Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en su tercera búsqueda de triunfo presidencial ahora muestra otro enfoque aplicando el arte de la negociación y construir equilibrios dinámicos. Entre sus estrategias está pactar con algunos miembros de la élite empresarial mexicana y varios dirigentes políticos, para algunos indeseables y para otros aún son líderes. La apuesta de AMLO es que estas alianzas le garanticen votos, apoyo a su estructura político-electoral y a mediano y largo plazo mayor posicionamiento tanto personal, a gente cercana y su partido Movimiento de
Regeneración Nacional (MORENA). Pactos que en su juego del ajedrez quizá le resulten por bien pensados y precisos.
Entre los factores que sustentan lo anterior están: 1) AMLO sabe que está en primer lugar en preferencias y procura afianzarse, sabe de fracasos no en las urnas sino porque las élites económicas y políticas estadounidenses y mexicanas arrebataron su triunfo en 2006. Sabe que la clase política es ambiciosa, hipócrita y traicionera, pero también hay gente leal, honesta y con esperanza. 2) En su estrategia está incluir a líderes sindicales (minería y educación) con capacidad de influencia y aún con peso político importante entre sus agremiados, que dichos sindicatos mueven hilos importantes en el escenario político-electoral, aunado a que estos líderes bien pueden ser interlocutores entre AMLO e importantes personajes de la economía y política en México y extranjero. 3) Su acercamiento con varios empresarios con poder para decidir en el desarrollo nacional, es una alianza estratégica para este 2018 y a futuro. 4) Su propuesta de perdón a narcotraficantes le redituaría simpatías de un sector con verdadero poder. 5) La inclusión de políticos desplazados por otros partidos pero altamente competentes para la ingeniería electoral y con amplia influencia en muchedumbres sin duda fortalece su estructura de campaña. Por lo anterior se afirma que la estrategia de AMLO consiste en agrupar a toda gama de fuerzas para mover la correlación de éstas en el contexto electoral y político tanto para la elección de julio como para la gobernanza y gobernabilidad, gane o no. Por ello pacta con personas políticamente fuertes y de presencia nacional, con un segmento de la élite mexicana incluso de ideología conservadora, como también explora con cierto decoro la religiosidad como en su discurso ante el Partido Encuentro Social, a ello sumemos los votos seguros de seguidores y simpatizantes como lo muestran todos los sondeos de opinión publicables incluso el certero de la Presidencia de la República. Con este tipo de asociaciones lograría atraer a electores indecisos y manda un mensaje de fuerza atrayente dentro y fuera del país pues se muestra como un político conciliador, plural y capaz de consolidar su proyecto de nación con diversas expresiones del pensamiento político.
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