/ domingo 17 de noviembre de 2019

La CEDH está muerta

Con el crecimiento de la demanda de consulta social a través de los portales de transparencia y acceso de los ciudadanos a la información, sobre la conducta de los servidores públicos, es una constante que algunos organismos intermedios cada vez le sirven menos a la población, y más cuando no tienen en su misión vincular sus resoluciones a las sanciones que se puedan preveer en algún ordenamiento legal.

Un claro ejemplo de ello, es la inoperante y casi extinta Comisión Estatal de los Derechos Humanos, que paulatinamente desaparece de la lista de instituciones que puedan velar por los derechos fundamentales de la población.

La comisión de Derechos Humanos de Zacatecas se ha convertido en un ente contrario a su misión y visión debido, fundamentalmente, a que su titular está pensando mas en la trascendencia mediática y no en el fortalecimiento de la institución.

Carece de fortaleza en los instrumentos legales y solo cuenta con resoluciones que no pasan de ser solo recomendaciones que poco trascienden.

La Comisión de Derechos Humanos de Zacatecas debe ser un organismo responsable, confiable, honorable y formador que contribuya a la institucionalización del enfoque de derechos humanos, impactando en el desarrollo integral de las personas, según expresa la visión de la institución; sin embargo, esta condición está muy lejos de ser una realidad.

La Comision adolece de la calidad moral que se requiere para ganar el terreno perdido y buscar que su sola presencia genere respeto entre propios y extraños.

Mucho se ha hablado de la pérdida irreparable que significa el hecho de que a nivel nacional se concretara el ascenso a la presidencia, de la activista y militante morenista Rosario Piedra Ibarra, en lo que mucho hay de razón.

Renunciaron cinco consejeros a la institución y hoy más que nunca queda en entredicho su fortaleza e independencia. Prácticamente asistimos al funeral de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

En Zacatecas estamos en la misma realidad consumada hace poco más de tres años, cuando a la presidencia de la Comisión Estatal llegó la coordinadora Juridica del equipo de campaña de Alejandro Tello como candidato al gobierno de Zacatecas.

María de la Luiz Domínguez Campos fue, junto a Jehú Salas Dávila, la responsable de la defensa jurídica del voto del candidato Tello Cristerna, a la postre gobernador del estado de Zacatecas, lo que sin duda le restó legitimidad y presencia al organismo autónomo por excelencia.

No debe, por tanto sorprendernos la muerte de la CNDH con la llegada de Rosario Piedra Ibarra; en Zacatecas la Comisión Estatal de Derechos de Humanos está muerta desde hace tres años. A menos que nos demuestre lo contrario.

Con el crecimiento de la demanda de consulta social a través de los portales de transparencia y acceso de los ciudadanos a la información, sobre la conducta de los servidores públicos, es una constante que algunos organismos intermedios cada vez le sirven menos a la población, y más cuando no tienen en su misión vincular sus resoluciones a las sanciones que se puedan preveer en algún ordenamiento legal.

Un claro ejemplo de ello, es la inoperante y casi extinta Comisión Estatal de los Derechos Humanos, que paulatinamente desaparece de la lista de instituciones que puedan velar por los derechos fundamentales de la población.

La comisión de Derechos Humanos de Zacatecas se ha convertido en un ente contrario a su misión y visión debido, fundamentalmente, a que su titular está pensando mas en la trascendencia mediática y no en el fortalecimiento de la institución.

Carece de fortaleza en los instrumentos legales y solo cuenta con resoluciones que no pasan de ser solo recomendaciones que poco trascienden.

La Comisión de Derechos Humanos de Zacatecas debe ser un organismo responsable, confiable, honorable y formador que contribuya a la institucionalización del enfoque de derechos humanos, impactando en el desarrollo integral de las personas, según expresa la visión de la institución; sin embargo, esta condición está muy lejos de ser una realidad.

La Comision adolece de la calidad moral que se requiere para ganar el terreno perdido y buscar que su sola presencia genere respeto entre propios y extraños.

Mucho se ha hablado de la pérdida irreparable que significa el hecho de que a nivel nacional se concretara el ascenso a la presidencia, de la activista y militante morenista Rosario Piedra Ibarra, en lo que mucho hay de razón.

Renunciaron cinco consejeros a la institución y hoy más que nunca queda en entredicho su fortaleza e independencia. Prácticamente asistimos al funeral de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

En Zacatecas estamos en la misma realidad consumada hace poco más de tres años, cuando a la presidencia de la Comisión Estatal llegó la coordinadora Juridica del equipo de campaña de Alejandro Tello como candidato al gobierno de Zacatecas.

María de la Luiz Domínguez Campos fue, junto a Jehú Salas Dávila, la responsable de la defensa jurídica del voto del candidato Tello Cristerna, a la postre gobernador del estado de Zacatecas, lo que sin duda le restó legitimidad y presencia al organismo autónomo por excelencia.

No debe, por tanto sorprendernos la muerte de la CNDH con la llegada de Rosario Piedra Ibarra; en Zacatecas la Comisión Estatal de Derechos de Humanos está muerta desde hace tres años. A menos que nos demuestre lo contrario.