Tiempos de espera, de inquietud y de confianza. Hay palabra, habrá hechos.
Que nuestros gobernantes y cuantos les asisten gobiernen con rectitud y trabajen en el bien de todos, que sean capaces de rectificar en lo que deben rectificar, que nuestro pueblo viva en mutua comprensión y reine en él la paz y la justicia.
Que seamos dóciles siempre al Evangelio de Jesucristo y no nos dejemos llevar al retortero por falsas doctrinas. Vivimos en un país mayoritariamente creyente. Que defendamos y mantengamos viva llena de vitalidad la verdad del matrimonio y de la familia, que trabajemos por el respeto de la vida y de la dignidad de la persona humana; que pongamos el máximo empeño en la defensa y promoción de un marco legal que permita la educación integral de niños y jóvenes en un contexto de justicia y libertad.
Que el País se mantenga unido y no se disuelva ni se desintegre en su realidad más propia. Y ¿Quién lo hará? ¡Todos!