Elogio del ateísmo de Taberna Libraria Editores, es un libro que no es para todos los gustos, en especial para quien tiene definidas sus creencias religiosas sobre la existencia de Dios, este texto pertenece a la colección de la serie Elogios. Me parece importante desde un punto vista académico y científico dar lugar a todas las expresiones aún que puedan ser contrarias a las nuestras.
Elogio del ateísmo es un libro que se ama o se odia, su autor el Dr. Sergio Espinosa Proa nos regala once ensayos sobre el tema, en la contraportada del libro se advierte que el punto de partida se confunde aquí con el de llegada: la creencia o la increencia en Dios mismo que según el autor pertenece a la literatura. A ninguna otra especificación ocupacional. Dios se finge, o su concepto y por ende toda la serie de creencias en él afincada. Más nos valdría pensar cosa tan seria con desapego y sentido del humor.
Sergio Espinosa advierte que la filosofía ha aprendido a tratar infinidad de temas de una forma más o menos creativa, exista o no Dios se ofrecerá en su plexo como un asunto interesante y hasta divertido.
El autor lanza una interrogante ¿Cómo veían a sus propios dioses los griegos y los romanos? De muchas formas, pero en absoluto como los han contemplado de siempre los cristianos: con impostada o estudiada repugnancia. Afirma que la intolerancia del cristianismo nunca ha sido tan notoria como en su calificación de la religión griega, como falsa. La voz del politeísmo, muchos dioses equivalen a la negación del Dios único. Además tiene un enorme acierto que no excluye ni se siente amenazado por las distintas divinidades existentes.
En otro ensayo titulado la mentira del mundo el autor asevera que el acto o la voluntad de pensar en la creencia en Dios, son mutuamente excluyentes, y que esto precisamente incumbe a toda la teología o se piensa, o se admite un catecismo. Optimismo y pesimismo quedan, en consecuencia, por completo descontinuados. En la raíz de la religión se localiza necesariamente el engaño, la lucidez conduce por su parte al desengaño y por tal razón rechaza con energía al optimismo tanto como al pesimismo. El hecho incontorneable es que Dios existe desde el instante en que se predica algo de él, no existe necesariamente en un sentido material, o físico, o empírico, sino que existe, mayestático , en su idea o en su nombre, existe como palabra a la vez como sujeto, verbo y predicado que ya es bastante. Un libro seductor que invita al lector a pensar de otro modo, nada fácil……