/ lunes 11 de abril de 2022

Espiritualidad en Semana Santa

La Semana Santa tiene especial importancia para la cristiandad (católicos, mormones, adventistas, testigos de Jehová, evangelistas, entre otras religiones), pues evocamos la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, el Verbo Encarnado, el Hombre-Luz o Gran Iniciado. Por resucitar al tercer día de su muerte se le considera deidad, es el Dios Hijo y por dejarnos sus enseñanzas para ser mejores humanos en lo moral y trascender en lo espiritual es nuestro maestro a través de los siglos.

Aunque cada año se percibe es menor el grado de religiosidad colectiva porque a diferencia de siglos atrás incluso la mitad del pasado, las personas ya no profesamos en mente y corazón la pasión y resurrección de Jesucristo como para sentir una tristeza y recluirnos en pensamientos basados en sus enseñanzas, ya no, ahora los seres humanos consideramos los días de Semana Santa como un receso laboral para dedicarnos de tiempo completo a vacacionar o tener días de alegría y poco para reflexionar lo que significa la Semana Santa.

Es preciso aclarar que lo anterior escrito no es un llamado a acudir a algún templo, hincarse, darse golpes en el pecho, llorar abundantemente, de ninguna manera. La sugerencia es que dentro de nuestro hogar y personalmente tengamos un momento de espiritualidad, de meditar lo que es sobresaliente para que cada quien sea mejor persona en mente, corazón y acciones que beneficien a la sociedad, a la familia y personalmente considerando la visión humana y espiritual que nos legó Jesucristo.

Individualmente analicemos, cuestionemos y demos demos respuesta según nuestra capacidad intelectual a lo que Jesucristo nos estableció para el bien ser. Busquemos los mecanismos y momentos precisos para tener un reencuentro con nosotros mismos, con nuestros seres queridos y demás personas que nos rodean.

De llevar a cabo lo anterior dentro de nuestros hogares, aún en aislamiento para cumplir con las medidas sanitarias y buscando algún momento propicio, a solas o en familia, bien puede ser una de las mejores maneras de evocar al Dios Hijo, conjuntamente con el Dios Padre y Dios Espíritu Santo, hagámoslo y tendremos una sensación de bienestar interno porque nuestro sistema cuerpo-mente-espíritu tendrá un nivel mayor de vibración y tendremos beneficio propio y de quienes nos rodean.

Estos días de Semana Santa demos la importancia o trascendencia de la divinidad y enseñanzas de Jesucristo. Las fechas son propicias para procurar nuestra espiritualidad.

La Semana Santa tiene especial importancia para la cristiandad (católicos, mormones, adventistas, testigos de Jehová, evangelistas, entre otras religiones), pues evocamos la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, el Verbo Encarnado, el Hombre-Luz o Gran Iniciado. Por resucitar al tercer día de su muerte se le considera deidad, es el Dios Hijo y por dejarnos sus enseñanzas para ser mejores humanos en lo moral y trascender en lo espiritual es nuestro maestro a través de los siglos.

Aunque cada año se percibe es menor el grado de religiosidad colectiva porque a diferencia de siglos atrás incluso la mitad del pasado, las personas ya no profesamos en mente y corazón la pasión y resurrección de Jesucristo como para sentir una tristeza y recluirnos en pensamientos basados en sus enseñanzas, ya no, ahora los seres humanos consideramos los días de Semana Santa como un receso laboral para dedicarnos de tiempo completo a vacacionar o tener días de alegría y poco para reflexionar lo que significa la Semana Santa.

Es preciso aclarar que lo anterior escrito no es un llamado a acudir a algún templo, hincarse, darse golpes en el pecho, llorar abundantemente, de ninguna manera. La sugerencia es que dentro de nuestro hogar y personalmente tengamos un momento de espiritualidad, de meditar lo que es sobresaliente para que cada quien sea mejor persona en mente, corazón y acciones que beneficien a la sociedad, a la familia y personalmente considerando la visión humana y espiritual que nos legó Jesucristo.

Individualmente analicemos, cuestionemos y demos demos respuesta según nuestra capacidad intelectual a lo que Jesucristo nos estableció para el bien ser. Busquemos los mecanismos y momentos precisos para tener un reencuentro con nosotros mismos, con nuestros seres queridos y demás personas que nos rodean.

De llevar a cabo lo anterior dentro de nuestros hogares, aún en aislamiento para cumplir con las medidas sanitarias y buscando algún momento propicio, a solas o en familia, bien puede ser una de las mejores maneras de evocar al Dios Hijo, conjuntamente con el Dios Padre y Dios Espíritu Santo, hagámoslo y tendremos una sensación de bienestar interno porque nuestro sistema cuerpo-mente-espíritu tendrá un nivel mayor de vibración y tendremos beneficio propio y de quienes nos rodean.

Estos días de Semana Santa demos la importancia o trascendencia de la divinidad y enseñanzas de Jesucristo. Las fechas son propicias para procurar nuestra espiritualidad.