/ martes 26 de junio de 2018

Entre el fútbol y las elecciones mexicanas

Siguen las campañas electorales, con más barullos y promesas difusas en su posible cumplimiento, que con planteamientos coherentes, confiables y verosímiles en su presunta concreción. Todavía peor: en vez de que las campañas constituyan una oportunidad para realzar la civilidad entre la comunidad, para presentar propuestas en el arreglo de la problemática del país (especialmente la inseguridad y el desempleo, temas puestos de relieve por la misma población), los candidatos se ponen a expresar chismes respecto de ellos. Se trata entonces, de fundamentalmente desprestigiar al contrario no de presentarse como un ciudadano que sabe cómo enfrentar la problemática nacional.

Me llama asimismo críticamente la atención el escaso oficio político de buena parte de quienes andan en las campañas, especialmente de los que están compitiendo contra Morena. Sí, causó bulla en los medios que AMLO no hubiera podido llenar el estadio de futbol de Veracruz, el Luis “Pirata” de la Fuente, el sábado próximo pasado.

No comprenden estos críticos que los mexicanos podemos incluso no asistir a nuestro trabajo, o a dar clases, como es mi caso, si se está trasmitiendo un juego de la selección de futbol mexicana, máxime si como fue el caso, salió triunfante nuestro conjunto nacional frente a Corea del Sur.

Ciertamente esto provocó que, entre otros políticos, Ricardo Anaya, abanderado de la Coalición PAN-PRD-MC cantara victoria, pues supuso que con el poco escaso público que asistió a ese acto de campaña de AMLO, se hubiera constituido una muestra evidente de que este político puntero en las preferencias electivas, AMLO, “se está desmoronando”.

No se repara, como ya se sugirió, que en buena parte del electorado mexicano priva la predilección por el fútbol por sobre cualquier otro presunto atractivo, como es el político-electoral, sin importar el presumible empuje crítico-discursivo de los candidatos o su ascendencia entre el común de la población.

Hasta hubo bravatas contra el gobernador de Veracruz, quien ciertamente no es un político manso que esté sólo a la expectativa en la política nacional. Así, el aspirante de Morena a la Presidencia de la República, AMLO, denunció a Miguel Ángel Yunes Linares, por el presumible boicot gubernamental a la movilización de los simpatizantes de Morena en su apoyo, así como a Cuitláhuac García, candidato veracruzano de Morena.

Pero al mismo AMLO “le cayó el veinte” y anunció que hablaría mientras se desarrollaba el partido de fútbol, combinando este deporte con su campaña, “en una fiesta deportiva y democrática”, e incluso estuvo haciéndola de locutor mientras explicitaba su oferta político-electoral. Así, AMLO anunciaba en esa misma reunión que como en el referido partido de futbol, este primero de julio iba a meter una “goliza” a sus contrincantes. ¿Será? Muy probablemente sí…


Siguen las campañas electorales, con más barullos y promesas difusas en su posible cumplimiento, que con planteamientos coherentes, confiables y verosímiles en su presunta concreción. Todavía peor: en vez de que las campañas constituyan una oportunidad para realzar la civilidad entre la comunidad, para presentar propuestas en el arreglo de la problemática del país (especialmente la inseguridad y el desempleo, temas puestos de relieve por la misma población), los candidatos se ponen a expresar chismes respecto de ellos. Se trata entonces, de fundamentalmente desprestigiar al contrario no de presentarse como un ciudadano que sabe cómo enfrentar la problemática nacional.

Me llama asimismo críticamente la atención el escaso oficio político de buena parte de quienes andan en las campañas, especialmente de los que están compitiendo contra Morena. Sí, causó bulla en los medios que AMLO no hubiera podido llenar el estadio de futbol de Veracruz, el Luis “Pirata” de la Fuente, el sábado próximo pasado.

No comprenden estos críticos que los mexicanos podemos incluso no asistir a nuestro trabajo, o a dar clases, como es mi caso, si se está trasmitiendo un juego de la selección de futbol mexicana, máxime si como fue el caso, salió triunfante nuestro conjunto nacional frente a Corea del Sur.

Ciertamente esto provocó que, entre otros políticos, Ricardo Anaya, abanderado de la Coalición PAN-PRD-MC cantara victoria, pues supuso que con el poco escaso público que asistió a ese acto de campaña de AMLO, se hubiera constituido una muestra evidente de que este político puntero en las preferencias electivas, AMLO, “se está desmoronando”.

No se repara, como ya se sugirió, que en buena parte del electorado mexicano priva la predilección por el fútbol por sobre cualquier otro presunto atractivo, como es el político-electoral, sin importar el presumible empuje crítico-discursivo de los candidatos o su ascendencia entre el común de la población.

Hasta hubo bravatas contra el gobernador de Veracruz, quien ciertamente no es un político manso que esté sólo a la expectativa en la política nacional. Así, el aspirante de Morena a la Presidencia de la República, AMLO, denunció a Miguel Ángel Yunes Linares, por el presumible boicot gubernamental a la movilización de los simpatizantes de Morena en su apoyo, así como a Cuitláhuac García, candidato veracruzano de Morena.

Pero al mismo AMLO “le cayó el veinte” y anunció que hablaría mientras se desarrollaba el partido de fútbol, combinando este deporte con su campaña, “en una fiesta deportiva y democrática”, e incluso estuvo haciéndola de locutor mientras explicitaba su oferta político-electoral. Así, AMLO anunciaba en esa misma reunión que como en el referido partido de futbol, este primero de julio iba a meter una “goliza” a sus contrincantes. ¿Será? Muy probablemente sí…