/ lunes 6 de mayo de 2019

Ganar y perder tomados de la misma mano

Si nos dedicamos al deporte, ES PARA GANAR, NO SÓLO PARA PARTICIPAR, es por eso que existe la mediocridad que viene siendo la línea de confort, que cuando me duele reúso al dolor… que cuando me canso me paro a descansar o esperar otra oportunidad… o cuando me aburro cambio de disciplina… o cuando me exigen, me molesto cuando me piden más de mí.

Han pasado mucho años he infinidad de deportistas que se dicen competitivos, no han logrado aceptar que el camino al verdadero triunfo comienza con una mente positiva llena de humildad para aceptar errores, para reconocer que caminaran por lugares no conocidos y que deben de aceptar ayudas, críticas y buenos consejos.

Otros no encuentran su lugar, y participan en varios deportes sin especializarse en uno solo, en el deporte competitivo para lograr grandes triunfos se necesita trabajar por años, dedicase por completo a lo que en realidad se desea o se sueña, y luchar día por día por conseguirlo, y así ese atleta vencerá los grandes retos que él mismo y al vida en el deporte le pongan en frente.

Cuando llegas a este éxtasis te darás cuenta que la valentía al lograr tus objetivos y la humildad de reconocer que aprendiste de los demás, fue la clave para haber sido un ganador en todos los aspectos.

Si deseas o te dedicas al deporte, debes de saber primeramente que es para ganar… para ser mejor… para convencer y aprender, y no sólo para participar sin ser el mejor sin convencer y sin aprender. En esta etapa de tu vida tendrás que dejar atrás la mitad de tu existencia por ser feliz al competir para ganar, y no existirá otra cosa en tu mente más que ser el mejor, competencia tras competencias puño tras puño, esfuerzo tras esfuerzo, tu actitud y determinación serán las llaves para entrar a un mundo conquistado por quienes supieron que LA VIDA FUE DISEÑADA POR DIOS PARA SER MEJORES HOMBRES DE BIEN.

En una justa deportiva, se gana o se pierde, porque estas son las reglas limpias de cualquier deporte, y es natural que a todos nos guste ganar y a nadie nos gusta perder, PERO CUANDO SE PIERDE RECONOCIENDO Y ACEPTANDO LA DERROTA, EN ESE MOMENTO GANAS MÁS DE LO QUE PIERDES, ya que esto sólo fue una justa y no es la vida en sí; hay que aprender por medio de estas experiencias como transformar las derrotas por victorias, y cómo levantarse de ellas en cada caída. aprenderás a ser el mejor por tus logros y no por tus palabras, como también aprenderás a sacar de tu mente el ego por ser el mejor y poner en ese lugar la palabra HUMILDAD CON TODOS SUS AGRAVIANTES.

El deporte competitivo es una rivalidad sana por que se lleva con respeto tanto al rival, como a los árbitros, a los compañeros, a la afición y a las mismas reglas del juego. Cuando se trata de ganar por tan sólo orgullo o vanidad, se pierde la palabra respeto y se convierte en una guerra sin tregua, olvidando las reglas del juego y denigrando el juego limpio.

La alegría de jugar sano y libremente es una forma de vivir con alegría, pues, te esfuerzas por ser el mejor ante ti mismo, transformando tu carácter en ser fuerte de mente tanto al perder como al ganar, y te hace ser fiel a las reglas del juego como a tus mismos principios.

Al no saber perder y reconocer que el rival en se momento fue mejor, todas tus alegrías se convierten en tristezas y tus deseos en frustración al no lograr el objetivo.

Si nos dedicamos al deporte, ES PARA GANAR, NO SÓLO PARA PARTICIPAR, es por eso que existe la mediocridad que viene siendo la línea de confort, que cuando me duele reúso al dolor… que cuando me canso me paro a descansar o esperar otra oportunidad… o cuando me aburro cambio de disciplina… o cuando me exigen, me molesto cuando me piden más de mí.

Han pasado mucho años he infinidad de deportistas que se dicen competitivos, no han logrado aceptar que el camino al verdadero triunfo comienza con una mente positiva llena de humildad para aceptar errores, para reconocer que caminaran por lugares no conocidos y que deben de aceptar ayudas, críticas y buenos consejos.

Otros no encuentran su lugar, y participan en varios deportes sin especializarse en uno solo, en el deporte competitivo para lograr grandes triunfos se necesita trabajar por años, dedicase por completo a lo que en realidad se desea o se sueña, y luchar día por día por conseguirlo, y así ese atleta vencerá los grandes retos que él mismo y al vida en el deporte le pongan en frente.

Cuando llegas a este éxtasis te darás cuenta que la valentía al lograr tus objetivos y la humildad de reconocer que aprendiste de los demás, fue la clave para haber sido un ganador en todos los aspectos.

Si deseas o te dedicas al deporte, debes de saber primeramente que es para ganar… para ser mejor… para convencer y aprender, y no sólo para participar sin ser el mejor sin convencer y sin aprender. En esta etapa de tu vida tendrás que dejar atrás la mitad de tu existencia por ser feliz al competir para ganar, y no existirá otra cosa en tu mente más que ser el mejor, competencia tras competencias puño tras puño, esfuerzo tras esfuerzo, tu actitud y determinación serán las llaves para entrar a un mundo conquistado por quienes supieron que LA VIDA FUE DISEÑADA POR DIOS PARA SER MEJORES HOMBRES DE BIEN.

En una justa deportiva, se gana o se pierde, porque estas son las reglas limpias de cualquier deporte, y es natural que a todos nos guste ganar y a nadie nos gusta perder, PERO CUANDO SE PIERDE RECONOCIENDO Y ACEPTANDO LA DERROTA, EN ESE MOMENTO GANAS MÁS DE LO QUE PIERDES, ya que esto sólo fue una justa y no es la vida en sí; hay que aprender por medio de estas experiencias como transformar las derrotas por victorias, y cómo levantarse de ellas en cada caída. aprenderás a ser el mejor por tus logros y no por tus palabras, como también aprenderás a sacar de tu mente el ego por ser el mejor y poner en ese lugar la palabra HUMILDAD CON TODOS SUS AGRAVIANTES.

El deporte competitivo es una rivalidad sana por que se lleva con respeto tanto al rival, como a los árbitros, a los compañeros, a la afición y a las mismas reglas del juego. Cuando se trata de ganar por tan sólo orgullo o vanidad, se pierde la palabra respeto y se convierte en una guerra sin tregua, olvidando las reglas del juego y denigrando el juego limpio.

La alegría de jugar sano y libremente es una forma de vivir con alegría, pues, te esfuerzas por ser el mejor ante ti mismo, transformando tu carácter en ser fuerte de mente tanto al perder como al ganar, y te hace ser fiel a las reglas del juego como a tus mismos principios.

Al no saber perder y reconocer que el rival en se momento fue mejor, todas tus alegrías se convierten en tristezas y tus deseos en frustración al no lograr el objetivo.