duda alguna, impulsará el desarrollo urbano sostenible en estados y zonas metropolitanas como la de Zacatecas – Guadalupe, la cual requiere modernizar y optimizar su transporte público. Como lo señalé en una colaboración pasada, el futuro es la electromovilidad pero el gran reto es que la electromovilidad que empieza a darse en la Ciudad de México se extienda al resto de las ciudades del país.

La electromovilidad juega un rol destacado en el cuidado del medio ambiente, la calidad del aire y la reducción de los gases que provocan el calentamiento global. Pero hay un elmento igual de importante que en ocasiones se pierde de vista: la electromovilidad también contribuirá a garantizar la seguridad energética al reducir la dependencia de los países a la gasolina.

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