La educación del nuevo milenio requiere asumir desafíos y promover transformaciones profundas en concordancia con las necesidades de las nuevas generaciones. Pensar en la problemática educativa e intentar adentrarnos en el profundo debate de la Innovación, ubica a la comunidad educativa y a la sociedad en su conjunto frente a una realidad compleja que sólo puede ser abordada seriamente desde una perspectiva integral y multidireccional.
El siglo XX fue escenario de luchas contra la opresión, lo prohibido, lo impuesto, lo obligatorio, y es justo decir que las instituciones educativas fueron escenarios de esas acaloradas contiendas, donde la comunidad educativa debatía sobre políticas de educación integradoras, que incluían en su perspectiva la formación inclusiva para todas las clases sociales.
Las nuevas generaciones de universitarios, son testigos, de la profundización de aquellos acalorados debates, que tienen como antecedentes las transformaciones desarrolladas en el sistema educativo durante los últimos 20 años.
La innovación en educación resulta de la construcción de nuevas perspectivas, de la crisis del sistema educativo del siglo XX, de la necesidad de ver nacer algo nuevo, pero que se está perdiendo mientras el otro aun no murió del todo.
De eso se tratan las crisis, se tratan de oportunidades de nuevas puertas que se abren, de la posibilidad de terminar de fracturar ese resquebrajado sistema instituido para dar paso al nacimiento de nuevas experiencias educativas con más capacidad de integración e inclusión.
Una nueva educación superior para las generaciones del siglo XXI que se desarrolle de la mano de las necesidades de sus actores y el contexto en que está inmersa. La innovación en educación no solo refiere al uso de las nuevas tecnologías en el aula, es mucho más que eso, es la definición del para que el uso de las tecnologías y de la necesidad de contar con los recursos necesarios para ponerla en práctica.
La innovación en educación implica abrir el debate con la comunidad toda, entre los docentes y los alumnos, pero también y fundamentalmente con los gobiernos, los legisladores, los empresarios y las organizaciones civiles, promover nuevas políticas educativas que permitan avanzar hacia nuevas prácticas democráticas, solidarias, creativas y colaborativas.
Por tanto, innovar en educación superior debe orientarse de manera integral a la resolución de las múltiples problemáticas que atraviesan la realidad actual de la sociedad; en esencia, saldar las carencias y fortalecer las redes de contención para garantizar la permanencia de los alumnos y su crecimiento integral y profesional.
Sin duda, una tarea nada fácil, pero no imposible... Espero que haya sido de interés. ¡Viva la Vida!!