/ jueves 10 de mayo de 2018

Entre las cuerdas

Es verdad que la lucha libre ha evolucionado, no se puede negar, hoy día es más un espectáculo que un deporte, es común ver en cada función, desde el primer combate, lances espectaculares, podríamos decir, casi circenses, con tal de ganar el apoyo o reconocimiento del público que ante tal circunstancia, también se ha vuelto más exigente en ese sentido, a su vez esta característica de la lucha actual es motivo que la actividad tenga menor credibilidad para el público que la sigue. El problema aquí, es como contener las ansias y deseos de los luchadores que inician su carrera deportiva, desde siempre la intención de ser mejores y demostrarlo ha estado presente en los atletas, en otras épocas quizás se manifestaba cuando el principiante a base de fuerza e inteligencia quería derrotar al consagrado o al más viejo, resultando unos combates ásperos, rígidos y con poco lucimiento para los aficionados, hoy día se hace mediante lances más arriesgados y con mayor peligrosidad y espectacularidad.

Otra característica que sale a relucir, es la poca preparación que reciben muchos atletas y que con algunos meses de entrenamiento se les reconoce como “Luchadores”, son los llamados luchadores al vapor, es verdad que existen las comisiones de box y lucha libre, pero no todas cumplen realmente con su función, se expiden sin ninguna supervisión o examen de por medio, las licencias de luchador profesional, a mi parecer debe de cumplirse cabalmente con los reglamentos establecidos, algunas voces, sobre todo de luchadores, piden que se modifiquen esos reglamentos y se establezcan nuevas condiciones para realizar con mayor seguridad su actividad laboral, creo que puede correrse un gran riesgo y caer en una sobre reglamentación, los reglamentos ya están, solo habrá que cumplirlos y hacerlos cumplir, me parece que no es necesario crear nuevas normas jurídicas para garantizar la organización y buen desempeño en las funciones de lucha libre.

Para variar, leí en algunos medios que incluso se pedía la creación de un hospital especializado para los deportes de contacto, a mi parecer sería mejor seguir insistiendo en peticiones que se han estado haciendo desde hace mucho tiempo pero que por diversas circunstancias no se ha logrado establecer, me refiero a la incorporación de los luchadores al IMSS, anteriormente se consolidaron varias agrupaciones de luchadores, como una especie de sindicatos que entre muchas condiciones esta era una solicitud ante las diferentes empresas promotoras de lucha libre, los luchadores “Grandes” son los idóneos para comenzar a exigir ese tipo de condiciones porque al obtenerlas ellos, para los luchadores “Chicos” será más fácil exigirla. En fin, son estas y otras cuantas situaciones difíciles las que viven todos los luchadores, como el presentarse en espacios inadecuados, sin ninguna garantía en cuanto a su desempeño, actuar sin la presencia siquiera de un cuerpo de paramédicos y ambulancia, sueldos bajos, y podríamos seguir durante un buen rato mencionando lo negativo, pero los mismos luchadores son los que tienen la palabra, si ellos no lo exigen, nadie lo hará en su nombre.

Es verdad que la lucha libre ha evolucionado, no se puede negar, hoy día es más un espectáculo que un deporte, es común ver en cada función, desde el primer combate, lances espectaculares, podríamos decir, casi circenses, con tal de ganar el apoyo o reconocimiento del público que ante tal circunstancia, también se ha vuelto más exigente en ese sentido, a su vez esta característica de la lucha actual es motivo que la actividad tenga menor credibilidad para el público que la sigue. El problema aquí, es como contener las ansias y deseos de los luchadores que inician su carrera deportiva, desde siempre la intención de ser mejores y demostrarlo ha estado presente en los atletas, en otras épocas quizás se manifestaba cuando el principiante a base de fuerza e inteligencia quería derrotar al consagrado o al más viejo, resultando unos combates ásperos, rígidos y con poco lucimiento para los aficionados, hoy día se hace mediante lances más arriesgados y con mayor peligrosidad y espectacularidad.

Otra característica que sale a relucir, es la poca preparación que reciben muchos atletas y que con algunos meses de entrenamiento se les reconoce como “Luchadores”, son los llamados luchadores al vapor, es verdad que existen las comisiones de box y lucha libre, pero no todas cumplen realmente con su función, se expiden sin ninguna supervisión o examen de por medio, las licencias de luchador profesional, a mi parecer debe de cumplirse cabalmente con los reglamentos establecidos, algunas voces, sobre todo de luchadores, piden que se modifiquen esos reglamentos y se establezcan nuevas condiciones para realizar con mayor seguridad su actividad laboral, creo que puede correrse un gran riesgo y caer en una sobre reglamentación, los reglamentos ya están, solo habrá que cumplirlos y hacerlos cumplir, me parece que no es necesario crear nuevas normas jurídicas para garantizar la organización y buen desempeño en las funciones de lucha libre.

Para variar, leí en algunos medios que incluso se pedía la creación de un hospital especializado para los deportes de contacto, a mi parecer sería mejor seguir insistiendo en peticiones que se han estado haciendo desde hace mucho tiempo pero que por diversas circunstancias no se ha logrado establecer, me refiero a la incorporación de los luchadores al IMSS, anteriormente se consolidaron varias agrupaciones de luchadores, como una especie de sindicatos que entre muchas condiciones esta era una solicitud ante las diferentes empresas promotoras de lucha libre, los luchadores “Grandes” son los idóneos para comenzar a exigir ese tipo de condiciones porque al obtenerlas ellos, para los luchadores “Chicos” será más fácil exigirla. En fin, son estas y otras cuantas situaciones difíciles las que viven todos los luchadores, como el presentarse en espacios inadecuados, sin ninguna garantía en cuanto a su desempeño, actuar sin la presencia siquiera de un cuerpo de paramédicos y ambulancia, sueldos bajos, y podríamos seguir durante un buen rato mencionando lo negativo, pero los mismos luchadores son los que tienen la palabra, si ellos no lo exigen, nadie lo hará en su nombre.

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