/ jueves 10 de enero de 2019

Entre las cuerdas

Ahora que recién comienza el año es muy común que nos propongamos hacer cosas que dejamos pendientes el año anterior, entre ellas es muy común el volver o comenzar a practicar algún deporte o por lo menos realizar ciertas actividades físicas.

Existe una notable diferencia entre el adulto y el niño a la hora de considerar el significado que cada uno atribuye al deporte. Es importante tener presente la filosofía que incorpora cada adulto comprometido con la formación deportiva de los más jóvenes.

El juego no es sólo cosa de niños, es para toda la especie animal en general, también para los adultos. Hay signos muy claros, de que el "juego" forma parte de todas las culturas.

El juego incluye deportes, juegos y actividades físicas que se realizan voluntariamente, generalmente de manera voluntaria y sin ánimo de lucro.

Los niños empiezan a hacer deporte, en primer lugar, por una necesidad puramente lúdica. Más tarde afrontan la competición como un reto para destacar respecto a sus amigos, para reclamar atención de los demás. Y en último lugar para ser mejor que ellos, aunque no lo hagan de manera consciente.

Es un tema controvertido el de la iniciación deportiva, ¿cuándo empezar?, sobre todo si tenemos en cuenta que estos primeros pasos serán vivencias irrepetibles. Consideramos que la fase de iniciación deportiva debe ser progresiva y adaptada al propio proceso de desarrollo individual, cada ser humano es irrepetible. La prudencia en la toma de decisiones por la vulnerabilidad de los niños ante cualquier agente externo se nos antoja de una importancia capital.

Destacar la importancia del psicólogo del deporte como especialista que debe ocuparse del asesoramiento de los profesionales que trabajan en este tema, y por su puesto de los padres. Su labor como orientador a nivel familiar debería concienciar a los padres de la importante de su labor como mediador en la toma de decisiones entre el entrenador el deportista y la familia.

Los agentes socializadores, empezando por la familia, son los que marcan el camino en las primeras etapas de vida del niño, tutelan el sentimiento positivo o negativo de lo que significa el deporte. Son estos agentes los que marcan el itinerario desde el comienzo. De ahí el desafío de distinguir y valorar comportamientos y concebir un ambiente adecuado con marco carácter formativo y sentido pedagógico.

De tal manera que el objetivo de aquellos que trabajan en este ámbito sea optimizar la percepción de las habilidades propias, aumentando la autoestima, mejorando la propia percepción, permitiendo que el movimiento se transforme en una herramienta para el conocimiento personal.

Ahora que recién comienza el año es muy común que nos propongamos hacer cosas que dejamos pendientes el año anterior, entre ellas es muy común el volver o comenzar a practicar algún deporte o por lo menos realizar ciertas actividades físicas.

Existe una notable diferencia entre el adulto y el niño a la hora de considerar el significado que cada uno atribuye al deporte. Es importante tener presente la filosofía que incorpora cada adulto comprometido con la formación deportiva de los más jóvenes.

El juego no es sólo cosa de niños, es para toda la especie animal en general, también para los adultos. Hay signos muy claros, de que el "juego" forma parte de todas las culturas.

El juego incluye deportes, juegos y actividades físicas que se realizan voluntariamente, generalmente de manera voluntaria y sin ánimo de lucro.

Los niños empiezan a hacer deporte, en primer lugar, por una necesidad puramente lúdica. Más tarde afrontan la competición como un reto para destacar respecto a sus amigos, para reclamar atención de los demás. Y en último lugar para ser mejor que ellos, aunque no lo hagan de manera consciente.

Es un tema controvertido el de la iniciación deportiva, ¿cuándo empezar?, sobre todo si tenemos en cuenta que estos primeros pasos serán vivencias irrepetibles. Consideramos que la fase de iniciación deportiva debe ser progresiva y adaptada al propio proceso de desarrollo individual, cada ser humano es irrepetible. La prudencia en la toma de decisiones por la vulnerabilidad de los niños ante cualquier agente externo se nos antoja de una importancia capital.

Destacar la importancia del psicólogo del deporte como especialista que debe ocuparse del asesoramiento de los profesionales que trabajan en este tema, y por su puesto de los padres. Su labor como orientador a nivel familiar debería concienciar a los padres de la importante de su labor como mediador en la toma de decisiones entre el entrenador el deportista y la familia.

Los agentes socializadores, empezando por la familia, son los que marcan el camino en las primeras etapas de vida del niño, tutelan el sentimiento positivo o negativo de lo que significa el deporte. Son estos agentes los que marcan el itinerario desde el comienzo. De ahí el desafío de distinguir y valorar comportamientos y concebir un ambiente adecuado con marco carácter formativo y sentido pedagógico.

De tal manera que el objetivo de aquellos que trabajan en este ámbito sea optimizar la percepción de las habilidades propias, aumentando la autoestima, mejorando la propia percepción, permitiendo que el movimiento se transforme en una herramienta para el conocimiento personal.

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