/ lunes 5 de noviembre de 2018

La cancelación del proyecto Texcoco y sus implicaciones políticas

Cuando AMLO decide abandonar el proyecto del Aeropuerto de Texcoco abre una coyuntura en donde caben múltiples interpretaciones, unas con validez transitoria y otras de más larga duración. Vamos a focalizar nuestra atención en éstas últimas sin desestimar las de corto alcance. Se abre un conflicto entre los empresarios del Consejo Coordinador Empresarial, para colocarlos en segundo lugar en relación con otros, los representados por Miguel Alemán Velasco y Carlos Slim; habrá que recordar que el primero dijo que López Obrador era un “fregón” y que valía más la educación de miles de jóvenes que la construcción de un aeropuerto.

Este tránsito donde el Estado deja de representar a un grupo empresarial por otro, de manera abrupta, sin romper con ellos, crea un conjunto de problemas que parecen un escándalo nacional. Unos se resuelven pronto y otros serán una característica propia del nuevo régimen de gobierno que MORENA, (López Obrador) aspira a construir.

El tránsito del Estado para representar a otra fracción empresarial implica crear nuevas instituciones, modificar casi todas las existentes y adaptarlas a un nuevo proyecto político y económico, con un consenso que no tiene ya el gobierno de Peña Nieto, ni el consenso que tenía los partidos políticos como el PAN y el PRD.

Este es, en nuestra opinión, el conflicto principal y de fondo, que aparece ente muchos protagonistas y a la opinión pública como un problema sin pies ni cabeza. Esta apariencia corresponde a un problema real y de fondo, porque dudamos, que la “nueva clase política” lo pueda resolver exitosamente; más aún cuando allí se encuentran muchos actores políticos sin experiencia, otros con cierta lucidez, pero se subordinan a la nueva figura principal y uno los percibe inhabilitados, para resolver problemas de los que depende toda una vida nacional por más de un sexenio.

La realización de esa consulta al margen de la ley, es su principal debilidad y de ella se derivan posiciones igualmente debilitadas; como decir que delimitan claramente la política de la economía, esto es, pretenden separar éste poder público de una parte de la iniciativa privada. Decir que consulta porque se trata de mandar obedeciendo es una afirmación fantasiosa que no corresponde con esa realidad y, además, exhiben poca originalidad.

Los afectados con esta cancelación ya están del lado opositor del presidente electo porque así lo decidió, aunque no haya declaraciones de ruptura de las partes en conflicto. No parece que los empresarios afectados pretendan ser representados por uno o más partidos, porque hoy en día conservan más capacidad de negociación por ellos mismos, que representados por partidos recién derrotados y en crisis interna que no acaban de resolver.

Los miembros de Morena están inhibidos y algunos apelan a vivir con estabilidad política cuando han sido partidarios de todo lo contrario. La dirección nacional del PRI recién se pronunció a pesar de tener algunas razones para no hacerlo: uno, porque están en pleno proceso de autocrítica y dos, porque no quisieran verse defendiendo una iniciativa que tomó Peña Nieto, porque lo consideran un factor de su derrota histórica; sin embargo defienden el proyecto como iniciativa empresarial y no de la presidencia.

Todo lo anterior nos permite ver los precandidatos de Morena y la renovación del Comité Estatal del PRI a la luz de estos nuevos acontecimientos. El PRI estatal se brinca la crisis y se comporta como si todo se resolviera con intensificar la relación con sus militantes. Los precandidatos de Morena tal vez disminuyan su protagonismo por la gubernatura, pero es seguro que novan desistir.


Cuando AMLO decide abandonar el proyecto del Aeropuerto de Texcoco abre una coyuntura en donde caben múltiples interpretaciones, unas con validez transitoria y otras de más larga duración. Vamos a focalizar nuestra atención en éstas últimas sin desestimar las de corto alcance. Se abre un conflicto entre los empresarios del Consejo Coordinador Empresarial, para colocarlos en segundo lugar en relación con otros, los representados por Miguel Alemán Velasco y Carlos Slim; habrá que recordar que el primero dijo que López Obrador era un “fregón” y que valía más la educación de miles de jóvenes que la construcción de un aeropuerto.

Este tránsito donde el Estado deja de representar a un grupo empresarial por otro, de manera abrupta, sin romper con ellos, crea un conjunto de problemas que parecen un escándalo nacional. Unos se resuelven pronto y otros serán una característica propia del nuevo régimen de gobierno que MORENA, (López Obrador) aspira a construir.

El tránsito del Estado para representar a otra fracción empresarial implica crear nuevas instituciones, modificar casi todas las existentes y adaptarlas a un nuevo proyecto político y económico, con un consenso que no tiene ya el gobierno de Peña Nieto, ni el consenso que tenía los partidos políticos como el PAN y el PRD.

Este es, en nuestra opinión, el conflicto principal y de fondo, que aparece ente muchos protagonistas y a la opinión pública como un problema sin pies ni cabeza. Esta apariencia corresponde a un problema real y de fondo, porque dudamos, que la “nueva clase política” lo pueda resolver exitosamente; más aún cuando allí se encuentran muchos actores políticos sin experiencia, otros con cierta lucidez, pero se subordinan a la nueva figura principal y uno los percibe inhabilitados, para resolver problemas de los que depende toda una vida nacional por más de un sexenio.

La realización de esa consulta al margen de la ley, es su principal debilidad y de ella se derivan posiciones igualmente debilitadas; como decir que delimitan claramente la política de la economía, esto es, pretenden separar éste poder público de una parte de la iniciativa privada. Decir que consulta porque se trata de mandar obedeciendo es una afirmación fantasiosa que no corresponde con esa realidad y, además, exhiben poca originalidad.

Los afectados con esta cancelación ya están del lado opositor del presidente electo porque así lo decidió, aunque no haya declaraciones de ruptura de las partes en conflicto. No parece que los empresarios afectados pretendan ser representados por uno o más partidos, porque hoy en día conservan más capacidad de negociación por ellos mismos, que representados por partidos recién derrotados y en crisis interna que no acaban de resolver.

Los miembros de Morena están inhibidos y algunos apelan a vivir con estabilidad política cuando han sido partidarios de todo lo contrario. La dirección nacional del PRI recién se pronunció a pesar de tener algunas razones para no hacerlo: uno, porque están en pleno proceso de autocrítica y dos, porque no quisieran verse defendiendo una iniciativa que tomó Peña Nieto, porque lo consideran un factor de su derrota histórica; sin embargo defienden el proyecto como iniciativa empresarial y no de la presidencia.

Todo lo anterior nos permite ver los precandidatos de Morena y la renovación del Comité Estatal del PRI a la luz de estos nuevos acontecimientos. El PRI estatal se brinca la crisis y se comporta como si todo se resolviera con intensificar la relación con sus militantes. Los precandidatos de Morena tal vez disminuyan su protagonismo por la gubernatura, pero es seguro que novan desistir.