/ domingo 21 de noviembre de 2021

La comunicación política y la seguridad

La comunicación Política es una de las herramientas que apuntalan la legitimidad de cualquier decisión, especialmente cuando es de gobierno. La buena comunicación Política aporta transparencia, deriva en confianza social y además rinde cuentas de lo hecho ante la población.

Hoy, desde el punto de vista del poder, en el ámbito de la seguridad, por la convicción de que compartir información te debilita y te hace vulnerable, se prefiere la incomunicación y el secreto, lo que termina en un concepto académico denominado opacidad comunicativa.

En el ámbito de la violencia y la inseguridad suele interpretarse que ante los hechos, los grupos delictivos suelen ganar la comunicación al poder público.

Si lo que vimos esta semana en materia de violencia e inseguridad es la característica de la nueva gobernanza, pareciera que se va perdiendo la batalla, porque la capacidad de comunicar, por el impacto de los hechos, logra los propósitos esenciales de quien provoca el terror.

En contra parte una acción reactiva tardía genera dudas y lagunas institucionales entre la población.

Todo lo que vemos hoy en la comunicación institucional, en cuanto a inseguridad y violencia, de secreto, opacidad e incomunicación ha sido favorable para los gobiernos en otros momentos y en otros tiempos, hoy el mundo del secreto ya no existe.

La globalización y la intercomunicación no sólo es económica y cultural, también lo es en relación a las amenazas.

Con el cambio del fallido secretario de seguridad pública en Zacatecas, por las razones que haya sido, esperamos un cambio en la estructura y en la estrategia de seguridad del nuevo gobierno.

Ser el estado con más homicidios dolosos no es ni con mucho, lo que podríamos imaginar. Debe haber un rumbo claro y no repartir culpas. La tarea es de todos, pero con un sólido liderazgo.

Lo primero que debe plantearse en el cambio de estrategia, que no basta que se cambien las personas, debe ser un llamado a la unidad de todos, no dividir y mucho menos confrontar. Debe haber un acuerdo político y social del tamaño de un hombre de Estado.

Una buena comunicación política en materia de seguridad y defensa de la sociedad, debe romper los modelos y el paradigma de que la seguridad es la que corta nuestras libertades.

Cuando a la sociedad se le cortan las libertades usando el discurso de que con ello estamos más seguros, es falso. Hoy, la violencia entra hasta nuestras casas, no hay seguridad en ningún lado.

En buena medida, todo es responsabilidad de una inexistente política de comunicación en este ámbito. No se puede restringir la información y mucho menos la participación de la sociedad. Necesitamos un nuevo modelo de atención y de comunicación, pero necesitamos un llamado fuerte a la unidad.

La comunicación Política es una de las herramientas que apuntalan la legitimidad de cualquier decisión, especialmente cuando es de gobierno. La buena comunicación Política aporta transparencia, deriva en confianza social y además rinde cuentas de lo hecho ante la población.

Hoy, desde el punto de vista del poder, en el ámbito de la seguridad, por la convicción de que compartir información te debilita y te hace vulnerable, se prefiere la incomunicación y el secreto, lo que termina en un concepto académico denominado opacidad comunicativa.

En el ámbito de la violencia y la inseguridad suele interpretarse que ante los hechos, los grupos delictivos suelen ganar la comunicación al poder público.

Si lo que vimos esta semana en materia de violencia e inseguridad es la característica de la nueva gobernanza, pareciera que se va perdiendo la batalla, porque la capacidad de comunicar, por el impacto de los hechos, logra los propósitos esenciales de quien provoca el terror.

En contra parte una acción reactiva tardía genera dudas y lagunas institucionales entre la población.

Todo lo que vemos hoy en la comunicación institucional, en cuanto a inseguridad y violencia, de secreto, opacidad e incomunicación ha sido favorable para los gobiernos en otros momentos y en otros tiempos, hoy el mundo del secreto ya no existe.

La globalización y la intercomunicación no sólo es económica y cultural, también lo es en relación a las amenazas.

Con el cambio del fallido secretario de seguridad pública en Zacatecas, por las razones que haya sido, esperamos un cambio en la estructura y en la estrategia de seguridad del nuevo gobierno.

Ser el estado con más homicidios dolosos no es ni con mucho, lo que podríamos imaginar. Debe haber un rumbo claro y no repartir culpas. La tarea es de todos, pero con un sólido liderazgo.

Lo primero que debe plantearse en el cambio de estrategia, que no basta que se cambien las personas, debe ser un llamado a la unidad de todos, no dividir y mucho menos confrontar. Debe haber un acuerdo político y social del tamaño de un hombre de Estado.

Una buena comunicación política en materia de seguridad y defensa de la sociedad, debe romper los modelos y el paradigma de que la seguridad es la que corta nuestras libertades.

Cuando a la sociedad se le cortan las libertades usando el discurso de que con ello estamos más seguros, es falso. Hoy, la violencia entra hasta nuestras casas, no hay seguridad en ningún lado.

En buena medida, todo es responsabilidad de una inexistente política de comunicación en este ámbito. No se puede restringir la información y mucho menos la participación de la sociedad. Necesitamos un nuevo modelo de atención y de comunicación, pero necesitamos un llamado fuerte a la unidad.