/ domingo 22 de agosto de 2021

Irresponsable regreso a clases

Después de 17 meses del cierre total de escuelas, estudiantes y docentes regresarán el 30 de agosto a clases con un plan educativo improvisado e incompleto.

En marzo de 2020, ante la pandemia de COVID-19, el gobierno anunció el cierre de las escuelas y creó la estrategia “Aprende en Casa”, la cual ha traspasado la responsabilidad educativa del Estado a las familias.

De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), México enfrenta una crisis de aprendizaje, puesto que el 80% de las niñas y los niños en primaria no alcanzan los conocimientos esperados en comprensión de lectura y en matemáticas, cifra que podría agravarse dada la dificultad de mantener la calidad educativa con los recursos disponibles en casa.

El regreso a clases presenciales en este ciclo escolar es fundamental, pero es inaceptable que sea improvisado.

Las autoridades, particularmente las de Zacatecas, han tenido un año y medio para planear el regreso a los planteles, y no han concretado nada. Pretender que todo regrese a la normalidad en el momento que las y los alumnos crucen el arco de la puerta de la escuela es un error y una irresponsabilidad.

El cierre de escuelas no solo ha acentuado las brechas de desigualdad educativa, sino que para las familias más vulnerables ha desatado una crisis de abandono escolar.

En las próximas semanas, estudiantes y docentes que sí tengan la oportunidad de regresar a las aulas seguirán enfrentando enormes desafíos para reestablecer verdaderas trayectorias de aprendizaje.

La brecha de aprendizajes de cada hogar durante el último año resultará en grupos de estudiantes que regresan al aula con conocimientos muy diversos. Algunos tal vez sí aprendieron en casa, la mayoría probablemente se desconectaron del plan de estudios y otros más olvidaron lo que ya habían aprendido el año pasado.

Para efectos prácticos, cada uno de los salones del país será multigrado: cada docente tendrá que atender un grupo en el que cada estudiante tuvo una experiencia distinta en las últimas 44 semanas de clases desde casa. En el aula, las brechas de aprendizaje se suman a condiciones socioemocionales muy desafiantes.

Frente a la crisis educativa más importante de nuestra generación, la SEP centra su estrategia en promesas de agua, jabón, tapabocas, toma de temperatura y distancia entre personas.

El futuro de los estudiantes está en juego. Sin medidas de remediación, la pérdida de aprendizaje que ya se ha dado le va a costar a cada estudiante de México, en promedio, una pérdida de 8% de sus ingresos futuros por el resto de su vida, de acuerdo con el Banco Mundial.

Pero lo más delicado, es que el regreso a clases es una medida política y no una estrategia de equilibrio social y educativo.

Después de 17 meses del cierre total de escuelas, estudiantes y docentes regresarán el 30 de agosto a clases con un plan educativo improvisado e incompleto.

En marzo de 2020, ante la pandemia de COVID-19, el gobierno anunció el cierre de las escuelas y creó la estrategia “Aprende en Casa”, la cual ha traspasado la responsabilidad educativa del Estado a las familias.

De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), México enfrenta una crisis de aprendizaje, puesto que el 80% de las niñas y los niños en primaria no alcanzan los conocimientos esperados en comprensión de lectura y en matemáticas, cifra que podría agravarse dada la dificultad de mantener la calidad educativa con los recursos disponibles en casa.

El regreso a clases presenciales en este ciclo escolar es fundamental, pero es inaceptable que sea improvisado.

Las autoridades, particularmente las de Zacatecas, han tenido un año y medio para planear el regreso a los planteles, y no han concretado nada. Pretender que todo regrese a la normalidad en el momento que las y los alumnos crucen el arco de la puerta de la escuela es un error y una irresponsabilidad.

El cierre de escuelas no solo ha acentuado las brechas de desigualdad educativa, sino que para las familias más vulnerables ha desatado una crisis de abandono escolar.

En las próximas semanas, estudiantes y docentes que sí tengan la oportunidad de regresar a las aulas seguirán enfrentando enormes desafíos para reestablecer verdaderas trayectorias de aprendizaje.

La brecha de aprendizajes de cada hogar durante el último año resultará en grupos de estudiantes que regresan al aula con conocimientos muy diversos. Algunos tal vez sí aprendieron en casa, la mayoría probablemente se desconectaron del plan de estudios y otros más olvidaron lo que ya habían aprendido el año pasado.

Para efectos prácticos, cada uno de los salones del país será multigrado: cada docente tendrá que atender un grupo en el que cada estudiante tuvo una experiencia distinta en las últimas 44 semanas de clases desde casa. En el aula, las brechas de aprendizaje se suman a condiciones socioemocionales muy desafiantes.

Frente a la crisis educativa más importante de nuestra generación, la SEP centra su estrategia en promesas de agua, jabón, tapabocas, toma de temperatura y distancia entre personas.

El futuro de los estudiantes está en juego. Sin medidas de remediación, la pérdida de aprendizaje que ya se ha dado le va a costar a cada estudiante de México, en promedio, una pérdida de 8% de sus ingresos futuros por el resto de su vida, de acuerdo con el Banco Mundial.

Pero lo más delicado, es que el regreso a clases es una medida política y no una estrategia de equilibrio social y educativo.