/ miércoles 12 de agosto de 2020

En medio del Covid

Mi esposa, quien es médico, nos tiene confinados tanto a mis hijos como a mí en nuestra humilde casa por el riesgo de contagiarnos del Covid. Y sí, no soy muy callejero, pero ciertamente me encuentro aislado en mi casa leyendo noticias, sobre todo las referidas al Covid, pero asimismo sobre los borlotes que arma a cada rato el presidente AMLO; ocurrencias irreflexivas que le brotan a cada momento, lo cual, dicho sea de paso, no son consideraciones sobre la propuesta e instrumentación de políticas públicas propiamente tales (pienso que siquiera él sabe bien a bien lo que es eso de “políticas públicas”). Difícilmente, en efecto, pasa un día sin que los mexicanos nos enteremos de las ocurrencias y “regadas” de AMLO.

Ya su “mañanera”, en vez de tratarse del anuncio de políticas y obras públicas, acciones gubernamentales y demás, de lo que se trata es de querer contestar las más de las críticas que le han proferido adversarios políticos, personas de los medios y demás, pero de manera verdaderamente errática, cansada, sin argumentos convincentes.

Al principio me causaban alguna gracia sus “regadas”, especialmente las que exterioriza en su “mañanera”. Pero no, ahora me provoca enojo por las cosas que dice y hace a diario, al igual que a varias de mis amistades (que nada tienen de burguesas), quienes asimismo critican con acritud las actitudes y decisiones de AMLO. Debo, antes de seguir, reiterar que: no soy panista ni miembro de partido político alguno. Sí, no obstante, aspiro a ser analista político.

Además, lo reitero: voté por AMLO porque me parecía que hacía falta alguien que hiciera frente al desempleo y, sobre todo, a la inseguridad pública, rubros sumamente críticos que tanto presidentes panistas como priistas nos heredaron. Pero… ¡estamos todavía peor con AMLO! La impunidad es total para la delincuencia organizada, la crisis económica que se está viviendo en el mundo ha hecho también estragos entre la población mexicana. ¿Y el presidente?... Sin hacer algo sino tratar de contestar a sus críticos, los cuales día con día se incrementan.

Y sí, AMLO sigue acusando a los presidentes anteriores (especialmente a Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, quienes también tuvieron sus yerros y omisiones mayúsculas) y se solaza con la crítica que emprende en contra de ellos, en denunciar lo que hicieron o dejaron de hacer esos presidentes desde hace ya más dieciocho años, y no tiene la más elemental brizna de vergüenza para encarar lo que muy buena parte de los mexicanos estamos reclamando: ¡basta de tanta pendejadas!, de tanto dispendio de tiempo en tarugadas, en estar rascando en lo que ocurrió en el pasado y no en el presente, en el que vamos al garete con un futuro completamente incierto…

Mi esposa, quien es médico, nos tiene confinados tanto a mis hijos como a mí en nuestra humilde casa por el riesgo de contagiarnos del Covid. Y sí, no soy muy callejero, pero ciertamente me encuentro aislado en mi casa leyendo noticias, sobre todo las referidas al Covid, pero asimismo sobre los borlotes que arma a cada rato el presidente AMLO; ocurrencias irreflexivas que le brotan a cada momento, lo cual, dicho sea de paso, no son consideraciones sobre la propuesta e instrumentación de políticas públicas propiamente tales (pienso que siquiera él sabe bien a bien lo que es eso de “políticas públicas”). Difícilmente, en efecto, pasa un día sin que los mexicanos nos enteremos de las ocurrencias y “regadas” de AMLO.

Ya su “mañanera”, en vez de tratarse del anuncio de políticas y obras públicas, acciones gubernamentales y demás, de lo que se trata es de querer contestar las más de las críticas que le han proferido adversarios políticos, personas de los medios y demás, pero de manera verdaderamente errática, cansada, sin argumentos convincentes.

Al principio me causaban alguna gracia sus “regadas”, especialmente las que exterioriza en su “mañanera”. Pero no, ahora me provoca enojo por las cosas que dice y hace a diario, al igual que a varias de mis amistades (que nada tienen de burguesas), quienes asimismo critican con acritud las actitudes y decisiones de AMLO. Debo, antes de seguir, reiterar que: no soy panista ni miembro de partido político alguno. Sí, no obstante, aspiro a ser analista político.

Además, lo reitero: voté por AMLO porque me parecía que hacía falta alguien que hiciera frente al desempleo y, sobre todo, a la inseguridad pública, rubros sumamente críticos que tanto presidentes panistas como priistas nos heredaron. Pero… ¡estamos todavía peor con AMLO! La impunidad es total para la delincuencia organizada, la crisis económica que se está viviendo en el mundo ha hecho también estragos entre la población mexicana. ¿Y el presidente?... Sin hacer algo sino tratar de contestar a sus críticos, los cuales día con día se incrementan.

Y sí, AMLO sigue acusando a los presidentes anteriores (especialmente a Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, quienes también tuvieron sus yerros y omisiones mayúsculas) y se solaza con la crítica que emprende en contra de ellos, en denunciar lo que hicieron o dejaron de hacer esos presidentes desde hace ya más dieciocho años, y no tiene la más elemental brizna de vergüenza para encarar lo que muy buena parte de los mexicanos estamos reclamando: ¡basta de tanta pendejadas!, de tanto dispendio de tiempo en tarugadas, en estar rascando en lo que ocurrió en el pasado y no en el presente, en el que vamos al garete con un futuro completamente incierto…