/ jueves 14 de mayo de 2020

Entre las cuerdas

El hombre desde siempre, en el desarrollo de su vida, se va formando, tomando de su experiencia valores y costumbres que al mismo tiempo le moldean el carácter que lo identifica ante los demás y que le sirve para facilitar su desarrollo y adaptación dentro de los diversos grupos sociales a los que se integra por necesidad o por afición. Suponiendo una ayuda también en su aspecto material.

Los avances tecnológicos actuales, el bienestar, adelantos de la medicina, entre otros, han supuesto indudablemente grandes beneficios para la sociedad, desde el punto de vista del deporte y la actividad física en general, supone igualmente en la actualidad un avance en la práctica de todas las disciplinas deportivas, pero desafortunadamente la dimensión social del hombre puede contemplar un retroceso en esta materia, la exigencia por parte de muchos entrenadores se justifica, hasta cierto punto, por la trascendencia de una formación intelectual severa, rigurosa, inflexible y extremadamente exigente con el resultado y con el éxito. En la sociedad, el bienestar vislumbra la decadencia humana, que presenta síntomas de envejecimiento prematuro. La clase social, los modelos dominantes, los grupos de presión, las modas y un sinfín de agentes sociales han ido deformando la práctica cotidiana del deporte, cuya realización es necesaria para el buen desarrollo de manera normal del niño que lo practica, se ha acrecentado la restricción, y en cierta medida prohibido, por muchas normas de conducta, modificadas por necesidad y exigencia debido al estilo de vida que tenemos actualmente. La falta de un espacio físico donde jugar y corretear, la rigidez de los horarios escolares, el escaso tiempo libre que se disfruta, la inseguridad ciudadana y unos espacios excesivamente acondicionados no hacen más que acrecentar el problema de la motricidad natural del ser humano, un deporte y una actividad física adecuada a las posibilidades del niño, contribuirá de manera destacada, a un desarrollo integral como persona, ya desde las primeras etapas de su vida.

En estas edades tempranas, manifiestan algunos entrenadores, debería ser básicamente diversión y juego, es un medio para educar el ocio, no obstante, con esta diversión se exige esfuerzo, constancia, superación y conocimiento de sí mismo, es una forma de educar la libertad personal, de poner en juego todo lo que se es, el individuo se educa en el deporte, ya que a través de él interioriza una serie de valores básicos para su socialización, pero también mediante la preparación de una competición, el rigor del entrenamiento, la disciplina de equipo se puede lograr esos objetivos, son aspectos educativos que se manifiestan en la práctica deportiva diaria y que se transfieren a la vida cotidiana. El deporte bien enfocado es una escuela de solidaridad y lealtad; de perseverancia en el esfuerzo; de espíritu de sacrificio y capacidad de renuncia. Nos ayuda a reconocer nuestras propias limitaciones, y a valorar a los demás, nos ayuda a madurar. No es cierto que haya competiciones en las que "si salimos derrotados, perdemos mucho más que un simple partido".

El hombre desde siempre, en el desarrollo de su vida, se va formando, tomando de su experiencia valores y costumbres que al mismo tiempo le moldean el carácter que lo identifica ante los demás y que le sirve para facilitar su desarrollo y adaptación dentro de los diversos grupos sociales a los que se integra por necesidad o por afición. Suponiendo una ayuda también en su aspecto material.

Los avances tecnológicos actuales, el bienestar, adelantos de la medicina, entre otros, han supuesto indudablemente grandes beneficios para la sociedad, desde el punto de vista del deporte y la actividad física en general, supone igualmente en la actualidad un avance en la práctica de todas las disciplinas deportivas, pero desafortunadamente la dimensión social del hombre puede contemplar un retroceso en esta materia, la exigencia por parte de muchos entrenadores se justifica, hasta cierto punto, por la trascendencia de una formación intelectual severa, rigurosa, inflexible y extremadamente exigente con el resultado y con el éxito. En la sociedad, el bienestar vislumbra la decadencia humana, que presenta síntomas de envejecimiento prematuro. La clase social, los modelos dominantes, los grupos de presión, las modas y un sinfín de agentes sociales han ido deformando la práctica cotidiana del deporte, cuya realización es necesaria para el buen desarrollo de manera normal del niño que lo practica, se ha acrecentado la restricción, y en cierta medida prohibido, por muchas normas de conducta, modificadas por necesidad y exigencia debido al estilo de vida que tenemos actualmente. La falta de un espacio físico donde jugar y corretear, la rigidez de los horarios escolares, el escaso tiempo libre que se disfruta, la inseguridad ciudadana y unos espacios excesivamente acondicionados no hacen más que acrecentar el problema de la motricidad natural del ser humano, un deporte y una actividad física adecuada a las posibilidades del niño, contribuirá de manera destacada, a un desarrollo integral como persona, ya desde las primeras etapas de su vida.

En estas edades tempranas, manifiestan algunos entrenadores, debería ser básicamente diversión y juego, es un medio para educar el ocio, no obstante, con esta diversión se exige esfuerzo, constancia, superación y conocimiento de sí mismo, es una forma de educar la libertad personal, de poner en juego todo lo que se es, el individuo se educa en el deporte, ya que a través de él interioriza una serie de valores básicos para su socialización, pero también mediante la preparación de una competición, el rigor del entrenamiento, la disciplina de equipo se puede lograr esos objetivos, son aspectos educativos que se manifiestan en la práctica deportiva diaria y que se transfieren a la vida cotidiana. El deporte bien enfocado es una escuela de solidaridad y lealtad; de perseverancia en el esfuerzo; de espíritu de sacrificio y capacidad de renuncia. Nos ayuda a reconocer nuestras propias limitaciones, y a valorar a los demás, nos ayuda a madurar. No es cierto que haya competiciones en las que "si salimos derrotados, perdemos mucho más que un simple partido".

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