/ jueves 9 de abril de 2020

Entre las cuerdas

Las actividades deportivas que son realizadas durante los años en que se está formando el deportista producen un impacto en el individuo y su familia y por supuesto también un impacto social. El deporte es una de las influencias a considerar en la educación de la juventud, y para muchos la más importante aparte de la escuela. Sin embargo, el carácter educativo que pueda alcanzar el mismo, dependerá entre otros factores, de la manera en que los niños y jóvenes han de enfrentarse al dilema del juego limpio, es decir decidir entre el respeto de las normas del juego, o saltarse las reglas establecidas con el único fin de ganar. Para que se dé el desarrollo moral en un contexto deportivo, deben idearse estrategias de razonamiento moral que vaya más allá de la convención social.

Es muy común hoy en día hablar sobre los valores y opinar que la crisis de cualquier sociedad está dada por la pérdida de estos. Constantemente infinidad de personas nos dicen que la solución a este problema está dada en tal o mas cual plan; sin embargo no nos damos cuenta que la solución no está solamente en los gobiernos, sino sobre todo en la persona, en la educación y en cultivar una serie de valores desde el interior de la familia.

Hablar de los valores, es hablar de la vida misma del ser humano, es tratar la esencia de proceder y accionar de las personas. Históricamente, los valores constituyen un tema de interés para diferentes disciplinas, en especial la educación y el deporte, debido a que guían y orientan la formación integral del individuo. Los valores aunque generales pueden variar de un lugar a otro, se contextualizan, lo que para unos es un valor para otros es un antivalor, al inculcar una serie de valores o un conjunto de valores, se transforma el quehacer humano, que impulsa las acciones cotidianas cuando se interiorizan las normas morales, éticas, familiares, escolares y socioculturales.

Se puede hablar específicamente de valores propios del deporte entre ellos tenemos la constancia, espíritu de lucha y sacrificio, cooperación, juego limpio (fair play), nobleza, valentía, contacto social, afán de superación, compañerismo, tenacidad, deportividad, sinceridad, humildad, serenidad, audacia, sencillez, espíritu de equipo, compromiso, profesionalidad, rivalidad, que de ser trabajados con los jóvenes en un proceso formativo a través de objetivos y metas deportivas bien estructuradas metodológicamente se pueden obtener resultados muy favorables a nivel personal y colectivo.

Se busca transformar la sociedad, mejorarla, lograr un mejor desarrollo, un mejor vivir, elevar los niveles de productividad personal, del autoestima, la dignificación del ser humano, de mejorar el desempeño deportivo tanto en los entrenamientos como en los juegos, tanto en sus resultados personales como del equipo. Cuando un joven siente que se le apoya, que se le orienta, que existe una meta, un camino, es más fácil para el desarrollarse, encaminarse, impulsarse y demostrar que se puede y que sí vale la pena esforzarse y seguir tras los objetivos y fines que pretende alcanzar tanto en su vida personal como a nivel colectivo en el deporte.

Las actividades deportivas que son realizadas durante los años en que se está formando el deportista producen un impacto en el individuo y su familia y por supuesto también un impacto social. El deporte es una de las influencias a considerar en la educación de la juventud, y para muchos la más importante aparte de la escuela. Sin embargo, el carácter educativo que pueda alcanzar el mismo, dependerá entre otros factores, de la manera en que los niños y jóvenes han de enfrentarse al dilema del juego limpio, es decir decidir entre el respeto de las normas del juego, o saltarse las reglas establecidas con el único fin de ganar. Para que se dé el desarrollo moral en un contexto deportivo, deben idearse estrategias de razonamiento moral que vaya más allá de la convención social.

Es muy común hoy en día hablar sobre los valores y opinar que la crisis de cualquier sociedad está dada por la pérdida de estos. Constantemente infinidad de personas nos dicen que la solución a este problema está dada en tal o mas cual plan; sin embargo no nos damos cuenta que la solución no está solamente en los gobiernos, sino sobre todo en la persona, en la educación y en cultivar una serie de valores desde el interior de la familia.

Hablar de los valores, es hablar de la vida misma del ser humano, es tratar la esencia de proceder y accionar de las personas. Históricamente, los valores constituyen un tema de interés para diferentes disciplinas, en especial la educación y el deporte, debido a que guían y orientan la formación integral del individuo. Los valores aunque generales pueden variar de un lugar a otro, se contextualizan, lo que para unos es un valor para otros es un antivalor, al inculcar una serie de valores o un conjunto de valores, se transforma el quehacer humano, que impulsa las acciones cotidianas cuando se interiorizan las normas morales, éticas, familiares, escolares y socioculturales.

Se puede hablar específicamente de valores propios del deporte entre ellos tenemos la constancia, espíritu de lucha y sacrificio, cooperación, juego limpio (fair play), nobleza, valentía, contacto social, afán de superación, compañerismo, tenacidad, deportividad, sinceridad, humildad, serenidad, audacia, sencillez, espíritu de equipo, compromiso, profesionalidad, rivalidad, que de ser trabajados con los jóvenes en un proceso formativo a través de objetivos y metas deportivas bien estructuradas metodológicamente se pueden obtener resultados muy favorables a nivel personal y colectivo.

Se busca transformar la sociedad, mejorarla, lograr un mejor desarrollo, un mejor vivir, elevar los niveles de productividad personal, del autoestima, la dignificación del ser humano, de mejorar el desempeño deportivo tanto en los entrenamientos como en los juegos, tanto en sus resultados personales como del equipo. Cuando un joven siente que se le apoya, que se le orienta, que existe una meta, un camino, es más fácil para el desarrollarse, encaminarse, impulsarse y demostrar que se puede y que sí vale la pena esforzarse y seguir tras los objetivos y fines que pretende alcanzar tanto en su vida personal como a nivel colectivo en el deporte.

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