Inició la cuenta regresiva esta semanapara presentar al Congreso de la Unión la iniciativagubernamental para derogar la reforma educativa “peñista”, incluyendo la evaluación punitiva de los maestros, a fin de conferirle a este proceso, la función formativa que retroalimente los procesos de una enseñanzapública para la dignidad, la democracia y la libertad.
Una vez más la educación pública se ha colocado, como ha sucedido a lo largo de la historia nacional, en el centro del litigio por el control de la Nación y en fuente de tensiones en México y Zacatecas.
Para concretarel aniquilamiento de la reforma educativa del anterior régimen, serequerirá la reforma alos artículostercero y 73 de la Constitución, de la Ley General de Educación, La Ley General del Servicio Profesional Docente y la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.
Se consultará de manera especial a los profesores, columna vertebral de todo sistema educativo exitoso y fundamento de la calidad de la enseñanza, actores maltratados y olvidados por la anterior administración federal y sustituidospor los acuerdos con la partidocracia.
En tanto se conduce y concreta en el país esta reforma (que deberá ser una reforma jurídica, política, administrativa, axiológica y pedagógica), en Zacatecas la educación pública, en todos sus niveles, ha evidenciado en estos días notables signos de crisis y agotamiento, que cuestiona su papel como factor del desarrollo.
La crisis sistémica de la educación
Todavía no digeríamos la amarga noticia sobre los desastrosos resultados de la Prueba Planea 2018, que coloca a Zacatecas en los últimos lugares de aprovechamiento en el ranking nacional, en matemáticas y lenguaje y comunicación, cuando surgieron otros graves conflictos como el relativo al pago de la nomina magisterial, problema que para fortuna está en la ruta de resolución gracias a las gestiones del gobernador Alejandro Tello y de su Secretario de Finanzas, Jorge Miranda, quien ha tenido un fructífero trabajo en el 2018.
Ambos conflictos estructurales, el de los malos resultados académicos y el de la nómina magisterial, nos relatan que la educación experimenta no sólo una crisis coyuntural, financiera y cuantitativa, sino que nos describeuna crisis sistémica integral, profunda, también de calidad, quede no enfrentarla con racionalidad autocrítica, esto nosconducirá irremediablemente a la catástrofe silenciosade la educación en Zacatecas, que podría ser de fatales consecuencias para la economía, el desarrollo pleno y el bienestar de los zacatecanos.
Sobretodo, si consideramos que, sin educación de calidad, no puede haber capital humano calificado, competitividad, innovación, desarrollo y combate a la pobreza.
Los lamentables resultados de la Prueba Planea 2018, los rezagos ancestrales de cantidad y calidad de la enseñanza y los problemas financieros, entre otros asuntos, son una llamada de atención urgente para construir no un acuerdo de coyuntura, sino para forjar un gran pacto de largo alcance a favor de una educación que sirva a la prosperidad de Zacatecas.
Tenemos que sacudir y eliminar, pero ya, de Zacatecas la persistente concepción burocrático/patrimonialista, anacrónica y mercantilista, que pretende ver a la educación como un nicho de negocios para unos cuantos, para las mafias académicas soberbias e insensibles, y no como un bien social al servicio la sociedad. Esto debe terminar.
Pensemos en una educación pública para el buen vivir, para la solidaridad y la democracia. Esto lo ofreció el gobernador Tello. Habrá que acompañar esa iniciativa con trabajo y esfuerzo de su equipo y de la sociedad.
La reforma educativa “peñista”, mientras tanto, ha sido colocada en el patíbulo de su aniquilamiento.