La Semana Santa tiene especial importancia para la cristiandad (católicos, mormones, adventistas, testigos de Jehová, evangelistas, entre otras religiones), pues evocamos la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, el Verbo Encarnado, el Hombre-Luz o Gran Iniciado. Por resucitar al tercer día de su muerte se le considera deidad, es el Dios Hijo y por dejarnos sus enseñanzas para ser mejores humanos en lo moral y trascender en lo espiritual es nuestro maestro a través de los siglos.
Aunque cada año se percibe es menor el grado de religiosidad colectiva porque a diferencia de siglos atrás incluso la mitad del pasado, las personas ya no profesamos en mente y corazón la pasión y resurrección de Jesucristo como para sentir una tristeza y recluirnos en pensamientos basados en sus enseñanzas, ya no, ahora los seres humanos consideramos los días de Semana Santa como un receso laboral para dedicarnos de tiempo completo a vacacionar o tener días de alegría y poco para reflexionar lo que significa la Semana Santa.
Es preciso aclarar que lo anterior escrito no es un llamado a acudir a algún templo, hincarse, darse golpes en el pecho, llorar abundantemente, de ninguna manera. La sugerencia es que dentro de nuestro hogar y personalmente tengamos un momento de espiritualidad, de meditar lo que es sobresaliente para que cada quien sea mejor persona en mente, corazón y acciones que beneficien a la sociedad, a la familia y personalmente considerando la visión humana y espiritual que nos legó Jesucristo.
Individualmente analicemos, cuestionemos y demos demos respuesta según nuestra capacidad intelectual a lo que Jesucristo nos estableció para el bien ser. Busquemos los mecanismos y momentos precisos para tener un reencuentro con nosotros mismos, con nuestros seres queridos y demás personas que nos rodean.
De llevar a cabo lo anterior dentro de nuestros hogares, aún en aislamiento para cumplir con las medidas sanitarias y buscando algún momento propicio, a solas o en familia, bien puede ser una de las mejores maneras de evocar al Dios Hijo, conjuntamente con el Dios Padre y Dios Espíritu Santo, hagámoslo y tendremos una sensación de bienestar interno porque nuestro sistema cuerpo-mente-espíritu tendrá un nivel mayor de vibración y tendremos beneficio propio y de quienes nos rodean.
Estos días de Semana Santa demos la importancia o trascendencia de la divinidad y enseñanzas de Jesucristo. Las fechas son propicias para procurar nuestra espiritualidad.