/ lunes 24 de mayo de 2021

Juventud, futuro prometido y presente posible

En mis recorridos he tenido la invaluable oportunidad de conversar con la gente, conocer sus opiniones y su cosmovisión de primera mano. En estas charlas he notado un fenómeno que, a primera instancia, podría parecer extraño.

Sin este acercamiento probablemente mi percepción sobre la juventud en Zacatecas sería errónea, pues desde mi contexto generacional pensaría que no tenían una conciencia clara del lastre que significó el modelo neoliberal en México. Y es que en ocasiones olvidamos que la historia no solo se vive, también se sufre.

Es quizá por esta razón que he notado en la población joven un anhelo de cambio y un hartazgo del modelo que tanto daño ha hecho a nuestro país, un interés genuino por entender por qué las oportunidades de empleo y crecimiento les han sido negadas.

Los datos no mienten, la tasa de desempleo en la población menor de 29 años es de prácticamente el doble. Los gobiernos del PRIAN tienen décadas prometiendo a la juventud un futuro que nunca llega, con un sistema que les ofreció una formación precaria, raquítica, preparándoles para ser autómatas de su modelo, sin crecimiento, sin desarrollo profesional y sin derechos laborales. Y sin embargo, a la joven y al joven se les exige para su contratación una experiencia que no se ofrece ni durante ni al final de su formación académica.

Aunado a esto, las posibilidades de empleo formal siguen siendo escasas, y las opciones que quedan no son deseables para nadie: informalidad, ilegalidad, crimen. Esto es lo que provoca la exclusión de este sector, el desdén y las promesas vacías con la premisa de que “son el futuro”.

En el México actual se está luchando por generar las condiciones para que ese futuro sea palpable. Es necesario integrar a la juventud desde la política pública para que se hagan cargo del presente. Es preciso dejar atrás la actitud paternalista con la que se les ha tratado: la juventud es capaz, es inteligente y tiene la voluntad para lograr un cambio social desde ahora.

En Zacatecas necesitamos una juventud protagonista que nos guíe hacia el progreso, la libertad, la inclusión y la revolución de las conciencias. No es momento de esperar, es momento de actuar con el pueblo y para el pueblo.

En mis recorridos he tenido la invaluable oportunidad de conversar con la gente, conocer sus opiniones y su cosmovisión de primera mano. En estas charlas he notado un fenómeno que, a primera instancia, podría parecer extraño.

Sin este acercamiento probablemente mi percepción sobre la juventud en Zacatecas sería errónea, pues desde mi contexto generacional pensaría que no tenían una conciencia clara del lastre que significó el modelo neoliberal en México. Y es que en ocasiones olvidamos que la historia no solo se vive, también se sufre.

Es quizá por esta razón que he notado en la población joven un anhelo de cambio y un hartazgo del modelo que tanto daño ha hecho a nuestro país, un interés genuino por entender por qué las oportunidades de empleo y crecimiento les han sido negadas.

Los datos no mienten, la tasa de desempleo en la población menor de 29 años es de prácticamente el doble. Los gobiernos del PRIAN tienen décadas prometiendo a la juventud un futuro que nunca llega, con un sistema que les ofreció una formación precaria, raquítica, preparándoles para ser autómatas de su modelo, sin crecimiento, sin desarrollo profesional y sin derechos laborales. Y sin embargo, a la joven y al joven se les exige para su contratación una experiencia que no se ofrece ni durante ni al final de su formación académica.

Aunado a esto, las posibilidades de empleo formal siguen siendo escasas, y las opciones que quedan no son deseables para nadie: informalidad, ilegalidad, crimen. Esto es lo que provoca la exclusión de este sector, el desdén y las promesas vacías con la premisa de que “son el futuro”.

En el México actual se está luchando por generar las condiciones para que ese futuro sea palpable. Es necesario integrar a la juventud desde la política pública para que se hagan cargo del presente. Es preciso dejar atrás la actitud paternalista con la que se les ha tratado: la juventud es capaz, es inteligente y tiene la voluntad para lograr un cambio social desde ahora.

En Zacatecas necesitamos una juventud protagonista que nos guíe hacia el progreso, la libertad, la inclusión y la revolución de las conciencias. No es momento de esperar, es momento de actuar con el pueblo y para el pueblo.